13.- Un cursi empedernido

335 15 0
                                    

En dos semanas habia atravesado la más tonta, estúpida y eterna tortura voluntaria que pudiera existir, yo había sido el único responsable de que un viaje que implicaba algo de romanticismo y acercamiento entre nosotros fuera un completo desastre, terminé por hablarle de mis sentimientos en el baño de un teatro “Vaya Takano eso si que fue romántico” Puse los ojos en blanco y suspire ante la bella imagen que tenía contra mi pecho, el viaje de regreso a la cuidad nos tomaba de 3 a 5 horas, Onodera y yo habíamos hablado un poco, sin ningún tema en particular, pero habíamos hablado. Me conto que se la había pasado bien en el viaje y siendo testigo de sus sonrisas no pude evitar la traición de mi corazón que latía sin control dentro de mi pecho. Estábamos tan cerca en los asientos de ese autobús que sentía vergüenza al imaginar que descubriera ese retumbar dentro de mi cuerpo.

Se sonrojaba a cada minuto ante lo que yo decía, así que podía ser posible que su corazón latiera igual que el mío, quizá ‘¿Latían acompasados?’ “Oye detén un poco la cursilería” Debí imponerme eso ¿De cuándo acá pensaba semejantes tonterías?

Suspire con pesadez una vez más y trague duro al encontrar su cabeza contra mi pecho, estaba profundamente dormido y su respiración me llenaba de una calidez bastante agradable. Era una especie de hipnosis, lo veía así y quedaba paralizado, quería besarlo y enredar mis dedos entre su cabello dejando una suave caricia, pero no sé, sería tan extraño. Giré mi rostro hacia la ventana, me sentía un poco cansado después de que lo hicimos de esa manera en el baño, mi cuerpo había enloquecido y mis impulsos arrastraron consigo todo rasgo de autocontrol. Le hice ‘eso’ en un baño y no había sido tan cuidadoso como en la primera vez. Debí quedarme dormido en algún momento, porque cuando mis ojos se abrieron, reconocieron de inmediato el lugar en el que estábamos, habíamos llegado a la ciudad y estábamos muy cerca de la universidad. Me incorporé en el asiento y rasque mis ojos. Las voces de mis compañeros eran un completo alboroto ‘Beso, beso’ Onodera despertó ante el ruido y ahí presenciamos esa escena, al parecer las cosas se habían solucionado entre Kisa y Yukina, se devoraban los labios y parecían inseparables. Onodera enrojeció a más no poder y lo miré con una sonrisa.

-¿Te incomoda ver eso?

-Es solo que… Lo hacen delante del profesor

-Nah, eso no importa, Miyagi-sensei no se mete en esas cosas

-Pero…

-Onodera… ¿Te molestaría si yo te besará delante de todos y que nos vieran?

-N..no es eso- su voz se entrecorto y encontré algo de vergüenza en su mirada –Es solo que, bueno…

-No es necesario que respondas ahora

Bajamos del autobús, un aura diferente rodeaba a ese par, Kirishima y Yokozawa lucían distintos, mi amigo tenía en su cara ese gesto de ‘sabelotodo’ que lo caracteriza, pero Yokozawa se veía distinto, más tranquilo, más ¿Enamorado? Sonreí ante esos pensamientos y sacudí la cabeza sosteniendo mi maleta. Nos despedimos de todos. Aún quedaban 2 semanas de vacaciones. Debería armar un plan para pasar ese tiempo con Onodera. ¡Oh si! Sí que era un buen plan.

El ruido de las maletas cayendo al suelo me convenció de que era real, al fin habíamos llegado a nuestra casa. Si es que se le puede llamar de esa manera. No lo pensé ni dos segundos, lo envolví entre mis brazos y devoré sus labios con esa ansia que formaba parte ya de mi rutina al besarlo. Me dedicaba a embriagarme con la sensación de sus labios, continuamos caminando sin alejarnos. Di una patada a la puerta para que se cerrara. Tropezamos con la mesa, tenía intenciones de lanzarlo sobre mi cama y arrancarle la ropa, quería sentir su piel, toda su piel sin impedimento. Entramos en la habitación y la ventana estaba cerrada igual que las cortinas. Había un poco de obscuridad. Baje mis manos hacía su cadera presionándola contra la mía. Sus manos recorrieron mis mejillas y abría sus labios suplicando por más. “¿No quería detenerse?” Valiéndome un cacahuate el control sobre mí, llevé mis manos a su trasero y lo apreté como me dio la gana. Onodera rompió el beso y sonrió contra mis labios, respondí con una sonrisa igual o más grande que la de él

Una Loca Historia De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora