| VeINtiOcho |

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—¿Te conozco? —Le preguntó Dom.

Claro que no había pasado tanto tiempo desde la última vez que lo había visto. Quizás unos dos años y claro que el rostro de Keth no había cambiado demasiado, así que lo único que se le ocurría como posible era que Dom estaba fingiendo que no lo recordaba.

El problema era que estaba hablando con él. Y no era sólo el hecho de que Keth lo odiaba y todo, sino más bien que Calum no estaba en esa clase y a él se le hubiera ocurrido algo genial que contestar.

A Keth se le ocurrió esto:

—Te rompí la nariz en un campamento —y por alguna extraña razón agregó—, me expulsaron por eso.

Dom fingió que, por alguna razón, le daba gracia.

—Oh, sí —giró su cabeza hacia la pelirroja que estaba justo al lado suyo, mirando a Keth con expresión extraña.

Ahí estaba el otro problema.

Mae.

—Ella es Mae —señaló—. Mae, él es Keth.

—Lo sé —ella se apresuró a decir. Y sus mejillas se volvieron rojas—. Es decir... Creo que compartimos tres clases y yo, ah, bueno..., ¿eres amigo de Cal, cierto? ¿Calum Frezski?

—Lo soy.

—Gran chico —dijo apresuradamente—. Es bueno en matemáticas y a menudo me dice bastantes tonterías pero es gra...

Frunció el ceño y la interrumpió sin siquiera detenerse a pensar que era de mala educación.

—¿Te dice? —Preguntó—. ¿Habla contigo o algo?

Mae se golpeó la frente con la palma de su mano.

—Ay, mierda.

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