CAPÍTULO 8

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Me quedé pensando unos segundos y al fin fui consciente de la realidad que estaba pasando.

— ¿ No creéis que es muy precipitado? ¿ Y que les digo a mis supuestos "padres" que me vengo aquí? Van a pensar que estoy loca y que no debería haber venido... En fin el sermón— solté de golpe, y me quité un peso de encima.

— Hija, sabemos lo que supone para ti esto y, a decir verdad, tienes razón pero tus otros "padres" entenderán tu situación y sabrán comprenderte. A parte, eres mayor de edad, puedes decidir por tu misma y no te va a pasar nada porque aquí está Smel para protegerte— dijo mi padre

— Tu padre tiene razón, y también tienes que saber que los poderes y dones que tienes son muy poderosos y deberás controlarlos y saber utilizarlos. Empezarás en que Smel te enseñará todo lo posible para defenderte y luego tu tendrás que estudiarte libros y conjuros y sobre todo, cuales son tus poderes y dones. Hasta que no los domines, no podrás salir de aquí, y en ese caso Smel siempre de acompañará.

— Pero, ¿Smel está de acuerdo con todo esto?

— Hija en nuestra familia es tradición casarse con alguien que de verdad amas y Smel ( no se lo digas ) te ha elegido a ti y por eso no le importa todo esto. Solo espero que tu corazón responda del mismo modo y que encuentres a tu media naranja. De todos modos si no te casas dentro de una semana, perderás tu sangre de origen.

Después de soltarme todo el rollo, me dirigí hacia una sala, donde se encontraba Smel y me pregunté cómo sería besar a un vampiro y para ello debía probarlo. Debo admitir que desde pequeña soy muy rara y estoy muy salido por ello hago lo que hago. Soy consciente de que puedo confundir a Smel y tampoco es para tanto, al fin y al cabo no está mal. Me acerco a él sigilosamente, ya que está dormido en una cama muy dura. Lentamente voy hacia sus labios carnosos y suaves y rozan los míos. El placer es tan intenso que no puedo aguantar. De repente se despierta y me ve, entonces me sigue el rollo pero me para por un momento y me susurra:

— Debes saber una cosa

— Lo se, y me parece que siento lo mismo.

Seguimos con los besos y luego pasa a más. Cuando acabamos se inclina y...

— Aura Scivola, ¿quieres ser mi esposa durante toda tu vida?

Por unos instantes me quedo perpleja y cuando recuperó el aliento le respondo.

— Claro que.... ¡SIIII!

En ese momento me saltaban lágrimas de alegría al igual que a Smel y lo celebramos dándoles la noticia a mis padres. Ellos se alegran por nosotros y nos hacen una gran fiesta pero....

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora