14. Mamá tenía razón.

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Asher.

Mi cuerpo se paraliza por dos segundos pero luego, mi siguiente instinto es salir disparado hacia la puerta para volver a abrirla y salir corriendo. Cuando corro hacia la puerta, oigo el maullido de Susie y luego un golpe, eso me hace tropezar pero logro abrir la puerta y aunque salgo, es inútil, Caleb me atrapa en el pasillo. Aunque grito, nadie escucha. Caleb me rodea con su brazo el estómago y me cubre la boca con la mano. Aunque pataleo y forcejeo, él consigue arrastrarme hacia el departamento de nuevo, tirando de mi pelo una vez que pude soltarme de su agarre. Él casi me arranca el cabello al tratar de encerrarme. Cierra la puerta entonces y le coloca la cadena lo más rápido que puede.

Escucho los maullidos de Susie que se alejan. Suspiro aliviado porque no le ha pasado nada y ella se está escondiendo. Chica inteligente.

—¿¡Qué quieres!? —espeto levantándome para volver a la sala con rapidez.

—¿Qué crees que quiero? —Caleb me sigue y toma mi brazo, apretándome tanto que me hace encogerme del dolor—. Vas a empacar ahora mismo tus cosas, nos vamos.

—¿Qué? —intento que me suelto tirando de mi brazo y cuando por fin lo hace me alejo de él hacia la cocina, buscando algo disimuladamente con lo que defenderme—. Estás loco, vete de mi casa, por favor, por lo que más quieras.

—Te quiero a ti —espeta él siguiéndome—. No te molestes en buscar con que lastimarme, Asher, escondí todo —dice, caminando con lentitud hasta acorralarme contra el mesón—. Deberían despedir a ese portero escuálido, no aguanta un tonto golpe en la cabeza ¿Eh? Y cambiar las cerraduras... ¿Creíste que eso detendría a alguien como yo? Muchos años robando autos, cariño ¿O no lo recuerdas?

¿Recordarlo? Acompañar a Caleb a cometer delitos era uno de mis hobbies favoritos en la secundaria. Robar autos, billeteras, graffiti, romper cosas que no nos pertenecían... si estaba con Caleb todo eso parecía valer la pena. Es algo que no quiero recordar nunca, ese Asher que se dejaba llevar y hacía todo por agradar a Caleb... quiero que muera.

—¡No quiero recordar nada que tenga que ver contigo, por favor, desaparece! —espeto.

—Tú eres mío, Asher —él toma en su puño mi pelo y tira de él con fuerza—. Lo fuiste desde que me confesaste que te gustaba y te entregaste a mí, incluso si dejaste que ese viejo bastardo y media universidad te pusiera las manos encima, eres mío... nunca vas a poder olvidarlo, porque siempre hemos estado juntos y así es como vamos a terminar ¿Entiendes? No hay otra opción.

—Caleb, déjame ir, por favor... —a estas alturas, no me queda otra cosa que rogar.

Tengo mucho miedo, mis piernas tiemblan y Caleb sostiene mi pelo con fuerza y mantiene una de sus rodillas entre mis piernas, con su otra mano sujeta mi cintura y su boca baja entonces hacia mi cuello. Y solo recuerdo haber estado así de asqueado una vez en mi vida... y fue cuando ese hombre me puso las manos encima. Jamás pensé que pondría a Caleb a su nivel... pero justo ahora, sintiendo sus labios recorrer mi cuello, solo puedo llorar y soportar las ganas de vomitar.

—Te di a elegir ¿No es así? —interrogó entonces, separándose de mi—. Te dije ¿Yo o Miles? Y te expliqué que habría consecuencias dependiendo de tu respuesta... y aquí están, cariño ¿Lo ves? Eres responsable de esto, tan culpable como yo, así que no llores ¡Maldita sea, me molesta verte llorar, eres tan jodidamente molesto cuando chillas como nena! —él aprieta su agarre en mi cabello y lo sacude una y otra vez mientras dice esas palabras.

De un momento a otro me suelta de forma brusca y retrocede para luego salir de la cocina. Se para fuera de esta y mueve su mano, indicándome que lo acompañe. Lo hago a mi pesar.

Gato callejero |BL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora