Su dulce Yuri tenía apenas unos meses en el inframundo a su lado, podía decir que eran los meses más felices de su eternidad y que cada segundo que pasaba a su lado era incluso mejor que el anterior...sonaba cursi pero poco le importaba a esas alturas.
Despertar temprano con él entre sus brazos, sentir sus besos dulces, escuchar su risa preciosa inundar sus oídos, todo era perfecto y sabía bien que algo pasaría pues ninguna felicidad era eterna, pero al menos se dedicaba a disfrutar de lo que tenía en ese momento.
Le sintió removerse contra su pecho y soltar un gran suspiro antes de abrir sus increíbles ojos muy despacio, su corazón se detuvo un segundo y su alma abandonó su cuerpo para volver casi enseguida, solo para poder poseer los labios de su amor.
Yuri soltó una risa de júbilo al separarse y rodeo su cuello con ambos brazos, atrayéndole para poder besarlo nuevamente.—Bella mañana, esposo mío —murmuró contra sus labios, besándole nuevamente.
—Ciertamente lo es, porque estás conmigo.
Se mordió el labio inferior y desvío la mirada, con las mejillas rojas, deslizó una mano por el cuello de su esposo y acaricio su pómulo con dulzura, peinando su cabellera enmarañada por el recién despertar.
— ¿Que deseas hacer el día de hoy, Yura? —le preguntó con voz suave, baja y muy discreta.
— ¿En verdad quieres saber? —le preguntó, su sonrisa iluminaba su rostro y toda la habitación de pasó.
—Me encantaría.
—Quiero...llevar tu nombre en mi cuerpo, Otabek.
Suspiro, esbozando una pequeña sonrisa.
— ¿No es suficiente llevarlo en tu alma y corazón?
—No, quiero pertenecerte por completo, sin más demoras o retrasos.
— ¿Tan grande es tu deseo que no puedes esperar ni un poco?
—Si, amor —alzó un poco el rostro y tomó sus labios, como una invitación muy tímida pero sin rodeos—. Mi deseo es así de grande.
— ¿Hace cuanto que lo deseas?
—Desde el momento en que supe que te amaba —sonrió, hipnotizado con los ojos de su esposo—. Pero he sido muy cobarde para decirlo, no quería sonar ansioso o mimado.
—Yuri —se inclinó y beso el pequeño hueco en la base de su cuello—. Yo deseo mimarte tanto que nadie más que yo pueda complacer tus caprichos.
Rió apenado y se mordió el labio, cerrando los ojos.
—No hay nadie en esta existencia ni en las que siguen que pueda complacer mis caprichos más que tú —el rojo en sus mejillas aumentó y soltó un suspiro enamorado—. Te pertenezco, Otabek...mis pensamientos solo pueden dirigirse a ti, mi alma y mi corazón te buscan en todo momento deseando poder demostrarte el gran amor que te tengo en todo momento —su sonrisa tímida fue el perfecto complemento para la imagen que le estaba regalando en ese momento—. Y mi cuerpo te busca en la soledad y oscuridad, aunque aún no lleve tu nombre sabe que eres su dueño.
—Mi amor —acaricio sus rosados y suaves labios con las yemas de los dedos—. Sabes bien que tus deseos, son los míos —correspondió a su sonrisa y se apoderó de su boca robándole el aliento.
La piel de su Yuri era suave en todo momento, tenía un delicioso aroma a lavanda y era tan sensible que con las suaves caricias parecía que se derretiría al tacto. Su cuerpo temblaba bajo el suyo indicándole que recorría el camino correcto y se dedicó a amar cada rincón que encontró escondido bajo la ropa de Perséfone.
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Myth
FanfictionEl inframundo era frío y solitario como le había contado su madre, entendía entonces porque el rey de ese solitario lugar lo había llevado con él, y aunque tenía algo de miedo...su corazón le dijo que debía quedarse a su lado. AU/basado en el mito d...