Capítulo 4: Bienvenido.
No hizo falta ni entrar, para sentir aquél olor dulzon tan característico y familiar. Tras entrar por aquella puerta oscura y oxidada no sólo me sorprendió ver las cuatro plantitas dueñas de aquél olor que tanto me agradaba. Había dentro unas 7 personas, entre ellos Humanoide y Lepras, estuve a punto de desencajarme la mandibula al verle ahí, aunque por otro lado no era tan difícil de creerlo -pensé acordándome de su pulsera- uno de los chicos sentados allí me miraba con cara de pocos amigos, no se fiaba de mí, lo sabía. Él que estaba a su lado, como si no se hubiera percatado de que estaba ahí, se esnifó una pequeña carrerilla delante de mis narices, bueno más bien de la suya. ¿Qué demonios? ¿Cómo era posible esto? Se supone que estamos en una clínica de rehabilitación y esta gente se está colocando debajo de sus culos, no tenía sentido. Vi como Humanoide se levantaba y se dirigía a mí.
- ¿Sorprendido, pequeño?- me dijo.
- ¿Yo? Que va, si es lo más normal del mundo, ¿Quién no tiene una pequeña babilonia bajo sus pies? - Dije con un marcado tono irónico.
- Bueno, hay cosas peores.- contestó encogiéndose de hombros.
- ¿Qué hace este aquí? - Preguntó un chaval de mirada acusadora.
- Preguntaselo a él- Dijo mi diosa apuntando a Humanoide.
- No lleva ni una semana aquí, ¿y ya está dentro? Es imposible que le conozcas lo suficiente para fiarte de él. -dijo el mismo chaval que me miraba antes.
- Lo hago, Cristal. Así que chapa la boca que aquí aún mando yo.
- Nos va a delatar. - Añadió el mulato que parecía miembro de la inquisición mirándome.
- No lo hará. Le conozco desde que tenía cuatro años, sé cómo es. - Dijo y sonreí ante tal mentira.- Ahora, tú...- siguió y me señaló- te vienes conmigo. -
Yo le seguí, él llevaba un porro en la mano y tras pasar una puerta de madera me lo dió. A priori dudé pero llevaba toda mi estancia aquí sin probarlo así que no lo rechacé, es más, me faltó tiempo para encenderlo y sentir como mi garganta se impregnaba de humo.
- ¿Cómo habéis montado todo esto? Pregunté señalando el camino por dónde habíamos venido, al ver que no hablaba.
- Ya estaba cuando llegué, lleva ahí unos 30 años, y sigue una jerarquía. Uno es elegido el líder y él puede invitar a gente de la que se fia y sabe que va disfrutar aquí dentro. - Dijo sonriendo.
- ¿Y, cómo sabías que a mí me iba? - Volví a preguntar.
- Hace 11 años, en una de las esquinas de 5points, había un chiquillo escualido, vendiendo. Vino un policía vestido de paisano, y le pilló, logró escapar y se metió por un callejón sin salida, estaban a punto de cogerle cuando un par de gemelos le cogieron por el hombro y le metieron dentro de su casa. No le conocían de nada y le salvaron de una buena, llevaba 300 pavos de mierda encima, no tendría como pagarlo luego.- Cuando lo dijo, me acordé de aquél tipo, al verle sudado y jadeando, yo y mi hermano le cogimos sin siquiera decir nada, siempre pensábamos igual. Pero no podía creer que fuera él. Seguí mirandole confuso. Él siguió.- Era mi hermano pequeño, me contó la historia y fui a buscar a los gemelos para darle las gracias y algo de dinero. Me enteré que eran los hijos de Rubi...- Otro que la conocía, pensé- dejé un sobre a su madre y luego me fui. Al año o así, me enteré de que uno de los gemelos la había palmado y el otro no salía de casa. Fue pasando el tiempo y el nombre de:" El chiflado del 54" llegó a mis oídos, decian que sólo se le veía cuando iba a pillar algo o cuando salía de un hospital. Cuando me contaste lo de tu hermano pregunté por ahí y averigué que eras de 5points, y por tu pulsera supe que eras tú. - Suspiró levemente, mirándome.- Te debía una, pequeño. - Dijo pasando su enorme mano en mi cabeza y despeinándome. Ese gesto en cualquier otra circunstáncia me hubiera molestado, pero en aquél momento, me resultó agradable.
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Último Aliento
HumorSinopsis: Jonny Sanders, un chico solitario sin amigos y con una madre un tanto peculiar con la que apenas habla, entra y sale de los hospitales como si fueran discotecas. Hasta que un buen día es ingresado en un centro de rehabilitación por sus tra...