La tan esperada boda al fin llego: los futuros esposos se morían de los nervios, las alarmadas madres regañaban a todo aquel que cometiera el error de cruzarse por su camino, los padres especialmente Hakim parecían que iban a morir de un coraje y los hermanos de ambos disfrutaban del espectáculo, el desayuno transcurrió fugaz pues las mujeres corrieron a vestirse con sus mejores ropas y los hombres a excepción de Imad se congregaron a admirar los magníficos caballos que Siraj iba a regalar a la futura pareja, él a pesar de su dolor interno lograba mantenerse fiel a su carácter y sonreía socarronamente a los hermanos de Kariima que alababan su regalo – ¡Son magníficos! – exclamo Issam
– Lo sé – insistió Siraj regodeándose y al borde de la risa
– espero que sigas siendo generoso en el futuro – insinuó Kadin
Tanto Hakim como Siraj pasaron por alto aquel comentario, sospechaban el rumbo de sus pensamientos, sin embargo... al menos Siraj seguiría siendo generoso con ellos, si es que demostraran como Imad que eran dignos de casarse con alguna de las que ahora iban a ser dos princesas mayores de Cali – supongo – contesto con la misma sonrisa, pues imaginaba claramente las torturas que emplearía a sus tal vez futuros cuñaditos
– Muchas gracias por el regalo – insistió Kail
– no hay de que, lo hice pensando en la familia... Jaalisa es una de mis hermanas más queridas y su hijo la hace feliz... dos caballos son nada en comparación – contesto restándole importancia al hecho
– Admirable su afición alteza – exclamo Madu
– Muchas gracias – exclamo con sinceridad pues no tenía nada en contra del hombre, solo el bastardo de su hijo era al que deseaba matar – tengo años trabajando con los caballos... así que puedo darme el lujo de regalarle a las personas que AMO – recalco para que Najib lo escuchara – solo lo mejor – y sonrió de nuevo
– en cuanto me percaté del enorme talento que Siraj tenía con los caballos y con el desierto solo me limite a brindarle los recursos necesarios, nunca me he felicitado más por una decisión... solo he recibido halagos acerca de los caballos del joven príncipe... todos en Cali quieren que los visite y guie sus establos
– ¿Enserio? – Pregunto Kamil un poco ofendido – jamás nos lo habías dicho
Siraj se sonrojo violentamente, pero aun así contesto orgulloso – no lo considere necesario
– Como sea – siguió Karim – son magníficos... felicidades y muchas gracias por la consideración a mi hermano
– No hay de que – contesto franco y sereno. Siraj siguió ordenando a los mozos que habían traído a los animales que los limpiaran afondo y les indico a los cuidadores de las caballerizas de Alea los cuidados que debían tener y que era lo que iban a comer el resto de la semana, todos excepto Najib lo veían con fascinada admiración.
Najib parecía querer estrellar sus dientes de tanto apretarlos, el principito de Cali había, nuevamente quedado bien con todos lo único bueno era que Kariima no se encontraba ahí, de otro modo se habría desecho en halagos... tal y como lo había hecho cada que estaba con él desde que ellos se habían peleado, como lo odiaba... al menos ahora él y Kariima perecían evitarse.
Kariima corrió la habitación de su madre para meterse en ese vestido verde que había mandado hacer para la ocasión, esta iba a ser una oportunidad que no iba a desperdiciar... y si ella sola se acababa toda la tela verde de Alea solo para llamar la atención de Siraj lo haría. El resto de las mujeres vistieron de la mejor manera que pudieron, Imad fue arrastrado en contra de su voluntad con su madre y su hermana por los hijos de Ezra y los de Ahrang, ellas se encargarían de mantenerlo intacto, arreglado, pero sobre todo limpio hasta la hora de la boda, no confiaban en el resto de los príncipes de Alea... pero en el que menos confiaban era él, así que resignado se tuvo que limitar a observar a las que hasta ese día eran las únicas mujeres en su vida... Istar le dio varios consejos a su hija... al final los tres, aunque Imad no había ayudado nada, quedaron satisfechos con el resultado.