Capítulo 9. Tentación

7.3K 407 44
                                    

Sábado 15 de noviembre de 2013
[Punto de Vista Julia]
Lo miré atónita. Estaba girado hacia mí completamente, mirándome con ese azul que era capaz de atravesar la pared más gruesa del mundo. Yo seguía con una mano apoyada en la mesa y no había modificado mi postura; no me sentía capaz. Tuve que obligar a mi cuerpo a reaccionar y sentí como el corazón me latía con fuerza. Yo también quería besarlo.
Coloque mi cuerpo de tal manera que quedamos frente a frente y me mordí el labio, un gesto que, sabía, estaba repitiendo hasta la saciedad. Pero no podía reaccionar de otra manera cuando se trataba de Louis. Sobre todo, no podía reaccionar de otra manera cuando se trataba de Louis segundos después de haberme dicho "quiero besarte".
Sus ojos seguían posados en mí y, supuse, exigían una respuesta. Siempre me había considerado una persona sin vergüenzas ni miedos, una persona muy echada pa' alante, pero lo cierto es que en estos momentos estaba bloqueada. Él me tenía paralizada.
Tragué saliva y reuní fuerzas, valor y, sobre todo, hice caso al deseo de saber a qué sabían sus labios.
- Pues... -Tartamudeé-. Hazlo... Quiero decir... No seré yo quien te pare -contesté atropelladamente, exhibiendo media sonrisa.
La suya, en cambio, fue amplia, y se inclinó hacia mí. Pareció, sin embargo, pensárselo antes; o puede que simplemente estuviera preguntándose por qué no me movía ni un milímetro.
Extendió su mano derecha hacia mi rostro y me lo sostuvo con firmeza, sin dejar de mirarme, mientras yo respiraba con fuerza. Se acercó a mí con lentitud y cuando nuestros ojos dejaron de encontrarse los cerré, disfrutando de lo que venía a continuación. Sus labios se posaron sobre los míos y sólo entonces mi cuerpo reaccionó y me incliné yo también hacia él, salvando cualquier tipo de distancia que pudiera existir y dándome verdadera cuenta de lo que estaba pasando entre nosotros. Me aferré a su cintura y sentí cómo colocaba su otra mano sobre mi mejilla, acariciando ambas con sus respectivos pulgares. Su boca se movía con ternura sobre la mía, pero unos segundos más tarde nuestras lenguas jugaban cada vez con mayor intensidad. No nos dábamos tregua; ninguno de los dos la quería.
Hizo descender una de sus manos hasta mi cintura y me instó a girarme hasta que mi cuerpo quedó apoyado en la mesa, de espaldas. Se recostó contra mí, juntando su figura con la mía, sin detener los besos, cada vez más fuertes; cada vez más vivos. Su mano derecha seguía sobre mi cara y yo trasladé la mía hasta nuca, empujándole hacia mí, queriendo que estuviera aún más cerca.
Sólo existía él.
Y el calor abrasante que se propagaba por momentos por toda la habitación y que nos engullía haciendo que nuestros besos fueran, cada vez más, una auténtica bola de fuego.
Los labios me abrasaban. Todo el cuerpo me abrasaba mientras él seguía absolutamente pegado a mí. Sentía su respiración entrecortada sobre mi boca y me pregunté si alguna vez podríamos detener todo eso. No quería, desde luego.
Él, sin embargo, pareció querer repentinamente. Soltó mi rostro y dejé de sentir el contacto de sus labios, por lo que abrí los ojos. Me encontré con ese azul maravilloso que me miraba entre fascinado y sorprendido. ¿Sorprendido? Fruncí el ceño.
- ¿Qué pasa? -Pregunté, sin apenas aliento. Él movía su pecho arriba y abajo con rapidez, dándome a entender que mis besos le habían provocado la misma reacción.
- No puedo hacer esto -su voz apenas fue audible.
Dejé escapar una risita.
- No me vaciles.
- No te vacilo -negó con la cabeza-. Ojala te estuviera vacilando -la seriedad había aparecido, de alguna manera, en su expresión.
- Vas a tener que darme una muy buena razón. Una que sea muy muy muy buena para que pueda comprender mínimamente por qué has parado lo que acabas de parar.
Si de verdad no podía besarme, si de verdad no iba a hacerlo más, probablemente me volvería loca. Quería más. Mucho más. Tanto que... Tanto que no era capaz de definirlo.
Sonrió ante mis palabras y me acarició la mejilla. Su contacto fue como otra llamarada de fuego sacudiendo todo mi cuerpo. ¡Quería más!
- Eres adorable.
Lo respondí con una mueca.
- Adorable por qué.
- No sabes lo de Sam, ¿verdad?
- ¿Qué Sam?
¿De qué me hablaba?
Sonrió de nuevo y se mordió los labios. Alto, alto, alto... Esos labios tenía que morderlos yo. Con esa intención me acerqué a él de nuevo pero me frenó colocando sus manos sobre mis hombros.
- ¿Qué Sam va a ser? -Preguntó riendo-. Sam.
- ¿Qué pasa con Sam?
Cerré los ojos. En serio, ¿por qué me hablaba ahora de Sam?
- Juls, a Sam le gustas.
- ¿¡QUÉ!? -Lo empujé ligeramente por haber dicho esa inmensa tontería-. No, eso es mentira. No inventes. ¿Por qué inventas? ¡No pongas excusas!
Para mi sorpresa, carcajeó. Pues yo no le veía la gracia.
- No te estoy mintien...
- ¡No! -Lo corté-. No, Louis, ¡para!
- No te enfades conmigo, pequeña -pasó sus brazos por mis caderas, colocó sus manos en mi espalda, y me estrujó contra él-. Yo no tengo la culpa, ojala no fuera así.
- Estás mintiendo... -Insistí, mientras recostaba la cabeza en su hombro y cerraba los ojos.
- La culpa es tuya por ser así de... -Me erguí al instante y busqué su mirada-. Así, como eres.
- Oh, Louis...
Me lancé a sus brazos de nuevo y, quisiera o no, lo besé. Al menos, lo hice hasta que comencé a procesar sus palabras. ¿A Sam le gustaba? No podía ser verdad, no podía... ¡¡No!! ¿Por qué? ¿Por qué Sam? ¿Por qué la persona que más me había ayudado en todo este tiempo? ¿Por qué la mejor persona que podía haber encontrado aquí? ¿Por qué mi amigo? ¿Por qué al que ya casi consideraba un hermano?
¿Por qué el amigo del chico que me descolocaba, y me encantaba, y me sorprendía, y me hacía reír y me besaba de esa manera? ¿¡POR QUÉ!?
- Lo entiendes, ¿no? -Separó nuestros cuerpos y suspiré. Cogió mi rostro y se agachó hasta que quedamos a la misma altura-. Es mi amigo, no puedo hacerle esto -giré la cabeza hacia otro lado, resoplando de nuevo, y al segundo me hizo volver a mirarlo-. Ni siquiera sé si he hecho bien en decírtelo, pero creo que te mereces que al menos alguien sea sincero contigo.
- No quiero entenderlo, Louis. No quiero que esto esté pasando. Y, a lo mejor, tampoco quiero sinceridad. Sólo quiero esto -dejé un suave y breve beso sobre sus labios y volví a mantener cierta distancia-. No puedes decirme que no puedes porque...
- Es que no puedo -me interrumpió-. No puedo hacerle esto, Juls. Es mi amigo de toda la vida, no me lo perdonaría.
- Pues lo has hecho -le recordé-. Me has besado. Muy bien, por cierto -sonrió, aunque aprecié cierta tristeza en él-. Es que no me lo puedo creer... ¡Sam! -Lo miré todavía anonadada-. Es mi amigo, Louis, jamás le he dicho nada que pudiera hacerle pensar...
- Lo sé.
- Yo quiero gustarte a ti, no a él.
- A mí me encantas -me quedé muda. Mirándolo simplemente-. Pero no puede ser.
Omití sus últimas palabras y tanteé sus labios. Primero rozándolos simplemente y, después, perdiéndome en ellos de nuevo. Volvió a coger mi cara, acercándome aun más a él, y me devolvió el beso con claridad, acariciando mi boca tal y como ya había hecho. Parecía haberse olvidado de todo lo que me había dicho instantes antes y sonreí confiando en ello.
No me duró mucho la sonrisa.
Poco a poco fue separándose de mí y retrocedió un paso atrás.
- ¿Y si no puedes hacerlo por qué me devuelves el beso, a ver? -Me crucé de brazos.
- Porque eres la mayor y más preciosa tentación que he tenido nunca -abrí la boca ante sus palabras-. Te aseguro que el primero que odia esta situación soy yo. Eres la única chica en mucho tiempo que ha despertado algo en mí. Pero no podemos hacerlo eso. ¿Quieres hacerle daño a Sam?
- Eso es una pregunta trampa. ¿Por qué no me preguntas si quiero que caigas en la tentación? -Propuse.
Ladeó la cabeza.
- Porque ya sé la respuesta.
- ¿Y qué piensas de esa respuesta? -Inquirí.
- Me gusta la respuesta. Y me gustas tú.
El corazón me latió de nuevo a un ritmo frenético.
- En serio, no puedes decirme algo así y pretender que no siga besándote.
- Ojala pudieras seguir haciéndolo -hice intento pero me detuvo-. Juls, tú misma, cuando nos conocimos, me dijiste que Sam era como un hermano para ti. Yo no puedo hacerle esto, pero tú tampoco. Te arrepentirías porque lo quieres.
- Claro que lo quiero, es un amigo -recalqué esas tres últimas palabras-. Y no es un hermano, ya no lo es, a mi hermano no puedo gustarle -dije, de carrerilla-. Así que ya no es mi hermano nunca más.
Estaba enfadada. Con quién estaba enfadada no lo tenía claro, pero lo estaba.
Sólo quería besar a Louis y estábamos hablando de algo de lo que no quería hablar.
- Creo que es algo más, creo que no simplemente le gustas...
Me dio a entender muchas cosas con esas palabras y resoplé.
- Vale, mi vida es una mierda.
Dejó salir de su boca una preciosa risa y después frunció los labios.
- No me hace gracia, en realidad -aclaró.
- Ya te veo...
- ¿Y qué puedo hacer, Juls? Desde que te conocí sólo he pensado en esto -depositó un tierno beso sobre mi nariz-, pero no puede ser. No puedo hacerlo. No soy así.
Definitivamente, había perdido el poco buen humor que me quedaba. Veía a Louis completamente serio, completamente seguro de lo que decía y completamente... Desanimado. Y eso probablemente era lo que menos me gustaba.
- Louis... -Susurré, más para mí que para él.
- Esto va a ser difícil, porque no veo manera alguna de que salgas de mi cabeza si tengo que verte tanto como nos estamos viendo. Pero ahora tenemos un descanso, ¿no? Me voy una semana, quizá cuando vuelva... Esto se nos ha olvidado.
- ¿Cómo quieres que me olvide de esto? No quiero hacerlo -le dije con la más absoluta sinceridad.
Vi cómo inspiraba con fuerza y se pasó la lengua por los labios.
- Te apoyo en una cosa -dijo, de pronto.
- En qué.
- Mi vida es una mierda -reí inesperadamente y pasé una mano por su cuello, volviendo a quedar junto a él-. En serio. Estás aquí y yo también. Y no puede ser.
- Deja de repetir eso o empezaré a tirarte libros a la cabeza.
- Es la verdad, Juls. Deberíamos irnos de aquí, volver con el resto y...
- Como digas "olvidarnos de esto" empiezo con el primer libro.
Sonrió pero recobró la seriedad al instante.
- Lo mejor será que nos vayamos, ¿no crees?
- ¿Tengo que contestar?
Me miró fijamente.
- También es tu amigo.
- ¿Y tiene que seguir siéndolo?
- Bueno, quizá algún día la amistad se rompa. Estaré atento y te llamaré.
¿¡De verdad no podía ser!? ¿De verdad no podíamos encontrar una manera?
- Eres insufrible.
- Y sólo me conoces desde hace una semana, ¡imagínate cuando llevemos un mes! Te cansarías de mí. Créeme, te estoy haciendo un favor cortando esto por lo sano.
Sonreí porque, en realidad, era lo único que podía hacer a su lado. Y porque algo me decía que eso, de momento, era una causa perdida. Estaba seguro de lo que decía.
Y eso le convertía en un buen amigo.
Y a mí me dejaba sin los besos de un chico fascinante.
Acaricié su precioso pelo y me detuve de nuevo en sus ojos, examinándolos muy de cerca. Realmente sentía que no había nada que pudiera hacer en su decisión y, en realidad, tampoco me veía capaz de hacerle algo así a Sam. Ni siquiera sabía de qué manera podríamos llevar eso. ¿Qué se supone que tendríamos que hacer? ¿Vernos a escondidas? ¿Hablar con él cuando apenas Louis y yo nos conocíamos? ¿Y si lo que sentíamos el uno hacia el otro era solamente atracción? Podría acabar yéndose con el tiempo y, tal y como había dicho, acabaríamos olvidándonos de eso.
Eso era lo que él quería.
¿Era eso lo que yo quería?
Repentinamente, me besó, haciendo que todos mis pensamientos se esfumaran. Me concentré simplemente en sus labios saboreando los míos y cuando estaba a punto de perder de nuevo el ritmo de respiración normal... Se detuvo.
- ¿Ese era el último beso? -Pregunté, sabiendo su respuesta.
- Aham. Pero, en realidad... Ha sido horrible. Tal vez deberíamos repetirlo -reí y apoyó su frente en la mía-. El último, ¿eh?
Nuestros labios chocaron de nuevo y aferré su camiseta con fuerza, casi con la esperanza de que ese gesto impidiera que quisiera marcharse.
Definitivamente no, no quería que se acabara.
Pero se acabó. Abrí los ojos y vi sus labios a unos milímetros de los míos. Los acercó de nuevo a mí y volvió a separarse. Repitió el proceso un par de veces más; todas ellas con rapidez.
Como si él tampoco quisiera que se acabase; pero dándome a entender, por la brevedad con la que me besaba, que tenía que acabar.
- El último iba a ser el anterior... -Dije, burlona. Pareció hacer caso omiso a mis palabras y siguió recorriendo mis labios de la misma forma-. ¡Pero deja de besarme! -Reí.
- ¡No puedo! -Soltó una risa él también y se alejó completamente de mí, negando con la cabeza-. Vámonos de aquí.
Extendió su mano derecha y tiró de la mía hacia él. Me cogió en volandas, haciendo que levantara los pies del suelo, y caminó hasta la puerta. Buscando mis labios de nuevo.
No podía rechazarlo así que no lo hice.
Me dejó en tierra cuando llegamos al otro extremo de la habitación y acarició mi mejilla derecha.
- En realidad, no sé cómo voy a olvidarme de esto -susurró.
Abrió la puerta de la habitación y salió al pasillo.
Permanecí inmóvil.
Yo no podría olvidarme de eso.
¿De verdad tenía que hacerlo?
_________________________________________

¿Qué os parece? ¿Qué opinais? :)

¿Qué creeis que va a pasar?

¡Contadme, contadme! :)

Muchísimas gracias por tantísimos comentarios <3 Quiero dedicar el capítulo a tantas personas que ni siquiera sé por quién empezar. En serio, ¡MIL GRACIAS! :)

@LookAfterYou28

ALIVE | Fan-fic de Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora