Capítulo 24. Mentiras

5.7K 286 37
                                    

Sábado 14 de diciembre de 2013
[Punto de Vista Julia]
No había pasado ni media hora desde que salí del cuarto de Zayn cuando me planteaba irme a casa. Algo me estaba taladrando por dentro. La incertidumbre, el malestar, la inquietud, la preocupación. Todos esos sentimientos tan similares se habían adueñado de mí y no me permitían hacer otra cosa que mantener la cabeza agachada y la boca cerrada. Cuando levantaba la vista, sólo podía buscar a Louis con la mirada. Y eso era un error teniendo en cuenta lo que acababa de pasar hacía unos cuantos minutos.
El tiempo había pasado lento mientras esperaba algo que no llegaba: que se arrepintiera de todo lo que había dicho, acudiera de nuevo a hablar conmigo y nuestra no-relación volviera a ser como siempre había sentido que era: perfecta.
A medida que pasaban los segundos, me daba cuenta de que no iba a suceder tal cosa.
Louis se había alejado de mí, llevándose a Harry y a Liam a la otra punta del salón. Él no tenía la boca cerrada, pues le veía conversar constantemente con ellos; pero su cabeza también solía permanecer agachada. ¿Les estaría hablando de mí, de lo nuestro? ¿Se sentiría como me estaba sintiendo yo?
Mi primera intención al salir de la habitación había sido buscar a Judi y aclarar las cosas; la descubrí junto a Emily, que acababa de llegar. Por suerte para mí, como comprendí al instante. No era capaz de mantener una conversación coherente con nadie tal y como me encontraba.
Desde entonces, las dos habían hablado animadas, a mi lado. No entendía por qué permanecía junto a ellas cuando era evidente que Judi no era capaz de dirigirme ni una sola mirada y Emily había desistido de hacerlo. Dejó de insistir tras preguntarme un par de veces qué me pasaba, probablemente porque Judi le había dicho, de alguna manera que no había captado, que me dejara tranquila. Ahora, simplemente, se dedicaban a ignorar mi presencia. Intuí que la razón por la que Judi se estaba comportando de esa manera no era enfado, sino simplemente que no sabía qué hacer o qué decirme al respecto de lo que había visto.
Sam no apareció en todo el rato que estuve allí, y algo me decía que no lo iba a hacer.
Decidí marcharme cuando sentí que todo lo que me rodeaba me iban a hacer explotar.
- Chicas, estoy cansada. Me voy, ¿vale? Ya hablaremos.
Dirigí una tímida mirada hacia ambas, que asintieron de igual manera. Sin decir una palabra más, me alejé de allí. En busca de Louis.
Toqué su brazo cuando me coloqué junto a él y me miró; el disgusto era evidente en su mirada.
- Me voy, Lou...
Leí en sus labios un simple “vale”, sin emitir sonido alguno. Como si tuviera rota la voz. Me estremecí y dejé caer mis hombros. No podía soportar eso.
Pasé un brazo por su cuello y me incliné para poder hablarle al oído.
- Si cambias de opinión con todo esto...
- Juls -pronunció mi nombre haciendo detener la frase que tenía intención de pronunciar y me rodeó con sus brazos, con muchísima fuerza.
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y me dejé abrazar por él. Separé mi cabeza de su cuerpo y busqué su mirada casi con desesperación.
- No voy a olvidarme de ti, por mucho que digas.
Contuve las lágrimas que se habían acumulado en mí durante ese tiempo y traté de sonar segura. Me miró durante unos instantes y después giró la cabeza hacia su derecha, evitando cualquier tipo de contacto conmigo. Sus manos se separaron de mis caderas, donde las había asentado, y retrocedió un paso hacia atrás.
Estaba poniendo distancia entre nosotros. Más distancia.
No lo soportaba. No podía soportarlo.
Por eso hice todo lo contrario. Me acerqué a él, apoyé las manos en su pecho y me puse de puntillas buscando sus labios, sin importarme quién pudiera estar mirándonos ni las consecuencias que podría tener un beso entre nosotros. Frenó mi movimiento, apoyando sus manos en mis hombros, cuando se dio cuenta de lo que quería hacer.
- No, Juls -susurró.
Simple y claro. Me estaba diciendo no. Otra vez.
Dejé escapar un sollozo y fruncí los labios, sin poder evitar que los ojos se me inundaran de lágrimas. Me negué a que él viera eso, por eso me giré y comencé a caminar hasta la puerta con decisión, queriéndome olvidar de todo lo que quedaba detrás de mí.
¿Cómo era posible que en un día se hubiera estropeado todo?

Domingo 15 de diciembre de 2013
[Punto de Vista Louis]
No había pegado ojo en toda la noche. Tenía que pedir perdón a Sam y prometerle que haría lo que me había pedido. Había sido un egoísta y tenía que remediarlo de alguna manera. No tenía que haber permitido que sucediera todo eso entre Juls y yo. Había sido un error.
También pensé en ella. Para ser sincero, fue la persona en la que más pensé. Como desde hacía un mes, en realidad. No salía de mi cabeza, tanto para bien como para mal. Sentía que estaba a punto de perder algo que no debía, ni quería, perder.
¿Lo peor? No había nada que pudiera hacer al respecto. No iba a hacer más daño a nadie.

[Punto de Vista Julia]
Llamé al timbre con la esperanza de que estuviera en casa. No la había avisado de que vendría pero, en realidad, imaginaba que lo supondría. Suspiré mientras esperaba. Había descansado poco y mal. Todo se había torcido de repente y mi ánimo estaba por los suelos.
En realidad, lo que más me preocupaba era esa conversación que estaba a punto de tener con Judi. Principalmente, porque si todo salía mal podía hacerle daño a Louis, y eso era lo que menos quería. Estuviera o no conmigo, él debía estar bien. Siempre.
Judi no mostró asombro alguno cuando me vio al otro lado de la puerta.
- Hola -sonrió ligeramente y eso me dio confianza, aunque estaba segura de que nuestra charla iba a distar bastante de las que solíamos mantener habitualmente.
- Hola, Judi.
Me dio paso y caminé hasta el salón sin que ninguna de las dos dijera nada más. Me acomodé en el sofá y observé cómo se dirigía a la cocina; a por algo de beber, probablemente. Apareció con dos Coca-Colas.
- ¿Puedo preguntarte algo? -Su pregunta me pilló por sorpresa y la miré durante unos instantes mientras me ofrecía la Coca-Cola. Asentí-. ¿Qué sabes de Sam? -Dejé escapar un largo suspiro-. Es decir, sabes lo que siente por ti -permanecí callada-. Y aun así, has estado acostándote con Louis.
- No me he acostado con Louis, ¿de dónde has sacado eso?
- Dos personas adultas que mantienen una relación, porque es evidente que lleváis un tiempo viéndoos, ¿y no se acuestan? -Enarcó una ceja y por primera vez vislumbré su enfado.
- Pues no, por raro que parezca no nos hemos acostado. Él lo ha frenado siempre.
- Él, no tú.
- Sí -contesté con toda la sinceridad del mundo-. Él, no yo.
- Sabes lo que Sam siente por ti pero te hubieras acostado con su mejor amigo -frunció los labios y retiró su mirada de mí-. No me lo hubiera esperado nunca de ti.
- Pregúntame qué siento por Louis -cerré el puño. Yo también empezaba a enfadarme-. Porque parece que a todo el mundo lo único que le importa es cómo se siente Sam, ¿¡pero qué coño pasa conmigo!? ¿Y qué pasa con Louis?
- Mira, Julia, me da igual, ¿sabes? Le habéis mentido, nos habéis estado mintiendo a todos. Ninguno nos merecemos vuestras mentiras, pero sobre todo no se las merece Sam. No tenéis ninguna defensa, no podéis decir nada en vuestro favor. Lo habéis hecho fatal.
Resoplé.
- Ya sé que no lo hemos hecho del todo bien, pero te aseguro que ninguno ha buscado esto. Él siempre ha intentado mantener las distancias conmigo...
- Es evidente que no siempre, porque ayer no había ninguna distancia entre vosotros.
- Se ha acabado -tragué saliva y me mordí el labio, respirando fuerte en un intento por contener las emociones-. Se ha acabado, ¿vale? Te lo prometo. Ayer me dijo que no podía seguir haciéndole esto a Sam y me dejó.
Los ojos se me llenaron de lágrimas en cuanto pronuncié esa frase. Louis me había dejado, había acabado con lo que fuera que tuviéramos y pronunciarlo en voz alta era aún más doloroso.
- ¿De verdad? -Preguntó, incrédula.
- De verdad, Judi. ¿Y sabes qué? Ojala no fuera así. Ojala no lo hubiera hecho. Llámame egoísta, llámame lo que quieras, pero ni quiero ni puedo estar sin él. Y si él no lo hubiera decidido, yo jamás hubiera acabado con esto.
Permaneció callada, con una fina línea horizontal extendida por sus labios.
- No te reconozco -dijo, finalmente-. ¿Qué pasa con Sam?
- ¿¡Qué pasa con Sam!? -Grité, quizá más de la cuenta-. No es el dueño de mi vida, no puede decidir por mí lo que quiero o no quiero. Ni siquiera ha sido capaz de decirme lo que se supone que siente por mí. Él también lleva mintiéndome mucho tiempo.
- Es diferente.
- ¿Por qué?
- ¿Él te hace daño? -Ella también elevó tu tono de voz-. Porque te aseguro que si se enterara de lo que hay entre Louis y tú se retorcería de dolor. Él no te hace ningún daño mintiéndote, igual que no te haría ningún daño si te dijera la verdad. Tú le destrozarías.
- ¿Crees que no me duele que una persona a la que casi consideraba un hermano esté así por mí?
- Sigue siendo diferente. No es el mismo dolor.
- ¿Qué quieres que haga? No puedo cambiar lo que siento. Sam es un amigo. Louis es más, mucho más, muchísimo más. En serio, ¿qué narices quieres que haga?
- ¿Que qué quiero? -Abrió los ojos como platos y se levantó-. ¡¡No mentirle!! ¡No mentirnos a ninguno! ¡Ser sincera con él! Eso es lo mínimo que se merece.
- ¿Y yo no me merezco que sea sincero conmigo? -Yo también me levanté y quedamos frente a frente.
- Julia, por favor, ¿no ves que es totalmente diferente?
- No, veo que sólo sabes defenderle. No estás pensando en ningún momento en mí, ni en cómo me puedo sentir porque, gracias a mi amigo Sam, no puedo estar con el único chico que de verdad me importa.
Nuestras miradas se enfrentaron durante un par de segundos en silencio absoluto. Odiaba discutir, con cualquiera. Pero mucho más con alguien que me importaba tanto como ella. En cualquier caso, no pensaba agachar la cabeza y reconocer mi totalidad de culpa, porque no era así. No era la única que había mentido. No era la única que había sido egoísta.
- Mira, da igual, júzgame todo lo que quieras. Pero, por favor, no le digas a Sam. No por mí, sino por Louis. Porque ha terminado con esto precisamente por él, porque quiere seguir teniendo su amistad. Te aseguro que se ha acabado y que no va a volver a pasar nada entre nosotros. Y no te preocupes, que todo lo que siento por él lo esconderé muy bien donde ni tú ni nadie pueda verlo, así no tenéis que perder el tiempo pensando en lo malísima persona que soy queriendo al mejor amigo de Sam.
- Julia, tampoco te pongas así porq...
- ¿Cómo quieres que me ponga? -Le corté, alzando la voz de nuevo-. Tú deberías entenderme más que nadie. Por muy mal que esté mentir no puedes evitarlo cuando es la única manera de estar con alguien a quien quieres. En realidad, no sé cómo te atreves a darme lecciones de sinceridad cuando Zayn y tú lleváis engañando un año y medio a la persona con la que, se supone, se va a casar.
Resoplé y decidí que me había cansado de reproches. Esquivé su figura y caminé hasta la puerta con la intención de largarme de allí antes de que dijera algo de lo que verdaderamente pudiera arrepentirme.
- Juls, espera -oí tras de mí-. ¡Espera! -Me detuve en seco y me giré con cara de pocos amigos, un par de pasos antes de llegar a la puerta-. ¿Quieres a Louis? -Preguntó, con mucha más dulzura en su voz.
- Empezaba a hacerlo, sí. Pero da igual, se ha acabado.
Me di la vuelta pero sentí cómo cogía mi mano.
- Lo siento... -Dijo, de pronto.
Reí.
- No lo haces.
- Claro que lo hago. Sois mis amigos, los dos. A Louis le quiero como si fuera mi hermano y la idea de que esté como tú no me gusta nada. Igual que no me gusta verte así. Pero no lo habéis hecho bien, no puedo decirte lo contrario.
- ¿Y tú cómo lo haces, Judi? -Pregunté, desesperada.
- Mal -contestó, al instante-. Y ni te imaginas la de veces que me siento una completa mierda. Por eso entre otras cosas te digo todo esto, tómatelo como un consejo.
- No ha sido un consejo lo que me has dado, han sido juicios.
- Vale, perdona. Pero, de verdad, a largo plazo, esta clase de relaciones traen más tristezas que alegrías. Y tú estás a tiempo de dejarlo así que hazlo ahora que puedes y nadie tendrá que hacer daño a nadie.
Reí, de nuevo.
- No hace falta que yo lo deje, ya lo ha hecho él. Y me ha hecho daño. Y probablemente también se haya hecho daño a sí mismo -hice una pausa-. ¿Vas a contar algo de esto?
Pareció pensárselo unos instantes.
- No. Te prometo que no.
Asentí, embargada por el agradecimiento y la tranquilidad de saber que no metería a Louis en problemas.
- Gracias, Judi.
La besé en la mejilla brevemente y, esta vez sí, salí de casa.
Estremeciéndome de dolor.

[Punto de Vista Judi]
Llamé a Zayn en cuanto Julia se fue y le pedí que viniera a casa. Me tumbé en el sofá y cerré los ojos reprochándome, esta vez a mí misma, lo dura que había sido con ella. Tenía razón en que yo más que nadie tenía que entenderla, pero no podía apoyar lo que tenía con Louis porque al final sólo acabaría haciéndolos daño. A los tres. Si Sam supiera algo de eso...
Me cubrí la cara con las manos y traté de buscar una solución para las personas a las que consideraba verdaderos amigos. Conocía lo suficiente a Louis para saber que si no había dicho nada a Sam era porque no quería hacerle daño, pero la mentira no conducía a ninguna parte.
Y precisamente ese último pensamiento que tuve antes de que sonara el timbre fue el que me hizo llamar a Zayn. La mentira no conducía a ninguna parte. No podíamos seguir mintiendo mucho más tiempo.
Su sonrisa se mostró ante mí cuando abrí la puerta. Avanzó hacia delante y cerró tras de sí, dejando luego cortos y estimulantes besos sobre mis labios. Rodeó mi cintura con sus manos y me pegó a él, desplazando su boca hasta mi cuello.
- Parecías preocupada por teléfono... -Susurró, en mi oído-. Vengo dispuesto a hacerte olvidar cualquier cosa.
Quise sonreír pero fui incapaz. Necesitaba sentirle mío, pero, sobre todo, necesitaba hablar con él. Esa era mi prioridad en estos momentos incluso aunque él hubiera empezaba a introducir sus manos por debajo de mi camiseta.
- No, Zayn, vamos a hablar.
Se detuvo sorprendido y me miró. Sí, yo también estaba sorprendida. Era la primera vez que le decía que no de una forma tan clara.
- ¿De qué?
- De cosas.
Cogí su mano y caminé hasta donde minutos antes habíamos estado hablando Julia y yo. Se sentó junto a mí y colocó sus manos sobre su torso, echándose hacia atrás, en un gesto despreocupado.
- Tú dirás.
- No podemos seguir así.
- ¿Así cómo?
- Viéndonos a escondidas.
- ¿Cómo quieres que nos veamos si no?
Eso iba a ser difícil. ¿Por dónde empezar? ¿Cómo decirle que no quería pasarme toda mi vida siendo su “otra”? ¿Cómo decirle que no quería más juegos del escondite, que sólo quería que fuera mío y de nadie más?
- ¿Cuánto quieres que dure esto? -Cuestioné, finalmente.
- ¿A qué viene esa pregunta?
- Respóndeme.
- Dime por qué me preguntas eso.
- Porque no te veo con intención de que esto acabe y no sé si te das cuenta pero no podemos seguir así de por vida. En algún momento tendremos que llegar a algo más o...
- Para -me cortó, alzando la mano. Se revolvió sobre el cojín y se colocó frente a mí, doblando sus piernas-. ¿A dónde quieres llegar?
Suspiré.
- Estoy cansada de escondernos.
- ¿Así, de repente? ¿De repente te cansas de ello?
- No, no ha sido de repente. Llevo cansada desde que empezamos pero nunca hasta ahora me había decidido a decírtelo.
- Pues no lo tenías que haber hecho.
Para mi sorpresa, se levantó y echó a andar hacia la entrada del salón. ¿Se estaba marchando?
- Zayn, ¿qué haces? -Pregunté, levantándome yo también pero sin desplazarme.
Detuvo sus pasos y se giró.
- Sabes de sobra que no quiero hablar de esto.
- ¿Por qué te comportas así? -Fui acercándome a él poco a poco, mientras me observaba sin decir una palabra-. Estás mintiendo a la persona con la vas a casarte y parece que te da igual. Sólo intento...
- Mira, Judi, si tan cansada estás esto se ha acabado y ya está. No quiero charlas ni sermones que para eso ya tengo a Payne, Tomlinson y compañía.
Comprendí su intención de dar media vuelta y comenzar a andar de nuevo pero le cogí el brazo.
- ¿Quieres que esto acabe?
- No, claro que no -dijo, con seriedad-. Pero tampoco quiero que me sermonees. Si miento o dejo de mentir es mi problema, no el tuyo. Yo soy el que se va a casar, no tú. No deberías preocuparte por eso porque es asunto mío.
Abrí la boca hasta el suelo. No estaba entendiendo nada. Y yo me estaba empezando a romper en mil pedazos. ¿Cómo podía mostrar esa frialdad conmigo?
- A mí no me vuelvas a hablar así -dije, con la voz temblorosa.
Solté su brazo pero, con absoluta rapidez, él me atrapó envolviéndome por completo con sus extremidades. Me besó delicadamente en el pelo mientras sentía su fuerza sobre mí.
- Perdona, he sido muy brusco. Pero odio esto -buscó mi mirada y la alcé ligeramente para mostrársela-. No quiero que hablemos, quiero disfrutar de ti -permaneció unos segundos callado y acarició mi mejilla-. ¿Me dejas hacerlo? ¿Me dejas disfrutar de ti?
Asentí, como siempre había hecho; exceptuando el “no” que había pronunciado minutos antes.
Me sentía demasiado frágil cuando pensaba en perderle. No podía hacerlo y si tenía que seguir mintiendo... Lo haría.
Claro que entendía a Julia. La entendía más que nadie.

[Punto de Vista Julia]
Llevaba dos días agotada, extasiada completamente, y estar en el sofá, viendo cualquier tontería en la televisión, era lo único de lo que me veía capaz de hacer. Ni siquiera sabía de dónde iba a sacar las fuerzas necesarias para levantarme mañana e ir al trabajo. Un sitio en el que, además, no me sentía nada a gusto.
El único consuelo que me quedaba es que apenas me quedaban dos días para cogerme vacaciones y viajar a España con mi gente de toda la vida. Allí, estaba segura, podría olvidarme de todo. Incluso de Louis.
Empezaba a caer en los brazos de Morfeo cuando sentí unos golpes en la puerta. Abrí los ojos sobresaltada. ¿Qué hora era? Sin darme tiempo a responder a esa pregunta, fue el timbre lo que sonó. Imaginé que sería Judi. Ninguna de las dos nos habíamos quedado tranquilas después de nuestra conversación, a pesar de que el final no había sido tan convulso como el hilo que la había conducido constantemente.
La sorpresa, e incluso el desconcierto, se adueñó de mí cuando finalmente vi quién era. Louis.
Louis, tan deslumbrante como siempre. Se pasó la lengua por los labios antes de decirme un dulce “hola” y le dejé entrar sin ser capaz de decir una mínima sílaba. ¿Se habría arrepentido de todo? ¿Vendría a arreglarlo? ¿Y si había hablado con Sam?
Con la esperanza que sólo una persona en mi estado podía tener, me di la vuelta y me decidí a mirarle.
- ¿Cómo estás? -Preguntó.
- Bueno... ¿Y tú?
Avanzó hasta mí y las mariposas a las que estaba acostumbrada comenzaron a revolotear en mi interior. El pelo le caía sobre la frente y sus ojos azules sobresalían por la camiseta negra que llevaba puesta. Estaba tan guapo como siempre, incluso más.
- ¿Estás enfadada conmigo? -Negué con la cabeza-. No soportaría que lo hicieras pero, en realidad, sé que tampoco puedo pedirte otra cosa.
- Vamos al salón y hablamos tranquilam...
- No, espera. Sólo será un minuto.
Rompió todas mis esperanzas de golpe y quise darme cabezazos contra la pared. Qué idiota era.
- ¿De verdad no estás enfadada?
Era consciente de que esperaba una respuesta coherente por mi parte, pero tardó en llegar porque tardé bastante en organizar mis ideas olvidando la marea de emociones horribles que, de nuevo, estaba experimentando.
- No estoy enfadada, Louis -dije, finalmente-. Sólo estoy triste. Pero no puedo estar enfadada porque lo que has hecho, aunque me perjudique, supongo que está bien hecho.
- Te juro que lo que más quiero en este mundo es que esto pudiera ser diferente, pero...
- Déjalo. No quiero volverlo a oír.
Agaché la cabeza pero me levantó el mentón al instante.
- Perdóname, por favor -pasó un brazo por mi cuello, atrayéndome hacia él, y yo apoyé las manos en su espalda, disfrutando de un nuevo abrazo suyo-. No quiero que estés triste.
- Me entristece perderte, no puedo luchar contra eso.
- Yo voy a estar aquí para ti siempre, aunque sea de otra manera -susurró en mi oído provocándome un escalofrío.
- El problema es que yo quiero que estés de una manera en particular.
Levanté la cabeza, acomodada en su hombro, y busqué sus ojos. Tardó un par de segundos en inclinarse hacia mí y depositar breves y dulces besos sobre mis labios. Dejé que hiciera conmigo lo que quisiera, apenas me molesté en devolvérselos. Suspiró profundamente después de dejar de besarme y se separó unos centímetros de mí.
- Esto va a ser muy difícil. No estoy seguro de poder alejarme de ti.
- No quiero que esto se convierta en un día sí y en otro no. No cambies de opinión mañana, si quieres acabar con esto hazlo, pero que sea definitivo.
- Pero es que no quiero, Juls -tanteó mis labios, rozándolos ligeramente-. No quiero.
- Pues no lo hagas... -Supliqué, esperanzada de nuevo ante su muestra de debilidad.
- Tengo que hacerlo. No me queda otra.
Cerré los ojos. De verdad sentía que la cordura se escapaba de mí según iba pasando el tiempo.
Estaba segura de que si alguien hubiera contemplado desde fuera todo lo que había pasado entre nosotros, juraría que lo único que estaba haciendo Louis era jugar conmigo.
Apoyé las manos en su pecho y le empujé hacia atrás.
- Entonces hazlo. No me beses más. Ni me mires así.
- No puedo evitar mirarte así.
- Evítalo, de verdad, porque sino vas a acabar conmigo.
- Perdóname...
Asentí.
- Lo mejor es que te vayas.
- Lo sé... -Dejó escapar otro suspiro y avanzó de nuevo hasta mí, acogiéndome entre sus brazos-. Perdóname, de verdad. No sabes cuánto siento que esto sea así.
- Creo que puedo hacerme una idea... -Se separó de mí y se pasó una mano por el pelo-. Por cierto, he hablado con Judi, y no va a decir nada. Puedes estar tranquilo.
- No era lo que más me preocupaba.
Sonreí.
- Claro que te preocupaba. Mucho. Lo sé. Así que puedes respirar tranquilo.
- Juls...
- Louis -le corté-. Vete, de verdad. Ya nos veremos.
Me aproximé hasta él, le besé en la mejilla mientras le abrazaba con fuerza, y le revolví el pelo antes de caminar hacia el salón. No dijo nada más. Ni yo tampoco.
No hacía falta. Él había hecho intento de acabar con todo un día antes y yo acababa de finiquitarlo. Sabía que me arrepentiría por haber sido yo quien pusiera el punto y final a todo eso, prácticamente echándole de casa, pero no estaba dispuesta a que nuestra no-relación se convirtiera en algo que pudiera hacernos aún más daño a los dos. Si él sentía que debía acabar con eso, entonces debíamos acabar de verdad. Definitivamente, como ya había dicho.
Me tumbé en el sofá, tal y como había estado minutos antes, y escuché cómo se cerraba la puerta. Sentí que una parte de mí se iba con él y me abracé a mí misma a falta de otros abrazos.

_______________________

No sé qué decir de este capítulo. Cada vez me cuesta más escribirlo porque cada vez duele más :'( Nunca en toda mi vida como escritoria había tardado tanto en escribir algo. Puede que sea demasiado largo. Especialmente es demasiado doloroso xD

En fin, espero que lo disfrutéis, si es que un capítulo así se puede disfrutar JAJAJA

¡Contadme qué os parece! Porfa :)

Y, sobre todo, espero que estéis todas bien :))

Muchos besos y mucho amor para todas, preciosisisimas <3

@LookAfterYou28

ALIVE | Fan-fic de Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora