Day and Night

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Hanji entró al despacho de Levi con la sensación de que no había hecho más que hacer el tonto aquel mediodía, aunque hubiera sacado algo de información en lo que respectaba a las ausencias de Mikasa. Estaba segura de que aquella noche le iba a caer una gran reprimenda de su parte.

Levi se encontraba sentado en su butaca, leyendo el contenido de un archivo, con el ceño fruncido. La mirada que le dirigió a Hanji hizo que a ella se le erizara el vello, pero su sonrisa no se borró de su rostro. Ella saludó con un movimiento gentil en la cabeza mientras tomaba asiento en la butaca libre, y Levi cerró el archivo y lo dejó sobre la pila de hojas y archivos que había en un lado de su escritorio.

Para relajar sus nervios, Hanji observó el cielo nocturno, que en aquel pudo contemplar un inmenso manto luminoso de estrellas, mientras que la luna brillaba en lo más alto del cielo, irradiando tenues rayos plateados que iluminaban el bosque que se extendía más allá.

Aquel paisaje la embelesaba muchísimo...

Al escuchar un sonoro carraspeo, Hanji se dio cuenta de que había pasado de él... Lo miró fijamente a los ojos, pero aquello sólo parecía ponerla más nerviosa. Sin embargo, poco tiempo después se perdió en sus ojos azules, casi transparentes como las gotas de lluvia, en los que podía verse reflejada.

-¿Y bien? –preguntó Levi al fin, indiferente.

-A-al final Mikasa tenía un tiempo parcial en una tienda de música –Respondió Hanji, sobresaltada.

-Es lo que todo el mundo dice –Señaló-. Pero... ¿Quién ha dicho que sea verdad?

-¿E-eh?

Levi bufó, exasperado.

-Hoy en día es muy fácil engañar a la gente, Hanji... Y al parecer esa mocosa consiguió engañar a todo el mundo, menos a mí. También Eren ha estado ausentándose últimamente, por lo que me resulta aún más sospechoso.

-¿Cuál es la misión? –Preguntó Hanji, más excitada que temerosa.

Hanji me acaba de leer el pensamiento..., Levi sonrió en sus adentros. Al parecer no era tan idiota como él pensaba.

-Bien... Quiero que espíes a cada uno de esos dos y descubras lo que hacen en su ausencia, que los sigas vayan dondequiera que vayan, y que me lo expliques absolutamente todo en la próxima vez que estemos a solas.

Hanji asintió.

-Yo me encargaré de sus respectivos castigos... -La mirada de Levi se oscureció, y Hanji sintió un escalofrío que le recorrió toda la espina.

-¿Qu-qué vas a hacer?

-Tomar medidas drásticas.

Una terrible paliza..., comprendió. Horrorizada, Hanji estuvo a punto de replicar algo, pero Levi no permitió ninguna réplica:

-No voy a permitir que se vayan de rositas mientras nosotros tengamos una misión muy importante dentro de una semana –Masculló entre dientes-. Espero que esta vez sepas hacer bien tu trabajo, Hanji. Ya puedes retirarte.

A Hanji acabó por disgustarle aquella misión, en la que luego el mayor perjudicado sería Eren, por la fuerte paliza que Levi seguramente le proporcionaría. Le había cogido mucho cariño al chico titán, y aunque se escaqueara en estos momentos en que la humanidad realmente lo necesitaba, el castigo le parecía exagerado, hasta injusto.

Resignada, se levantó de la butaca y salió del despacho sin despedirse.

Tras un largo silencio, a solas, Levi dio un leve suspiro. Estaba muy cansado para pensar en consecuencias y en castigos, en reuniones con alcaldes y ministros con el ceño fruncido... Y en Hanji y su rostro apagado.

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