Carta no enviada. Dazai

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"Las promesas nunca se rompen, no tienen fecha de caducidad.Pueden cumplirse o incluso olvidarse, pero nunca se rompen. Cuando prometes algo, no sólo estás ilusionando a otra persona, sino que también algo en ti se llena de esperanza, la cual es difícil de abandonar. Así que, sin importar cuanto tiempo pase, no debemos de ignorarlas, porque son lo más cercano que tenemos a un deseo por cumplir." 

Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que me sentí tan vacío

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Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que me sentí tan vacío. Supongo que fue aquella vez en la que vi como la vida de Oda se esfumaba entre mis manos. Jamás creí que un sentimiento así pudiera existir en mí, mucho menos imaginé que lo viviría más de una vez, pero heme aquí.  

El dolor, la tristeza y la angustia que invaden mi ser son completamente distintos a los de aquella ocasión, porque a diferencia de aquel entonces, hoy sé que estás vivo Chūya, el problema es que es lo único que sé de ti. Estas vivo y lejos de mí. Dime, ¿qué fue lo que pasó? ¿Por qué de repente decidiste alejarte de mí? Dudo mucho que sea para vengarte por todos estos años en los que te abandoné, pero también estoy seguro que decidiste hacerlo porque se trataba de algo serio. Dime, ¿de verdad huir es la mejor solución? ¿Acaso no recuerdas que acordamos solucionar las cosas juntos? 

Siempre haces lo mismo, y eso es algo que nunca he podido soportar de ti. Desde que éramos pequeños buscabas solucionar las cosas a tu manera y a escondidas, tratando de que yo no lo notara en lo absoluto, aunque siempre esos intentos eran en vano. Olvidas que te conozco, y lo hago tan bien que puedo entender todos tus pensamientos con solo mirarte de reojo. 

La última vez que nos vimos actuabas diferente, tu voz trataba de sonar segura, sin embargo, era evidente que pensabas a detalle cada palabra que usabas conmigo. Tus ojos me evitaban, de vez en vez se posaban en mí aunque tratabas de evadirme siempre que tenía oportunidad. Eso es algo que sueles hacer siempre que el miedo y la duda te invaden. Tuvimos una breve charla, después recibiste una llamada y sin más te marchaste. Ha pasado más de un año desde eso.

Fui cientos de veces a tu departamento esperando encontrarme contigo una vez más, pero nunca me abrieron las puertas, poco tiempo después de mi última visita me enteré que ese lugar estaba en venta, así que descarté el ir ahí nuevamente. También traté de hablar con Akutagawa en un par de ocasiones, sabía que él no me mentiría y me ayudaría a encontrarte aunque me equivoqué. Por más que le insistía que me dijera algo sobre ti se negaba y sólo me miraba afligido, como si intentara disculparse por no poder decirme nada. Entendí que todo lo que hiciera  sería en vano, me bastó con intentar acercarme a Kouyou para comprender que nadie tenía permitido decirme sobre tu paradero. Al menos sé que estas con vida.

¿Estarás bien? Porque yo no. Atsushi me ha dicho que últimamente mi apariencia luce descuidada y que incluso debería de ir al médico, es curioso porque él se preocupa por mi vida mucho más que yo, después de todo no tiene sentido que lo haga, soy un caso perdido. Sé perfectamente que no estoy bien y eso es lo que menos me importa. Ahora lo más importante para mí eres tú. Ambos nos conocemos y sabemos que no podemos vivir sin el otro, lo que no comprendo es tu afán por estar separados ahora que ya no hay ningún impedimento. Me gustaría que entendieras que ya no estás solo Chūya, ya no más, así que no tienes que intentar cargar con todos los problemas tú solo. Te ofrecí mi hombro para que te apoyaras en el siempre que fuera necesario y siempre lo haré, sin importar que te niegues a hacerme caso.

Tengo fe de que con el tiempo pienses con un poco más las cosas y decidas volver. No puedo obligarte a quedarte si tú no lo deseas, así que esperaré pacientemente a tu regreso. Sé que volverás a mí porque no hay duda de que estamos destinados a estar juntos y porque aún tenemos varias promesas por cumplir, ¿no es así? 

 Hablando de promesas, yo tengo tres que tú seguramente no conoces. La primera es que no permitiré que nadie te vuelva a lastimar, incluso si ese alguien soy yo, no importa qué pase conmigo, simplemente no quiero que vuelvas a sufrir. La segunda es que permaneceré a tu lado en los momentos difíciles, así que por favor, regresa pronto para que pueda cumplirla. Y la tercera; pasaremos el resto de nuestros días juntos.

Puede que suene absurdo, pero esas promesas más que un trato o un pacto son deseos que quiero cumplir. Deseos que no puedo cumplirlos solo, ¿entiendes?. En pocas palabras, Chūya, te necesito para poder ser feliz. 

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