Carta enviada. Dazai

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"¿Este es el final del inicio o el inicio del final? No lo sé, pero no quiero determe a pensar en ese tipo de cosas sin sentido.
Para mí esa respuesta poco importa porque ante mis ojos, todo inicia y termina en ti."

Mi vida siempre ha sido vacía y eso lo he sabido desde un inicio

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Mi vida siempre ha sido vacía y eso lo he sabido desde un inicio. No importaba cuántas veces buscara darle un significado o cuánto pensara en que algo podría cambiar mi percepción de la realidad, la soledad siempre ha estado presente en mí. Nunca he tenido anhelos, nunca me ha interesado realmente lo que a la mayoría de las personas les gusta y mucho menos me he esforzado en comprender mi entorno. Simplemente he aprendido a vivir con el deseo de morir rápidamente.

Siempre, desde que tengo memoria, he estado solo. Solo en un mundo lleno de gente que aunque viven en un mismo lugar y trabajan en el mismo medio, es ajena e indiferente al resto.  He aprendido a vivir en un mundo rodeado de adultos que si bien te brindan un techo y te alimentan, únicamente lo hacen por conveniencia y para utilizarte, no para amarte o tratarte como familia, usando esa palabra sin conocer su verdadero significado. En ese mundo, mi mundo, siempre he estado solo.

Pero un día, llegó alguien que se atrevió a entrar a mi mundo. La forma en la que lo intentó no fue fácil, pues siempre que trataba de acercarse a mí lo alejaba cruelmente, no permitía que me hablase y mucho menos tocase, si lo intentaba simplemente lo golpeaba. No quería que esa persona entrara a mi mundo porque si lo hacía ya no sería más sólo mío sino que compartiríamos algo en común y eso formaría un vínculo entre los dos, un vínculo que no estaba dispuesto a crear.

El tiempo pasó y por azares del destino ambos comenzamos a involucrarnos más. Fui observando a esa persona, fui prestando atención a cada cosa que hacía y memorizaba cada detalle de ella que me parecía interesante. En el transcurso de los años la conocí y me adentré un poco en su mundo, pero aún mantenía mi distancia, no quería que ella entrara al mío, aunque fui ingenuo con respecto a eso. Sin darme cuenta ella ya había entrado a mi mundo y de la manera en la que menos me lo imaginaba.

Compañeros. Esa palabra definió nuestra relación y hasta ahora lo sigue haciendo. Nos convertimos en compañeros y aunque me negara, no podía hacer nada. Fue en ese entonces que tras trabajar juntos en equipo entendí que ambos nos complementábamos. Sigo sin entender cómo fue que pasó, pero al parecer ella estaba al tanto de mis debilidades como yo de las suyas. Por lo visto también me observaba cada vez que convivíamos, pues esa es mi única respuesta hasta ahora.

Al entendernos y complementarnos formamos ese vínculo del cual huía y evitaba a toda costa. Ese vínculo fue la llave que abriría la puerta a nuestro mundo, el mundo que tú, Chūya, y yo compartimos.

El mundo en el cual el deseo se mezclaba con el alcohol y nos brindaban largas noches de pasión durante nuestra estadía en la Port Mafia, ese mundo que tras mi huida y abandono cambió y se volvió un lugar gris para ti en donde el odio y el dolor invadían tu destrozado corazón mientras que yo aprendía a construirme como persona y a buscar una salida.

Sí, hablo de ese mundo que por un fugaz momento alcanzó la felicidad aún cuando ambos estábamos en diferentes bandos y el cuál se destruyó poco a poco en estos últimos años por nuestra culpa, por el temor que teníamos de herirnos y por el miedo de afrontar la realidad. Ese mundo terminó por desaparecer, pero quienes vivían en él no.

Ahora tenemos la oportunidad de crear un nuevo mundo, en el cual nunca falten los besos de buenos días, los abrazos en cada cumpleaños, las risas a mediodía, el tomarse de las manos, el volverse uno entregándose al amor y sobre todo, en donde nunca falte la compañía del otro.

Sé que este nuevo inicio no será fácil, habrá pruebas difíciles, habrá frustraciones, molestias, peleas y diferentes puntos de vista conforme la marcha, pero después de todo por lo que hemos pasado estoy seguro de que podremos mantenernos unidos.

Dije que mi vida siempre ha sido vacía y lo sigo creyendo. Es vacía cuando no estoy contigo, porque después de todos estos años he llegado a entender que mi vida comenzó aquel día en el que nos conocimos y que sólo puede existir si tú permaneces a mi lado. Pero no tengo de qué preocuparme, ya no más, porque ahora tengo la certeza de que siempre estarás conmigo.

A partir de hoy siempre seremos compañeros de vida, Chūya.



¿Y bien? ¿Les gustó? ¿Se esperaban esta carta en este punto?
Espero y sí porque oficialmente es el final de la bella y trágica historia de amor de estos dos.

Ahora comencemos con los sentimentalismos:
Antes que nada tengo que admitir que no esperaba que algo tan sencillo llegara a gustarle a más de una persona. Nunca tuve la intención de que muchos lo leyeran o si quiera se molestaran en ver la portada pero sorprendentemente fue todo lo contrario. Les agradezco por atreverse a leer esta historia que es tan mía como de ustedes.

Sé que siempre les agradezco por leer y comentar y de seguro ya están hartos de que haga esto pero siento que si no lo hago está mal. De verdad, desde el fondo de mi corazón agradezco cada vista, cada voto, cada comentario y el que hayan seguido la historia hasta este punto.

No saben lo feliz que me hacía, hace y hará el leer cada comentario, aunque fuera pequeño, no importaba. Todas y cada una de sus opiniones son igual de valiosas para mí.

Espero y de verdad les haya gustado porque como dije antes, esta no es sólo mi historia, sino un trabajo que tanto el escritor como el lector creamos en conjunto. Porque sin ustedes yo no me hubiera atrevido a continuar con lo que originalmente era un One-shot y de seguro hubiera quedado en el olvido.

Este es mi primer fanfic largo y el primero que concluyo pero en el futuro tengo varias historias en mente. Espero y nos podamos seguir leyendo en ellas.

Sin nada más que decir, me despido, orgullosa de esto que hemos creado.

-Coxksept.

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