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Empecé a oír voces al cabo de unas horas.Todo lo que había visto hasta ese momento era oscuridad,pero un pequeño haz de luz se coló entre mis párpados como un adolescente ansioso por bailar y beber en la discoteca más famosa de la ciudad. Totalmente desconcertado,comencé a palpar cada parte de mi cuerpo guiado por las incansables ganas de aprender de un niño,aunque el vello que me abrazaba la mandíbula y los genitales era el claro ejemplo de mis diecisiete años. Al instante,multitud de exclamaciones de sorpresa me llenaron los oídos y acto seguido,una voz autoritaria aunque un tanto intranquila le pedía a alguien que se marchara.
Me quedé quieto y escuché.

-¡¡Que coño le va a pasar jooder!!!

Había algo extraño en la forma de pronunciar aquellas palabras. Como si la vida no valiera una mierda sin mí. Como si las entrañas se le salieran por la boca en cada sílaba.

-Tranquilizate Eli,por favor. Los médicos hacen todo lo que pueden. Dejalos trabajar y ya verás cómo todo saldrá bien.

-Quizá todo salga bien.Quizá Hugo se recupere y todo vuelva a ser como era antes.Pero esa posibilidad es la que me está matando, Mamá. Porque todo se puede ir a tomar por culo en cualquier momento.¡Que se puede morir joder!, ¡¿o es que no lo entiendes?!¡Quizás nunca jamás volvamos a verlo!

De repente oí un portazo y luego una persona comenzó a sollozar disimuladamente, a pesar de que no quedaba nadie en la habitación. Eso suelen hacer las personas más fuertes, supongo; llorar en silencio cuando nadie las ve. Porque sus sonrisas quizá sean el único soporte para una adolescente de 15 años que puede perder a un ser querido para siempre. Hay personas que están obligadas a ser fuertes.Pero aún así,nunca han dejado de tener miedo.

-Lo siento tanto, Hugo.

-Señora Sánchez, estoy seguro de que Hugo ahora mismo la está escuchando. Antes se ha movido, por lo que ya debe haber recuperado la consciencia. En cualquier momento abrirá los ojos, pero no debemos forzarle.

Al parecer, sí que quedaba alguien más en la habitación.

-Muchísimas gracias doctor, por todo. Ojalá mi hija fuera más positiva, todo sería mucho menos duro. Aunque en parte la entiendo perfectamente. Han sido inseparables desde que eran pequeños. Me acuerdo que cuando ella tenía 8 años, Hugo se tenía que ir de campamento y sin que nos diéramos cuenta,sacó toda la ropa de la maleta y se metió dentro. No creo que supiera que se estaba jugando la vida para estar con él,pero en cierto modo era así, ¿no cree?
Por más inocentes que sean los actos de un niño, siempre están cargados de sentimiento y sinceridad.

-Tiene usted suerte de tener los hijos que tiene. Y no dude de que seguirá oyendo sus voces durante muchos años.

Lo único que sentía en aquel momento,lejos de cualquier sentimiento de añoranza o de cariño,era confusión. ¿Quien era ese tal Hugo?¿Porque estaba en una habitación con personas tan preocupadas por él? ¿Quienes eran esas personas? Empecé a darle vueltas a la cabeza.A pensar.Y cada vez todo tenía menos sentido.

Me di cuenta segundos después de que aquella mujer había comenzado a  hablarme, se dirigía a mi. Y su voz era tan bonita y estaba cargada de tanto cariño. Me transmitía algo tan fuerte y sin embargo, la confusión siempre volvía a aparecer.¿Por qué?
No se cuanto tiempo estuvo hablandome, quizá horas o solamente unos pocos minutos. En ese momento lo único que existía eran sus palabras, su voz.
La voz de una desconocida.

-Hugo, mi Hugo. Aún recuerdo cuando tu padre y yo elegimos ese nombre. ¿No es precioso?

Hizo una pausa, como si esperara una contestación. A medida que hablaba,su voz se tornaba más frágil. Y se perdía en sus recuerdos, se le notaba. Una profunda tristeza la invadía cada vez más. Hasta que al final tuvo que callar. Yo pienso que después lloró, porque los gritos de su alma no cesaban de atormentarme.
Continuó

-Ojalá te despertaras pronto para verle. Para darle un último adiós. Ya se que no se puede hacer nada por él pero estoy segura de que escuchar tu voz por última vez le curaria, al menos, el corazón. Tu padre era...es un buen hombre. Y te quiere más que a nada. Todos te queremos, Hugo. Mi Hugo. No lo olvides, te lo suplico. Al menos eso no lo olvides. Ahora descansa, cariño.

Y dicho esto, se marchó. Me dejó sólo en aquella habitación. Y aunque no supiera nada de ella, aunque no conociera el rostro de ningún ser humano, eso me dolió. Y aún no me había dado cuenta de la magnitud de la frase que acababa de decir, cuando me vino a la cabeza una imagen. En ella, una niña pequeña me sonreía, muy pilla, dentro de una maleta. Era preciosa, rubia y con los ojos azules.
Fueron simplemente unos segundos,pero bastaron para aumentar mis dudas, mi confusión y sobre todo, dieron paso al miedo.

De repente oí como la puerta se abría y alguien entraba en la habitación a toda prisa. Se quedó un momento observandome y  después noté el calor de sus labios contra los míos.
Me besó. Y eso activó todos mis sentidos. Nunca antes había experimentado esa sensación.

Abrí los ojos justo a tiempo de ver un cabello rubio desaparecer tras la puerta

HUGO (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora