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-¿Qué?Eso es imposible.-la amiga de Emma fue la primera en reaccionar.

-Máx, jurame por lo que más quieras que no me estas mintiendo.

Emma parecía nerviosa y asustada;insegura. Estaba esperando algo, cualquier cosa, que le confirmase que yo estaba despierto para dar rienda suelta a toda su alegría y emoción. Pero yo permanecí muy quieto, escuchando.

-A mi no me digáis nada, ha sido Pablo el que me lo ha dicho.

-Pues vamos a preguntarle.

-¿No sería mejor preguntar directamente cual es la habitación de Hugo?-propuso Danny

Emma contestó casi al instante

-Es prácticamente imposible que nos lo digan

-Pero ¿y si lo hacen? Por probar no perderemos nada y sino, vamos a preguntarle a Pablo. A él seguro que nos dejan ir a verlo, además, pronto le darán el alta.

Las palabras de Max parecieron poner de acuerdo a todos, porque todos asintieron. La última palabra la tuvo Emma.

-Está bien, pero ya veréis como no nos dejaran.

Y dicho esto, entraron todos en el edificio. Cuatro jóvenes, a las tantas de la madrugada, corriendo por los pasillos de un hospital. Yo no sabía muy bien lo que hacer. Por un lado, me tentaba la idea de quedarme alli más tiempo, mirando la luna y asimilando todo lo que había escuchado aquella noche, pero quería descubrir mas cosas sobre mi vida, conocerme aún más. Asi que los seguí en silencio, con mucho cuidado de no ser descubierto. Se pararon en recepción.

-Disculpe, ¿podría decirnos cual es la habitación de Hugo Sánchez?-preguntó Emma

La mujer que contestó era mayor, aunque no mucho, le empezaban a asomar algunas arrugas. Tenía el pelo rubio y una verruga en un moflete. Su voz era amable y un tanto cansada.

-Lo siento chicos, lo último que sabemos es que Hugo está en un estado muy grave. De hecho, solo se le permite a su familia ir a verlo. Ahora mismo están con él. Si sois amigos suyos, siento no poder ayudaros.

-Lo veis- Emma se giró hacia los demás y les susurró, pero siguió adelante con lo planeado. -Si que somos sus amigos y la verdad es que no sabemos que le ha pasado. Si usted nos pudiera decir al menos...-

-Lo siento mucho de verdad, yo solo trabajo en recepción. Tendríais que hablar con el médico que lo esta tratando y esperar que él os lo diga.

La mujer vio el rostro de decepción en aquellos jóvenes y su expresión también cambió, recordando alguna vivencia del pasado. Quería ayudarles a encontrarme, a ver como estaba. Observando todo esto, hasta yo me empezaba a sentir mal, pero no era capaz de descubrirme.

-¿Puedo ayudaros en algo más?

-La verdad es que sí. Otro amigo nuestro esta aquí ingresado. Pablo Delgado. Nos gustaría hablar con él.

La recepcionista se puso a mirar unos papeles rápidamente y aliviada de poder ayudarles, les dijo lo que querían saber.

-Aquí lo tengo. ¡Están a punto de darle de alta! Id a la segunda planta, habitación 203.

-¡Muchas gracias!-contestaron todos al unísono. Y se marcharon corriendo.

Espere a que la recepcionista se diera la vuelta y pase como un rayo delante suyo. Ellos habían ido por las escaleras y me disponía a seguirlos cuando de repente las puertas del ascensor se abrieron y mi madre y mi hermana aparecieron en el vestíbulo. Por un momento todo se detuvo. Me olvidé de Emma, de su amiga, de Danny, de Max, de Víctor...Se me olvidó todo lo que había pasado aquella noche y recordé a mi padre, a mi familia. Porque al fin y al cabo no se muere quien se va, se muere quien se olvida. Y yo perdí a mi padre dos veces. Y ninguna de las dos me dolió. Todos estaban muertos para mí. Todo. Y yo para ellos también.
Ahora estamos todos vivos y aunque tenga un poco de miedo, quiero descubrir cosas. Quiero vivir.

HUGO (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora