Marvel Imaginas

104 - Parker

Peter Parker
a.k.a Spider-Man

Parker arregló la corre de la mochila en su hombro y comenzó su camino hacia su casillero.
En el trayecto de aquello vio tu cabeza cubierta por tus típico gorro de invierno, sonrió pues le encantabas.

Había estado cuestionando su valentía pues se acercaba el baile de fin de semestre, aquello le quitó el sueño durante toda la noche y por fin se había decidido. Lo peor que podía pasar según él era que lo rechazaras sutilmente.

—______ —te llama y tú al verlo cierras el casillero y lo abrazas por la cintura.

—Peter —besas su mejilla ya rosada al igual que las tuyas.

—Me preguntaba si... Yo... Tú —relamió sus labios pues pronto sintió toda su boca seca. —Querías ir... Baile...

—Ay no -una carcajada burlona se escucho en los casilleros continuo. —Dime que no la estás invitando al baile ¿Enserio crees que ella saldría con un perdedor? —el tipo se retiró sin más luego de mofarse de aquella manera.

Peter pestañeo estupefacto y te miró con miedo, tu mirada reflejaba algo similar.

—¿Es cierto eso, Peter?

La barbilla del castaño tambaleó al intentar articular una palabra con su boca. Negó y comenzó a caminar por los pasillos ya vacíos, llegaría tarde a clases y lastimado.

—¡Peter! —escuchó tu voz y aceleró el paso, al doblar en el pasillo sintió tu mano tomar la suya y cerro los ojos por un instante debido a la conducción de tu calor.

Al voltear te encuentras con su mirada mas cristalina que de costumbre.

—No tiene importancia, ______ —quizo retirase pero entrelazas sus dedos con los tuyos y te apegas a su cuerpo.

—Si la tiene, bebé —tus mejillas se sonrojan aún más pues siempre habías querido llamarlo de aquella manera. —Dios Parker fuiste muy lento —tus labios buscaron los suyos dejando un casto beso ahí.

La sangre de Peter se congeló por unos instantes y la emoción le dio la suficiente valentía para rodear tu cintura con su mano libre y besar mas duradero y mas lento el siguiente beso.

—¿Entonces si irás conmigo al bail...

Besas nuevamente sus labios pues la respuesta ya era obvia.
Ambos se sentían tan bien justo ahora, con sus tibios labios juntos y sus anatomías apegadas que desearían haber roto en aquel instante el silbato que resonó por el pasillo.

—¡Oigan ustedes dos! ¡Está prohibido besarse en los pasillos!

Se miraron espantados pero a la vez emocionados, Peter toma tu mano y tira de ella para hacerte correr.