Eran aproximadamente las 10 de la mañana cuando desperté. Al abrir los ojos lo primero que vi fue ver ese rostro angelical, el cual me hizo sonreír.
"Buenos días." me dedicó una sonrisa.
"Buenos días, Justin." hablé. "Me daré un baño." le devolví la sonrisa mientras le guiñaba el ojo.
Sin decir más, quité las sábanas y me dirigí hacia el baño. Giré la llave de la ducha y saqué mi ropa. Me encantaba ducharme, me relajaba. Dejé que el agua tibia cayera sobre mi cuerpo. Miles de pensamientos cruzaban en mi mente, en ellos aparecía el chico nuevo, Justin. ¿Me gustaba? ¿Me atraía? ¿Una ilusión? no lo sé, pero algo causaba en mi.
Salí de la bañera y sequé mi cuerpo. Me cambié y me dirigí hacia mi cama, y encontré a Justin recostado sobre ella.
"¿Qué haces?" Dije confundida.
"¿Te molesta?" Me preguntó. "Ven." volvió a hablar.
"¿Para qué quieres que vaya? Sal de mi cama."
"Ven, no te haré nada." rió levemente.
"Lo sé, idiota."
"Oh, gruñona, ¿por qué me insultas?" remarcó su labio superior con la punta de su lengua.
"No lo sé, sal de mi cama." repetí.
Él me miró a los ojos y borró su sonrisa de su rostro, rápidamente se dirigió hacia mi, tomó mi brazo y me jaló, por lo cual caí encima de su cuerpo. Estábamos a centímetros, podía sentir su respiración sobre mi rostro, mis mejillas se tornaron rojisas. Justin bajaba su mirada, y fijó ésta sobre mis labios, yo hice lo mismo.
"Eres hermosa ¿lo sabías?" Podía sentir el rose a penas de sus labios contra los míos mientras él hablaba. No logré resistirme, dirigí mi mano a su mejilla, cerré mis ojos lentamente y me acerqué a sus labios, para unirlos con los míos en un dulce y tierno beso.
En cuanto sus labios chocaron con los míos, sentí algo en el estómago, no sabía si eran nauseas o las malditas mariposas. Mis latidos comenzaron a acelerarse.
"___ no te ilusiones, él nunca será tuyo." "No lo lograrás idiota, déjalo ya." "¿Qué rayos haces? él sólo juega contigo, tienes cáncer, nunca nadie te querría" las voces en mi cabeza me volvían loca, no lograba saber de dónde provenían, lo único que sabía es que me atormentaban.
Me separé de sus labios y miré a Justin a los ojos por unos segundos. "Sólo juega contigo, tienes cáncer, nunca nadie te querría." La voz volvió a repetir. Mi reacción fue pararme, mirarlo y ya no poder resistir las lágrimas.
"___ ¿Qué te pasa?" Justin se sentó sobre mi cama.
"¿____?" Volvió a decir, ya un poco preocupado.
Sin decir nada, salí corriendo de la habitación dirigiéndome a mi lugar. Una pequeña habitación, cuando ingresé al hospital e investigué, la encontré vacía. Yo quería sentir como en casa, quería que esa pequeña habitación fuera mi lugar. Consulté a los médicos, y me dijeron que podría traer las cosas de mi habitación y colocarlas allí, eso fue lo que hice. Ya han pasado 3 años y aún sigue sirviendo, aún es lo único que me hace sentir bien, hace que me olvide de los problemas, hace que me imagine con 7 años, sana, jugando en mi habitación con mis muñecas. Me imaginaba una vida normal, de una niña normal.