"¿Dónde estoy? ¿qué es este lugar?" me preguntaba una y mil veces. Las personas no me miraban, ellos no me veían, es como si fuera invisible. "¿Qué está pasando?" grité con todas mis fuerzas, y nadie me escuchaba. "¿Alguien me escucha? ¿qué es este lugar?" volví a gritar. No entendía, no sabía que hacía ahí, ni por qué estaba allí, ni donde era, no sabía nada, sólo que yo era como, ¿un fantasma? ¿ángel? No lo sé.
Estaba caminando, tratando de desifrar el lugar, cuando siento la mirada de una joven, delgada y morena, ella se dirigió hacia mi.
"¿Qué haces aquí?" La chica frunció el seño. Se veía preocupada por algo.
"No lo sé, no sé que hago aquí, ¿qué es este lugar?" Respondí con inquietud.
"Aquí vienen los que descienden, te estás muriendo ___." Sus últimas palabras, la chica se hizo humo y desapareció.
"Me estoy muriendo..." Caí al suelo, y comencé a llorar. Nunca valoré mi vida, nunca intenté que la mierda del cáncer saliera de mi, nunca intenté curarme, porque no tenía razones, pero llego Justin y mi vida cambió. No quería morir.
Comencé a caminar sin rumbo, las "personas" si es que eso eran, ni siquiera notaban que estaba allí, era muy raro, yo sentí muy en el fondo que me estaba recuperando, que iba a salir de allí. Lograba escuchar lo que los doctores decían, ellos no tenían esperanzas y si les quedaba, no era mucha.
"Me siento mal, ¿qué me está pasando? Me duele, basta por favor. ¿Qué me están haciendo? ¡No aguanto, joder!" No sabía ni donde, ni qué era lo que me estaba doliendo, sólo que ese dolor nunca lo había sentido, que es mucho peor que te amputen una parte de tu cuerpo sin anestecia.
Todo se tornó oscuro y sentí mi cuerpo chocar contra el suelo. ¿Me había muerto? ¿me salvaron? no lo sabía.
Mis ojos comenzaron a abrirse y lo primero que vieron, fue la mirada de Justin.
"¡___! Joder, ¿estás bien?" Nunca había visto esa sonrisa de alivio y felicidad. Justin tenía la sonrisa más linda, que jamas había visto.
Intenté hablar, pero no pude, me dolían hasta los huesos. Sólo sonreí y observé los ojos del chico que me volvía loca, sí joder, tengo que admitirlo. Este muchacho me encanta.
"Está bien, sé que no puedes hablar. Que susto nos diste, pequeña. ¿Te das una idea de lo que he llorado por ti? No me agradas ¿sabes?" Él rió y posó cada mano a un lado de mi cuerpo. Se acercó a mi rostro y besó suavemente mis labios.
¿Dolor? no lo sentí cuando Justin rosó mis labios con los suyos, podría ser peligroso, pero no quería que se separara de mi.
"Por favor, quédate así, cerca." Mi voz estaba desgastada, por lo que mis mejillas se tornaron rojas, era vergonzoso.
Gemí del dolor y cerré fuertemente mis ojos.
El chico me obedeció y se quedó en su postura. Su mirada chocaba con la mía, era tan placentero...