𝐋𝐞𝐜𝐡𝐮𝐳𝐚.

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-¿Se dan cuenta que dentro de poco ya es Navidad? -Preguntó Seamus mientras se recostaba en el césped.

-¿Esperas a Santa Claus muggle, Seamusin? -Pregutó Lizzie en tono divertido, mientras su cabello comenzaba a tornarse de muchos colores.

Seamus entrecerró los ojos.

-Claro que no, solo quiero comida, ya lo saben.

Los seis amigos nos encontrábamos sentados en la orilla del lago, observando a lo lejos el atardecer. Por un momento, cerré los ojos y dejé que la brisa fresca chocara contra rostro. Me desconecté cinco minutos del mundo, pudiendo estar solamente yo y mis pensamientos.

-Sam, llamado desde Tierra. -Dijo Pad, mientras pasaba una mano varias veces frente a mi.

Pestañé muchas veces y volví a concentrarme en la conversación.

-¿Donde pasarán Navidad? -Preguntó Lizzie, mientras observaba el lago.

-En la Madriguera, como siempre -Respondió Freddie al tiempo que lanzaba una pequeña piedra al lago.

-Con mi papá...o mi mamá, no se. -Seamus se rascó la nuca algo confuso, pero siguió mirando el cielo sin darle mucha importancia.

Los padres de Seamus se habían separado hace bastante tiempo ya. Intentaba turnarse para pasar las fiestas con cada uno de sus padres todos los años, pero aún así, le entristecía la idea de no pasar las fechas familiares al lado de los dos.

-¿Sam? -preguntó Pax-

-En mi casa, supongo.

Me quedé pensando un rato. Esta Navidad iba a ser muy diferente. Sin papá. Solo mi mamá, mis hermanos y yo. Eso me hizo cuestionar si realmente quería pasarlas allí.

...

Desperté pesadamente. Era lunes, no tenía ganas de levantarme. Y mas sabiendo que tenía que asistir temprano a clases.

Me levanté de la cama y observé el cuarto. Pax dormía profundamente y Lizzie ya no estaba en su cama.

Fui hasta el baño y tomé una ducha. Luego me puse mi túnica, me peiné y bajé por las escaleras.

Saludé con la mano a Marcus, que se hallaba sentado en uno de los sillones.

-¿Vienes a desayunar? -Le pregunté.

Él tan solo negó rápidamente con la cabeza.

-Estoy esperando a alguien.

Tenía curiosidad por saber quien era ese alguien. Estaba segura que era una chica. No le quería insistir, sabía perfectamente que el me lo diría cuando estuviese listo.

-Está bien, nos vemos. -Salí de la sala y caminé hasta el Gran Comedor. Al llegar, localicé rápidamente a Lizzie y me senté con ella.

Un sonido se escuchó, y muchas lechuzas entraron volando como casi todas las mañanas.

Una de las lechuzas mas pequeñas del montón, dejó una carta a mi lado. La tomé con ambas manos e inhale el tan familiar perfume. El de mi mamá.

''Mi pequeña Sam: Ya sabes que se acerca Navidad, necesito saber si tu hermano y tú van a venir para Nochebuena. Cory dijo que se iba a a quedar en Durmstrang.

Envíame la respuesta apenas la tengas. Los quiere, mamá''

La firma de mamá se encontraba al final del pergamino.

No sabía si ir a casa a pasar la Navidad nos haría bien a Max y a mi. Pero tampoco quería dejar a mamá sola. No iba a dar una respuesta precipitada.

Apenas vi a Max salir del comedor, corrí hasta el.

- ¡Max!

Él frenó y giró. Siempre me asustaba lo muy parecido que era a nuestro padre. Los grandes ojos claros y el cabello casi rubio.

-Sam -sonrió- ¿Que sucede?

Le alcancé la carta y él la tomó con ambas manos.

-Huele a mamá -rió un poco antes de leerla. Luego me la volvió a entregar y negó. -Dile que yo no iré, pasaré Navidad aquí.

Al parecer, notó que me había disgustado.

-¿Acaso nunca se te va a pasar? No puedes estar toda la vida desconfiando de ella.

-Si papá no está, no pienso ir. -Dijo fríamente y se fue din decir nada mas.

A Max le habían contado la verdadera identidad de mamá, antes de que Elliot desapareciera. Yo fui la primera en saberlo, luego Max, y a Cory no le han dicho aún.

El pequeño Max siempre quiso ser como nuestro padre. Valiente, guapo y atrapar muchos mortifagos, a los que le tenía mucho disgusto. Al enterarse de que su propia madre era mortifaga, nunca volvió a ser como antes. Comenzó a desconfiar, no solo de Pansy, sino de todo el mundo.

Miré la carta un largo rato y la guardé en uno de mis bolsillos, intentando pensar cómo le diría a mamá que ninguno de sus hijos iba a pasar Navidad a su lado.

...

Me senté bajo un árbol frente al lago. Las manos ya me sudaban por sostener mucho tiempo la carta. No sabía como responderla. Y tampoco sabía como explicarle que mi hermano ni siquiera podía verla.

-¿Qué haces?

Reconocí esa voz. Giré y vi a Freddie sentarse a mi lado.

-Buscando una respuesta para esta carta.

Hizo una mueca.

-¿Intentas suavizar una dura respuesta?

Asentí con la cabeza. Él tomó la carta y la leyó. Después que terminó, le expliqué la situación.

-Ya veo... -me miró- ¿Quieres distraerte un rato? Te sentirás mejor y podrás responderla bien, ya verás.

Volví a asentir.

-Creo que es una buena idea. -Miré al chico que se levantaba y sacudía su ropa.- ¿Que propones hacer?

Estiró su brazo para ayudarme a levantar.

-Algo divertido, ya veremos.

Samantha. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora