Confesión: Las palabras ni se acercan a describir como me siento ahora mismo.
No se que es más deprimente. El hecho de que intentase matarme, o que fallé.
Fallé.
Fallé.
Siguo aquí.
¿Por qué sigo aquí?
Mi madre está convencida de que estoy loco, de los cinco días que he estado aquí, mi padre ha venido al hospital un total de dos veces, y estaba con el móvil todo el tiempo. Mi hermana pequeña me tiene miedo, y ninguno de mis amigos ha venido a visitarme ni siquiera han llamado.
Tenía un presentimiento de que así sería, si todo el mundo supiera lo mal que estoy.
-No entiendo porque estás tan en contra del centro de rehabilitación Sunshine Valley- mi madre susurró furiosamente a mi padre.
Ya me lo podía imaginar. Mi madre con lágrimas en sus ojos por la millonésima vez en esta semana, mirando a mi padre— quién preferiría estar de vuelta con su móvil, sacando toda esta situación de los periódicos; que discutir si necesitaba rehabilitación. Alegando que debían poner su hijo en algún hospital mental porque tiene miedo de estar sola con él.
-Necesita ayuda mental- continuó, su voz se rompía al final.
Esa es la cosa, no quiero ayuda.
Quiero estar muerto.
-Ningún hijo mío está loco. él no se irá a un sitio de locos, no puedo tener esa basura bajo nuestro nombre- cerré mis ojos con más presión aún, a la vez que oía sus pasos acercarse.
Sentí una mano puesta en mi frente suavemente.
-Fallé como madre- una humedad se apoderó de mi cara mientras mi madre lloraba sobre mí.
Sus lágrimas bajaban por mis mejillas y mi cuello. Estaba ahí tumbado, sin atreverme a abrir mis ojos.
-Lávate. Las enfermeras van a venir pronto para mirar sus constantes vitales. Tu maquillaje se está corriendo- la voz grave de mi padre comentó sin emoción.
-Vale- respondió, con voz rota. Su mano se retiró de mi frente y pronto oí los tacones de diseñador de mi madre irse de la habitación.
Sentí la presencia de mi padre erguirse sobre mí, mirándome. Tomé hondas respiraciones y dejé pasar el oxígeno por mi nariz, para parecer que estaba durmiendo.
Oí los latidos de mi corazón . Llenaban mis oídos casi con un ritmo fijo. Justo después empecé a sentir mi corazón junto con los latidos. Mi pecho moviéndose arriba y abajo con cada respiración. Pulmones expandiéndose y desinflándose.
No me di cuenta de que mi padre seguía ahí hasta que oí su móvil sonando.
-Hola amor, no puedo esperar para verte esta noche- habló en un rasposo susurro. No se por que, no es como si no supiese que tiene una aventura con su asistenta.
Mientras que mi madre ha estado aquí— cagada de miedo por mí, mi padre ha estado buscando la ocasión para llevar más lejos su aventura. Creo que esta se llama Tanya, tiene veinticuatro años, y le gustan los hombres casados y con dinero.
Estoy seguro de que mi madre tiene sospechas, pero yo preferiría ignorar la situación. Es tan odiosamente obvio que no entiendo como puede ignorarlo. Noches hasta tarde en la oficina, viajes de negocios que no son viajes de negocios, y una asistente que se viste como si intentase satisfacer los sueños calientes de cualquier hombre. Lo intentó con migo una vez, pero buitres rubias con más tetas que cerebro no son mi tipo.
Mi padre se rió entre dientes hacia el móvil, lo que es algo raro ya que mi padre nunca se ríe. Y por que suena como un hombre calvo de ochenta años que está más borracho que una cuba y que lleva camisas sucias con pantalones cortos.
La puerta se abrió y los tacones de mi madre volvieron a sonar por la habitación hacia donde yo estaba y mi padre se levantó.
-Vale, recuerda traer esos documentos a la reunión de hoy por la noche. Vale, te veré luego- Se aclaró la garganta y habló profesionalmente antes de terminar la llamada.
-¿Otra reunión?- mi madre volvía a sonar como ella siempre lo hacía.
-Si, Sonya y yo tenemos que hablar sobre otros negocios.
-El recital de Hadley es hoy por la noche. ¿Puedes por favor quedarte con Everest hoy mientras estoy en el recital?
Mi padre se aclaró la garganta. Algo que suele hacer cuando no aprueba alguna cosa.
-No, te tienes que quedar. Lo que tengo que hacer en la oficina es muy importante.
-Hadley ha estado con Susan toda la semana, casi no he visto a mi hija. Tengo que ir a su recital. Estoy segura de que prefiere que vaya su madre a que vaya su cuidadora. He estado en este hospital toda la semana, necesito salir. Esta es tu segunda visita; todo lo que pido es que pocas tu trabajo de lado y te quedes con él una noche.
Habla de mi como si estuviese inestable, y que pudiese asesinar a todo el hospital si alguien no tuviese un ojo puesto en mí.
-No necesita a alguien que le viile. Ve al recital y yo iré a trabajar, y así va a ser.
Horas más tarde y estoy solo.
Pero así es como quería estar.
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Saving Everest
Teen FictionDesde fuera Everest Finley lo tenía todo. Una guapa novia, una familia rica, la posición como quarterback, popularidad y una buena apariencia. Pero eso es desde fuera, y nada es lo que parece. Everest Finley intentó suicidarse, lo que dejó a...