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-Votad a Nami Lynn para presidente de último curso- me dio un flyer y una pirueta.

No había mucha minoría en este colegio, pero Nami estaba en ese poco. Nada la impedía subir la escala social del instituto. Su minoría no estaba en la lista de cosas que quería. Era presidente de casi todos los clubs, y sus notas eran impecables. Nani Lynn era una persona que parecía que su vida estaba en orden.

La miré mientras le tirándole una pirueta a la cabeza de Nash- Vótame puta.

Nash se frotó la cabeza mientras que Cara le mandaba una mirada asesina a Nami.

-Pareces tensa. Deberías masturbarte con un cuchillo algún día, estoy segura de que eso te relajaría cariño- Nami le sonrió con dulzura a Cara, que tenía una expresión de horror antes de irse.

Me reí por lo bajo y metí mi pirueta y el flyer en mi bolsa.

Voy a votar a Nami, no es como si no fuese a ganar. Ha ganado los tres años anteriores.

Recogí mis cosas de mi casillero con una sonrisa en mi rostro. Estaba de buen humor sin ninguna razón.

Puede por que quedaba poco para la hora de la comida

-Woah, ¿es quién pienso que es?- Oí alguien llevando mi atención al final del pasillo.

Capucha gris.

Everest.

Pero en vez de tener su típico pelo bronce, el pelo estaba de color negro. ¿Se había teñido el pelo? Su rostro se cubrió cuando ponía su mochila en el casillero.

-Hola Everest- Martha Summers, una de las animadoras del grupo de Cara. Su pasó la lengua por los labios y le envió una sonrisa coqueta.

Se giró y dijo- ¿Qué es lo siguiente, pintauñas negro?

No la podía ver desde el ángulo en el que me encontraba , pero otras personas tenían una mueca sorprendida.

Los ojos de Cara casi se salen de las órbitas y a Nash se le veía sorprendido.

Quería ver lo que estaba pasando pero sonó la campana para la comida y estaba verdaderamente hambrienta.

Tras haber estado esperando en la cola por dos minutos, oí a Nami mientras se ponía al final de la cola.

-... Y luego le sacó el dedo del medio, y le preguntó que se el negro se vería bien en esa uña- se rió junto con su mejor amiga Tiffany.-

La risa de Tiffany se oyó por toda la cola- Fue super gracioso, su cara se puso de seis tonos de rojo. Nunca me imaginé que Everest podía ser maleducado.

-¿Estáis hablando de Everest? ¿Soy la única que cree que su imagen de "badboy" le sienta bien?- Otra voz femenina se juntó.

No podía creerme lo que estaba oyendo. Everest sacándole el dedo de en medio a alguien era un tema muy tabú.

¿Everest siendo un badboy? Un pensamiento aún más extraño.

Cogí mi agua y me dirigí a mi lugar. Cuando abrí la puerta de la biblioteca su característico olor atravesó mis fosas nasales. Sonreí instantáneamente a como los rayos del sol atravesaban las ventanas. Era un hermoso día de otoño y no podía parar de sonreír.

Me senté en la mesa de siempre y saqué la bolsa marrón de papel antes de que pasase algo que nunca olvidaría.

-¿Estás perdida?- la voz era entremadamente ronca. Y casi me caigo de mi silla. Nunca nadie viene a la biblioteca del ala este. Así que oír una voz en una biblioteca sombría era suficiente para que me cagase de miedo.

Dejé mi sandwich y empecé a correr hacia la puerta antes de ver a Everest salir de detrás de una estantería.

Me paré y le miré fijamente. Parecía confundido mientras miraba su nuevo pelo. Bajé mi vista a los agujeros de sus orejas. Lo que quieran que sean se ven dolorosos.

Estaban tan diferente.

Sentí un picor en mi garganta a la misma vez que el humo entraba en mi nariz. Bajé mi mirada al objeto que estaba en la mano de Everest.

¿Cuando empezó a fumar?

-¿Holaaa?- preguntó un poco molesto. Llevó el objeto que soltaba humo a su boca y soltó el humo. Era ligeramente bella, la imagen me refiero, no el riesgo potencial de tener cancer de pulmón.

-Fumar no es bueno para ti- salió de mi boca y me abofetee mentalmente.

Me miró raramente por un segundo antes de responder- Tampoco lo es intentar matarse, pero no me paró.

Lo volvió a llevar as su boca y el humo revoloteó a su al rededor. Su mandíbula se presionó mientras el humo volaba hasta que desapareció.

-¿Estás perdido?- pregunté

-¿Huh?- cerró los ojos dejándolos en una fina linea, y su boca se quedó un poco abierta.

-Me preguntaste si estaba perdida, pero siempre he estado aquí. No soy la que estoy perdida, lo estás tú.

Bajó la mirada al suelo antes de subirla a mi rostro. Sus ojos penetrantes encontraron los míos e hicieron que temblase un poco, antes de que saliese una risa de su boca.

-Supongo que soy el que está perdido aquí.

Y en ese momento me di cuenta de que estaba hablando con alguien, no solo alguien, con Everest. El chico más popular del colegio. Everest, el chico que intentó matarse, el chico con los ojos tristes.

Noté las arrugas debajo de sus cejas y quise hacer algo.

-Mi nombre es Beverly y vamos a ser buenos amigos- Me dirigí hacia donde se encontraba y extendí mi mano. Mi corazón sonaba en mis oídos mientras esperaba que respondiese.

Miró fijamente a mi mano antes de sujetarla y saludarnos- Mi nombre es Everest, y ni de caña.

Esto va a ser un poco más difícil de lo que pensé.

Saving EverestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora