Confesión: No me importa estar fuera de casa por el mayor tiempo posible, para no volver a casa.
Paré en El Sótano, pero Mikey se iba a pasar la semana en casa de su padre. Y ahora estoy parando en la calle Bisklin porque no se a donde ir. Conduje por la calle arriba y abajo tres veces hasta que me decidí a entrar en el pequeño cafe.
No se me pasa por la cabeza si Beverly esta en su turno o no, mientras me acercaba al pequeño restaurante. Lo más cerca que estoy de la puerta lo más que aumenta mi batalla interior. Se que me invitó a que viniese, pero no creo que se refiriese tan pronto.
Crucé el pavimento mojado y abrí la puerta. El calor del local me rodeó instantáneamente. Lo primero que llamó mi atención era una chica cantando suavemente en el escenario, tocando la guitarra. La mayoría de los clientes estaban sentados solos escribiendo en sus ordenadores, pero había unos pocos que estaban tomando una taza de cafe con un amigo. El sitio olía a miles de especias.
Me calmaba.
-Ala, ¿quién es el guaperas?- me giré y lo primero que vi fueron dos chicas que eran idénticas. Ambas compartían el gen del pelo rojo, pero era claro que una de ellas tenía el pelo un poco más oscuro que la otra.
La gemela con el pelo más oscuro me sonrió con astucia. Ella era el zorro yo la gallina.
-Hola, soy Rose.
La gemela con el pelo más claro se quedó atrás y me sonrió antes de girarse y darle dos toquecitos a una rubia que se parecía mucho a las gemelas. Un chico con una barba muy larga que estaba al lado de la rubia, se giró para mirarme.
Los ojos y las miradas me molestaban. Me sentía como si me estuviesen violando el derecho de ser visto como una persona normal. El cambio de miradas de admiración a odio es increíble.
-Everest- ni si quiera solté una mirada falsa como suelo hacer. Mis labios se quedaron en la fina linea en la que estaba y estoy seguro de que mis cejas se arquearon.Una pequeña tos entró en la habitación, la pequeña tos fue tan discreta que si la habitación no hubiese estado tan silenciosa no la habría escuchado.
-Viniste- me giré y vi a Beverly sonriendo, incluso sus ojos se iluminaron y no podía entender el porque.
Salió de detrás del mostrador hacia mi. Sorteó a cuatro o cinco personas y cuando llegó a mi me envolvió en un caluroso abrazo.
Me tensé inmediatamente.
-¿Conoces a este tío?- el zorro pregunto. Una pregunta bastante graciosa por el echo de que Beverly no me conoce.
-Si, va a mi instituto y le invité a pasarse- habló tras dejar de abrazarme, un poco decepcionada de que no la hubiese devuelto el abrazo.
El hombre de la barba le dio unos golpecitos en el hombro y se rió fuertemente.
-Buen trabajo Betty, trayendo clientes.
¿Betty?
Su cara se tensó a la misma vez que murmuraba su verdadero nombre, pero creo que fui el único en darme cuenta.
-¿Oye no estuviste tu en las noticias por...?- la gemela del pelo más claro empezó a decirme, sus ojos buscando mi respuesta.
-Poppy no puedes preguntarle a la gente cosas así. Él no podía ser el chico que...- Rose la cortó, lanzándome una mirada de disculpa.
-¿Intentó matarse? Si, ese fui yo- corté al zorro, mi secados me sorprendió.
Sus labios formaron círculos, pero Beverly solo me miraba fijamente. Me estoy fijando en que lo hace mucho. Pero no me molesta tanto como que los demás lo hagan, sus ojos no juzgan, solo son curiosos.
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Saving Everest
Teen FictionDesde fuera Everest Finley lo tenía todo. Una guapa novia, una familia rica, la posición como quarterback, popularidad y una buena apariencia. Pero eso es desde fuera, y nada es lo que parece. Everest Finley intentó suicidarse, lo que dejó a...