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11 de Marzo del 2008

Antigua casa de Ray.

Cheryl limpiaba mi cara con un algodón mientras yo me quejaba del dolor. Habíamos llegado hace más de media hora y ella sólo me decía durante todo el camino que no debía haber hecho lo hice. Sabía que era verdad, quizás no debía haberme metido en un pleito pero no podía dejar que la lastimasen.

Ella pasó el algodón por mi ceja y me quejé.

—No estaría haciendo esto si no te hubieses peleado con esos chicos, Ray—me dijo y acarició levemente mi mejilla. La miré y noté cómo en sus ojos reflejaban un poco de tristeza, me sentí culpable por eso.

—No me hubiese peleado con esos chicos si ellos no hubiesen abierto sus bocotas—respondí—. Ellos no volverán a insultarte Cheryl, no estando yo a tu lado. Lo prometo—ella me miró con una sonrisa y pasó el algodón húmedo por mi labio inferior—. Eso arde—escuché como rió y mi corazón latió más rápido de lo normal. Su risa era lo más bonito que había escuchado en años.

Estaba en mi quinto año universitario a punto de cumplir los veintidos cuando la conocí, ella era mucho más joven que yo y estudiaba otra carrera por lo que todos decían que seguramente no iba a suceder nada entre nosotros. Tenía esa necesidad de protegerla y estar siempre con ella, la quería en mi vida y me había prometido que eso iba a pasar algún día.

—Quítate la camisa—me dijo, me ruboricé un poco y mi mente empezó crear una historia en donde tal vez yo terminaría besándola, así como pasaba en las películas.

—No sabía que ahora estudiabas enfermería—le dije de broma. Ella negó riendo.

—Quítate la camisa, Ray.

—Bien, pero no me hago responsable por cualquier pensamiento impuro que pase por tu mente al momento de hacerlo—me reí viendo como ella se sonrojaba un poco en las mejillas y pensé que era lo más lindo que había provocado en ella. Me quité la camisa y volteé para que ella pudiese ver si había algo en mi espalda.

Sentí un leve escalofrío al sentir las yemas de sus dedos deslizarse por mi espalda y tuve la necesidad de voltearme y besarla, oh vaya que quería besarla. Cheryl permaneció un rato sin hacer nada, debí pensar que estaba viendo los moretones en mi espalda por las veces que me caí al suelo en la pelea.

Había hecho lo correcto en defenderla, no sólo porque me gustaba y no quería que nada la hiciera sentir mal sino también porque era una mujer y a las mujeres se les debía respetar y si un hombre no era lo suficientemente capaz como para entender eso, debía hacérselo saber, por las buenas o por las malas.

—Tienes una linda espalda—dijo, volteé rápido al verla y ella se sonrojó—. No sonó tan mal en mi cabeza.

Reí y acaricié su mejilla con ternura, ¿qué pasaría si la besaba? ¿Se ofendería y me rechazaría?

—Cheryl—dije sin pensarlo, ella fijó sus ojos en los míos para luego dirigirlos a mis labios—. Me gustas—confesé, sabía que ya no había vuelta atrás pero ella debía saber lo que sentía. Me sorprendí cuando me sonrió y confesó que yo también le gustaba.

¿Qué debería hacer ahora? ¿Besarla?

—Lindos labios—me dijo como si hubiese leído mis pensamientos.

—Puedes besarlos si los deseas—sólo eso hizo falta para que ella se acercara a mí y me besara.

Fue ese día en el que supe que Cheryl era el amor de mi vida y eso nadie podía cambiarlo. 

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gg regresamos xd

Locked AwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora