Anabelle Rodríguez es una de recién graduada abogada, una dulce joven de 22 años con muchos sueños por delante y grandes ganas de triunfar.
Fernando Escalante, exitoso abogado de 28 años, dueño de unos de los bufete más famosos de New York, sin escr...
Me acerco a la chica de la recepción, es castaña con sonrisa agradable, espero que podamos llegar a ser amiga o por lo menos tener una buena relación de trabajo.
- Buenos días, bienvenida al bufete Escalante&James.¿En qué le puedo ayudar?- me dice de manera educada, empezamos bien, me agrada.
- Hola, buenos días, estuve la semana pasada por una entrevista y me aceptaron, hoy es mi primer día, me llamo Anabelle Rodríguez.- contesto con voz segura, aunque por dentro sea un desastre tembloroso por la emoción.
-Oh, sí, felicidades. Ya el señor James la está esperando en su oficina, piso 5. Tome el ascensor que está a su izquierda. Bienvenida, y espero que disfrute trabajar con nosotros.-
-Muchas gracias, nos vemos luego entonces.-
-Por supuesto, a la hora de comer si quieres ven, y almorzamos juntas, por cierto, mi nombre es Elizabeth, un gusto.-
-Me parece genial, al rato te veo entonces, me voy, estoy algo atrasada, muchas gracias.-me despido y me apresuro al ascensor.
Entro en el ascensor cuando está a punto de cerrar, menos mal un señor lo detuvo justo a tiempo, debo darle las gracias, de no ser por él tendría que esperar a que el ascensor regresara para poder subir.
Volteo a darle las gracias al amable señor y me encuentro con una mirada azul intensa, y esa mirada tiene por dueño a un espécimen ejemplar, que guapo es este hombre. Bien Anabelle, cierra la boca, no babees y dale las gracias, no es difícil, me dice mi subconsciente. Retiro mi mirada de sus hermosos ojos, de otra manera, no voy a poder articular palabra alguna.
-Muchas gracias, por poco y no llego.-le digo con voz apenas audible.
-Sin problema señorita, ¿a qué piso se dirige?-me pregunta con voz gruesa y segura, aunque amable, extraño, no tiene pinta de amable.
-Al piso 5, debo reportarme con el señor James, es mi primer día de trabajo.-
-Bien, también me dirijo a ese piso. Felicidades, y dígame ¿señorita...?.-interroga mi nombre sin decirlo.
-Anabelle señor, Anabelle Rodríguez.-
-Oh, bien señorita Anabelle, ¿será la nueva asistente del señor James?-bien, es curioso, supongo que no estará mal responderle.
-Sí señor, seré su nueva asistente.-en ese momento se abren las puertas del ascensor, que indica que llegamos al piso 5.-Bien, llegamos. Gracias de nuevo, ¿señor..?.-Quisiera saber su nombre, no sé si lo volveré a ver, pero al menos sabré como se llama.
-Perdón, que mal educado, Fernando, un placer señorita, suerte en su primer día, aquí nos separamos, espero volver a verla.-oh, sí, yo también lo espero.
-Un gusto señor Fernando, que tenga un buen día.-Me da un último vistazo y se va por un pasillo que queda a la derecha.
Que guapo ese hombre, Dios lo hizo muy concienzudamente, no perdió detalles en él.
Observo a mí alrededor y me acerco a la misma puerta donde me realizaron la entrevista, en ella se lee el nombre de Oliver James, toco la puerta, y espero a que me den permiso de entrar para abrir la puerta.
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¡MALDICIÓN! Creo que me acabo de enamorar, que mujer más hermosa. Y será mi nueva asistente, el idiota de Oliver no me advirtió de esto, estoy una semana afuera por negocios y las cosas se descontrolan, me las va a pagar el condenado, sabía que Eugenia se iba a retirar y estaban buscando un reemplazo, pero no me esperaba este tipo de reemplazo, esto será una tortura. Tuve que desviarme del camino para no seguir babeando detrás de esa chica, joder que ojos tan hermosos tiene, y son enormes.
¿Tendrá novio? Sí, es lo más probable, no creo que existan idiotas que dejen escapar a semejante mujer, aunque si tiene novio sería un problema, me gusta esa mujer y no sé cómo, ni cuando, pero será mía, no se me va a escapar.
A pesar de lo que piensan de mi o lo que dicen, que soy "el soltero y mujeriego" más deseable, es una total mentira, si he tenido mis aventuras, escuchen mujeres existen necesidades, todos las tenemos, o ¿ustedes no? Soy un hombre fiel y de palabra, siempre dejo las cosas claras, si tenemos una relación bien, soy todo tuyo, ni mirare a otras, si es solo aventura, fue un placer conocerte y ya, manteniendo las cosas simples. ¿Por qué nos enrollamos? No vale la pena.
Ingreso en la sala de descanso del piso, y saco mi teléfono de mi pantalón, debo llamar a Oliver y saber que está haciendo con mi bella Anabelle, si es muy pronto, pero soy optimista, la voy a conquistar.
Uno, dos, tres, cuatro repiques, y me cae el contestador, que estará haciendo el idiota de Oliver que no contesta, intentare otra vez. Esta vez al tercer repique me responde.
-Hola colega, ¿qué pasa? Estoy algo ocupado aquí, ¿podemos hablar luego? Espera... ¡Oh, si Anabelle! Que buena eres en eso, eres gusto lo que estábamos buscando, sigue así... -suena muy emocionado y se escuchan risas de fondo, una hermosa risa femenina llama mi atención, que rayos está haciendo este idiota con Anabelle.-sal por ahí, y al final del pasillo lo encontrarás.-Bien nada comprometedor por lo que veo, aun así...
-¿Me puedes explicar que rayos estás haciendo?-No puedo evitar que mi voz suene más dura de lo que pretendo, Oliver no es ningún santo, y sé que no dudara en querer llamar la atención de Anabelle, es un oportunista, debo detenerlo.
-Entrenando a nuestra asistente colega, acaba de salir de la oficina, es un bombón, tienes que verla, tiene un cuerpo de infarto.-Suelta como si nada, que cabrón.
-Oliver, te voy a agradecer que respetes a NUESTRA asistente, no quisiera que huyera tan rápido de nosotros, la necesitamos, solo aléjate de ella, ¿entendido?-fui sutil, bien, no me delate.
-¡Uy! Ya vino el aburrido con sus consejos de moral, si está bien anciano, me portare bien. ¿Algo más? ¿Cuando llegas, no deberías ya de estar aquí?
-Sí, ya voy para allá.-y cuelgo. Bien, le puse un alto a Oliver con Anabelle, puedo estar tranquilo.
Salgo de la sala de descanso y me encamino a la oficina de Oliver, en el camino no veo rastro de Anabelle... Bien, en algún lugar debe estar, debo enfocarme, es hora de empezar a trabajar.
