Capitulo 9

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Marinette se destransformó al llegar a casa. Tikki salió disparada de los aretes de la chica y fue a caer a sus manos.

–¿Tikki? –Preguntaba Marinette confundida al ver a la criatura roja en sus manos–. Pero... Perdí el otro arete...
–Con razón... –decía la pequeña sobándose la cabeza.
–¿De qué hablas? ¿P-por qué estás aquí si perdí el pendiente?
–Bueno, Marinette. El Maestro Fu no te avisó pero yo te lo diré; yo, como ahora soy tu kwami te acompañaré hasta que me regreses al Gran Guardián.
–¿Qué...? P-pero ¿y el arete?
–Solo perdiste uno, no los dos, aún sigo aquí.
–Okay, pero ¿ahora que le diré al Maestro? No logré recuperar el miraculous.
–No te preocupes, Marinette. Ahora que ya sabes quién es Le Paôn podrás recuperarlo.

Marinette sonrió y empezó a caminar lentamente hacia el jardín trasero de su casa cuando empezó a llover. La chica disfrutaba cada gota que caía en su cara y en su vestido ya dañado; acababa de pasar una de las mejores noches de su vida, todos los recuerdos regresaron a su mente, el Maestro Fu, los kwamis, los miraculous... El encontrarse con aquel chico del bosque y bailar con él, con el Príncipe.

En medio de todos esos pensamientos, logró escuchar unos chillidos y voces quejándose que provenían de un carruaje que venía tras ella; eran Tremaine y sus hijas.

La peliazul corrió lo más rápido que pudo hasta llegar a su casa y con suerte logró llegar antes.

–¡Ladybug! –la llamaban Lila y Chloé.
–Tikki, escóndete –dijo Marinette, acto seguido la kwami se escondió detrás de unas ollas debido a que estaban en la cocina.
–¡Ladybug! ¡Despierta, holgazana! –gritaba Chloé dirigiéndose a la cocina –¡Té y un plato de galletas!

Marinette jadeando respondió.

–¡Bienvenidas! –decía Marinette tratando de ocultar las ollas donde estaba Tikki.
–Te ves muy alegre –dijo Lila con cara de asco.
–Y mojada –completaba la rubia.
–Ahhh, ehhh... Caminaba por la lluvia para... animarme... Je –decía la peliazul mientras que las hermanas se sentaban en la mesa frente a ella.
–Típico.

Marinette se fue rápidamente por el té y un plato de galletas como le habían pedido.

–No nos comunicamos por palabras, nuestras almas se encontraron –le contaba Chloé a la peliazul.
–Exacto, la mía y la del príncipe –decía Lila interrumpiendo a su hermana. Marinette solo les sonreía falsamente–. La tuya estaba comiendo en la mesa –dijo la castaña dirigiéndose a su hermana.

Tremaine se quedó en la puerta viendo a las tres chicas sentadas.

–No lo viste bailar conmigo –dijo la rubia con intenciones de enfurecer a su hermana.
–¡Ja! Bailar contigo –decía Tremaine entrando para sentarse–. ¡Ni siquiera habló contigo!
–No fue nuestra culpa, madre –dijo Lila aún con cara de disgusto está vez hacia el té–. Fue de esa chica.
–La Princesa misteriosa disfrazada de mariquita –decía Chloé contándole a Marinette.
–¿Una...Princesa misteriosa? –conteniéndose Marinette–. Vaya, que divertida idea –dijo y se levantó de la mesa con su taza para ocultar su sonrisa.
–No era una princesa –decía con tono un poco celoso la Sra–. Era una entrometida petulante que fue a humillarse a sí misma.
–¿Ah?
–Una vulgar chiquilla apareció en el baile –le contaba esta vez Tremaine a Marinette–, y sin compañía además. Horrorizados la vimos lanzarse hacia el Príncipe.

Marinette se mordió el labio y comenzó a recordar cuándo bailaba con Chat y una sonrisa apareció en sus labios, por suerte estaba de espaldas así que su familia no la pudo ver.

–¡Y él aceptó bailar con esa horrenda! –dijo Lila aún asqueada.
–¿Si? –Marinette se metía cada vez más en sus recuerdos.
–¡Si!... Agh, no puedo creerlo –seguía la castaña.

La Cenicienta •Miraculous Ladybug• [AU] CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora