Capitulo 10

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–¿Se puede saber cómo lo supo? –preguntaba el Gran Duque.
–Una andrajosa mucama que trabaja para mí sabe perfectamente sobre nuestro plan –dijo seria Lady Tremaine.
–Con que la "Princesa misteriosa" es en realidad una plebeya, y aparte, la portadora de los miraculous de la destrucción...
–Así es –seguía fríamente Tremaine–. Y sabe de nuestro plan...
–¿No le ha dicho a nadie?
–Ni a mis propias hijas...Y así espero conservarlo
–¿Me está sobornando?
–Si –dijo riendo casi tétricamente Tremaine.

Después de unos segundos pensando el Duque respondió:

–¿Que desea?
–Requiero ser nombrada Condesa, también requiero matrimonios convenientes para mis dos hijas.
–Hecho. ¿Y qué hará con la chica?
–¿Ella? ¡Ja! Esa chica tendrá que darme sus miraculous quiera o no. Después de eso... ya no será de importancia.

[• • •]

–¿Está seguro de eso? –preguntaba Adrien mientras se encaminaba al salón del trono, el Capitán y el Gran Duque lo seguían detrás.
–Claro que si, Majestad –le respondía seguro el Duque–. La chica solo se desvaneció.
–Se desvaneció por una razón, talvez alguien le impide que hable –seguía el rubio mientras se sentaba.
–No pierdas las esperanzas, Adrien –dijo Nino acercándose al lado del rubio.
–Al contrario, piérdala y adquiera sabiduría –interrumpía el Duque–. El Pueblo quiere garantía de que el Reino está seguro, de que el Rey tiene una Reina y de que habrá un heredero –decía caminando de lado a lado caminando en frente del Príncipe–. Quieren enfrentar el futuro con certeza.
–Y por eso hagámoslo seguro –decía el ojiverde serio–. Seré el nuevo rey y deseo buscar a la princesa misteriosa, aunque ella no quiera que la busquen, tengo que verla otra vez.
–Pero si no aparece, por el bien de su Pueblo, tiene que desposar a la princesa Kagami, por el bien del Reino –dijo acercándose al Príncipe el Gran Duque.

Después de pensarlo unos segundos Adrien tomó una decisión.

–Muy bien, hecho.
–Pero... –Nino volteó a ver a su amigo, cuando cruzaron miradas el moreno comprendió la situación y volvió a quedarse callado.
–Pero redoblará esfuerzos –debatió Adrien.
–Si, Majestad. Lo haré, lo prometo –dijo retirándose del salón con una sonrisa.

[• • •]

El pequeño arete fue llevado a cada rincón del reino con el fin de que la verdadera se transformara, visitando a toda doncella de clase alta o baja y, todas las clases intermedias.

–¡Oh! ¡Ya llegaron! –decía emocionada una panadera al ver al Capitán, al Duque y a los guardias llegar.
–Usted primero, señora –señalaba el Duque a la panadera.
–Oh, está bien. Lo intentaré –la señora se acercó–. Oh, les suplico que tenga cuidado, mi oreja está un poco hinchada e-estuve--

Los guardias se desmayan al ver la oreja.

–Ehmmm, es la levadura. Je.

El Gran Duque cumplió su palabra, realizo todo esfuerzo por demostrar al principe que la princesa misteriosa había desaparecido.

–Soy yo. ¡Soy yo! ¡SOY YO! ¡ES MIO! –decía una chica gritando y dando saltitos como mera loca.
–No lo eres –decía serio el Duque.
–SI SOY YO.
–No lo eres.
–¡ES MIO!
–No, no es tuyo.
–YO SOY LA PRINCESA MISTERIOSA.
–Dámela ya.
–¡AY, NO! NO SE LA LLEVEN.
–Quitenle el arete –ordenó.
–POR FAVOR, NO SE LLEVEN EL ARETE. ES MIO, EN SERIO.

La Cenicienta •Miraculous Ladybug• [AU] CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora