Odio, amor y viceversa.

¿La chica en llamas?

HOLA! ¿Qué tal? acabo de terminar este capítulo :D es el más largo hasta el momento creo, espero de todo corazón que les guste, voten y comenten. los amo demasiado, en serio ;3

Carriepatuconsumo.   (leer al final porfis.)

Todo el camino de regreso a casa estuve pensando en eso.

“Que pases buenas noches”.

¿Cómo pasó eso? ¡¿cómo demonios pasó eso?!

Jace jamás, nunca, ni en sueños había tenido una sola palabra amable conmigo. Lo único que se me ocurre es que haya quedado trastornado por trabajar tan duro. Porque lo admito. Él  trabajó duro.

Cuando iba por la mitad de camino me sobresaltó el timbre de mi móvil y casi me doy en las narices con el parabrisas.

Saqué mi móvil de mi bolsa, que indicaba que Phoebe me llamaba. Dios, esa chica podía estar horas con el teléfono en la oreja.

-Phoebe, te dará cáncer si sigues hablando por teléfono a este ritmo.- le dije en lugar de saludarla.

-Paige, comprendeme. he soportado a esa bruja el viernes y hoy también.-contesto suplicante.

-Está bien, ¿qué quieres Phoebe?-suspiré.

-A mi háblame bonito.-refunfuño. A veces era tan infantil. Al igual que yo por supuesto.

-A ver mi niña, ¿Qué quieres cosita?- le dije hablandole como se les habla a los bebés llorones.

-Así está mejor.- dijo satisfecha – bueno… quiero ir al salón de belleza.

Oh no.

-Pues ve.

-Quiero que vayas conmigo.

-Phoebs, son las…- hice una pausa para ver el reloj del salpicadero- ocho cuarenta, no hay…

-¡Sí hay!- me interrumpió con entusiasmo- ¡en el centro LA, hay uno 24hrs!

-Phoebe…

-Porfis, porfis, porfis,-me interrumpió de nuevo.- porfis, porfis, porfis, porfis, porfis…

Y bueno, estuvo con sus “porfis” los siguientes 10 minutos en los cuales llegué a su casa.

-…porfis, porfis, porfis…

-¡Cállate de una vez, y sal que te estoy esperando!

-¡YAY!

De repente una melena rubia sale revoloteando de la casa y despues se metió en mi coche.

-¡Holis!- me saludó y me dio un beso en la mejilla.

-Más vale que te dejen muy bella, si no, destrozaré esa linda carita que tienes- le dije con molestia falsa en la voz.

-¿Que “me dejen”? Que nos dejen dirás.- me corrigió.

Oh dios santo.

Preferí no discutir por ahora, poque cuando llegaramos a nuestro destino, yo no dejaría que me tocaran ni un pelo. Y mucho menos mi cara.

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Llegamos al salón LA en 20 minutos, cuando entramos había una cantidad enorme de mujeres esperando a convertirse en máscaras, porque así es como yo veía todo esto. Tanto maquillaje, tantos químicos en el cabello era –para mi- una máscara de algo que tú realmente no eras.

Esperamos alrededor de dos horas a que terminaran de disfrazar a las demás mujeres, dos horas en las que dormí plácidamente en el regazo de mi mejor amiga.