Capítulo II

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Estaba despertándome por los rayos de sol que entraban por mi ventana, me dañaban los ojos así que me tapé con la manta hasta la cara, espera, ¿quién me había tapado? Seguramente fue mi hermano. Decidí mirar la hora para ver si me levantaba o seguía durmiendo, todavía con la manta tapándome la cara, agarro mi móvil encima de mi mesa de noche como puedo, ya que no veía con la manta. Eran las nueve del día, así que decidí levantarme, como cuesta separarse de tu esposa, eh. Pues me pude levantar, me dirigí a la cocina a por un vaso de agua y mi desayuno, ya que tenía mi garganta seca, mientras llegaba a la cocina me estaba estirando y bostezando. Cuando llegué al umbral vi a mi hermano preparando el desayuno, me extrañé, lo solía hacer mi madre, fruncí el ceño. Entonces Louis se da cuenta de mi presencia, se gira y me sonríe mientras yo cojo un vaso y me echo el agua de la jarra, para luego sentarme en una de las sillas mientras bebo del vaso.

—Buenos días, bella durmiente —dice sonriendo mientras sigue haciendo el desayuno.

—Buenos días —río levemente— Ya sabes, mi cama es mi esposa —doy un sorbo a mi vaso— Por cierto, ¿y mamá? ¿No debería estar haciendo ella el desayuno? —pregunté extrañada.

—Fue junto con papá a quitar tu plaza del instituto junto con la de Hana —decía mientras depositaba en la mesa dos vasos de leche y un par de tostadas para cada uno.

—Ahh, claro. Por cierto, Hana va a ir conmigo —digo animadamente—   Desde la una y media estará aquí para quedarse a dormir e irse conmigo mañana —tras decir eso, metí una tostada en el vaso de leche y la mordí.

—Oh, menos mal, me quedo más tranquilo; sé lo que te cuesta hablar con personas desconocidas —dijo para luego dar una mordida a su tostada— Oye, ¿quieres ver la tele? —preguntó mirándome.

—Okay —le contesté.

Se levantó, cogió el mando y encendió la tele mientras se volvía a sentar. Estaba puesto Disney Channel, ¿desde la semana pasada no se enciende la tele? Quiero decir, ese canal estaba porque vino mi primo pequeño y se puso a verla conmigo. Estaba empezando un programa llamado Jessie, era de comedia, me puse verlo pero sin prestarle demasiada atención, me reía de vez en cuando.

—Oye, ¿esta noche podemos ver la última película de miedo que veré? Ya sabes, si no me abrazo a alguien me da miedo... —dije levemente avergonzada mientras giraba la cabeza, ya que     .

—Okay. A las ocho aquí, elige la que más miedo te dé, tienes que aprovechar, ya que la próxima de miedo que veas con un chico no creo que precisamente se pongan a verla —dijo con una sonrisa pícara para luego empezar reírse a carcajadas.

—¡Oye! —dije sonrojada como un tomate y agachando la cabeza.

—¡Tu cara! —se seguía riendo a carcajadas, mientras se agarraba la tripa y se le salían pequeñas lágrimas de tanto reírse; tengo una idea.

—¿Ves eso? —dije señalando a un lugar vacío, mirándole.

—Sí, ¿qué pasa? —dijo mirando hacia donde estaba señalando.

—Es tu gracia, que se te escapó. Ah no, que no hay nada, porque no tienes   —ahora empecé yo a reírme.

—Ja ja ja, muy graciosa. Por cierto, quiero enterarme el mismo día que tengas novio y quiero fotos, ¿entendido? Para saber a quien golpear si te parte el corazón —dijo enseñando "músculo" y diciéndole cosas incoherentes.

—Vale, entiendo —le contesté divertida.

Terminamos de desayunar y recogimos todo, apagamos la tele y yo me dirigí a mi habitación; entre el desayuno y todo ya se habían hecho las diez. Fui al baño a darme un baño relajante, mientras se llenaba la bañera fui poniendo música relajante en mi portátil y cogiendo los jabones que hacían burbujas. Cuando ya estaba dentro de la bañera, sentí mi cuerpo y mente relajarse. No tuve prisa por salir, pero cuando lo hice, ya vestida de calle, volví a mi habitación. Miré la hora, quedaban diez minutos para que llegara Hana, así que me puse a empatar el tiempo. Bajé las escaleras y ahí estaban mis padres hablando sentados sobre sillón de la sala, y me dirigí hacia ellos.

—Hola mamá, papá —dije mientras le daba dos besos a cada uno y sentarme en frente de ellos— Y bueno, ¿ya quitaron mi plaza y la de Hana? —les pregunté.

—Sí. Tania, ¿nos llamarás todos los días para saber cómo estás? —me preguntó Jay, mi madre, mordiéndose levemente el labio.

—Claro, por supuesto —les dije intentando simular una sonrisa; ¿la verdad? Los echaría de menos. A ellos, a mi hermano y a todos.

En ese momento, tocan el timbre. Seguramente es Hana, así que fui a abrir, y efectivamente, era ella.

—Hola, pasa —le dije mientras me apartaba para que pudiera pasar con las maletas, y yo luego poder cerrar la puerta. Le indiqué donde podía dejar las maletas y subimos a mi habitación a hablar sobre todo.

—Bueno —suspiró mientras se sentaba en la cama— ¿Ya está todo confirmado? —preguntó preocupada mientras yo me sentaba al lado de ella.

—Sí, ya está todo confirmado —le contesto con una sonrisa para tranquilizarla.

Entonces encendemos el portátil y nos ponemos a ver vídeos de curiosidades, para matar un poco el tiempo mientras se prepara la comida.

—¡Tania, Hana, a comer! —me gritó mi hermano desde abajo.

—¡Ya vamos! —le dije mientras apagaba el portátil y salía corriendo bajando las escaleras junto con Hana.

Comimos muy tranquilos, hablando sobre cómo iba el grupo de Louis, entre otras cosas. Cuando terminamos, le pregunté a Hana que si quería dar una última vuelta por la ciudad, me contestó que sí y salimos. Estuvimos dando vueltas por donde habíamos tenido más recuerdos, para recordarlos y no olvidarlo, al menos yo, Hana no se acuerda ni del nombre de su calle. Iban pasando las horas sin que nos diéramos cuenta, y al final acabamos en un parque donde había un estanque de patos, amaba los patos.

—Hola patito, y a ti también patito, y no me olvido de ti patito —dije sonriéndole a los patos, las personas que iban pasando por allí me miraban confundidas y Hana me miró con cara de "yo no la conozco" para luego ponerse a silbar mientras miraba para otro lado.

—Hey —llamé su atención— ¿Qué hacemos ahora? A las ocho quedé en casa para ver una película de miedo con mi hermano —hice una pausa para poder mirar mi móvil— Y son las seis, que si llegamos, elegimos película y preparamos las palomitas —dije enumerando con mis dedos y mirando al cielo— Ya se hacen las ocho... ¿Nos vamos ya? —le pregunté a Hana algo impaciente.

—Okay, pero no hables más con patos en mi presencia —se rió y yo junto a ella.

Fuimos caminando tranquilamente a casa. Cuando llegamos, yo me ofrecí a subir a buscar la película que veríamos mientras Hana se quedaba en la sala, que eso significaba que estaría jugando a Pokemon sentada en el sofá como si fuera su casa. Nos conocemos desde infantil, y para mi familia es como otra hija más, aunque psicológicamente me trata como una hija, cosas que pasan. Busqué entre todas las películas una que diera verdaderamente miedo, sino no tenía gracia. Cuando encontré una que parecía lo bastante buena, la cogí y bajé para ponerla al lado de la televisión, para ir a hacer las palomitas mientras esperaba a mi hermano viendo a Hana jugar. Después de cinco minutos las palomitas ya estaban hechas, las fui a coger y mientras llegaba a la sala mi hermano estaba entrando por la puerta.

—Ya está todo listo —le dije a Louis mientras me sentaba con una sonrisa en medio del sofá con las palomitas.

Me pasé toda la película abrazada a mi hermano, después de todo, no sé cuando lo volveré a ver. Cuando terminó la película todos nos fuimos a acostar. Subí junto a Hana, tenía una litera por si venía alguna amiga a quedarse, aunque hasta ahora solo se ha quedado ella. Nos duchamos las dos en mi baño, una antes y otra después. Nos metimos las dos en la litera, bromeamos un poco susurrando para no despertar a los demás hasta que, sin saberlo, nos quedamos profundamente dormidas.

The boarding school (Cameron Boyce) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora