Capitulo I

283 18 19
                                    

- Nena, por favor, por favor, quédate conmigo.

Pide el chico pelirrojo al mismo tiempo que se recarga sobre el vientre de una chica embarazada, quién es llevada en una camilla por otros médicos.

- ¡Erin quédate conmigo! No me dejes. -exclama con lágrimas de frustración-

- Señor, no puede pasar de este límite. -interrumpe un doctor bastante alto y corpulento haciendo que el chico pare en seco mientras su compañera es llevada a emergencias-

- No, no, usted no entiende, mi esposa... Ella... -dice con dificultad-

- Claro que entendemos, haremos todo lo posible porque ella esté bien. -consuela el doctor-

- Esperamos un hijo. -solloza el pelirrojo- Debe asegurarse que ellos estén bien, ambos.

- Señor haremos todo lo posible, sólo espere aquí. -pide aquel hombre-

______________________

- ¿Arte? ¿Tu? ¿Arte? -pregunta mi madre- ¡¿Arte!? -exclama nuevamente para comenzar a reír- Tu no tienes el talento, ni el coraje París. Nunca lo haz tenido.

- Se supone debes apoyarme. -exclamo furiosa- ¿Dónde está la madre que me daba consejos? ¿Qué me apoya después de un mal día en el colegio? ¿Dónde quedó aquella mujer que se suponía debía darme una muestra de cariño?

- Francamente se a ido, igual que la pequeña tu, haz cambiado París. No eres la misma. -responde mi madre al mismo tiempo que desaparece por el pasillo para entrar a su habitación- Recuerda, debes pasar por Tom a las dos en punto.

- El puede venirse sólo, tiene 12 años. -respondo molesta-

- Escúchame bien. -dice saliendo a toda velocidad de su habitación para llegar hasta dónde estoy- Pasarás por tu hermano y te veré aquí.

- No lo haré. -digo levantando mis manos-

- ¿No? -exclama con ese tono de superioridad que supongo les enseñaron a todas las madres en el Instituto "Especialista en el comportamiento de tutoras"-

- No. -respondo retándola. Mi madre se dirige rápidamente a una de las pinturas que había hecho meses antes- ¿Qué haces? -exclamo con tono de preocupación-

Sin mirarme comienza a romper aquella pintura que había sido testigo de cuanto esfuerzo había puesto en ella.

- ¡No! -exclamo a punto de llorar- ¡Basta! ¡Mamá basta! -le pido al mismo tiempo que lágrimas comienzan a recorrer mi rostro- ¡Por favor!

Mi madre al haber terminado con aquella acción me mira expresando un sentimiento de arrepentimiento, como si ella no hubiese sido capaz de controlar su acción.

- París, no.... Cariño lo siento. -dice tratando de acercarse-

- Aléjate de mi. -digo retrocediendo-

- París, nena no se que me paso. -dice tomándome del brazo-

- ¡No me toques! -grito al mismo tiempo que aparto bruscamente mi brazo-

Corro hasta la puerta y antes de salir le dirijo un frío "Te odio" para después cerrar bruscamente ésta y caminar hasta la universidad.

- ¡París! ¡París! -escucho la voz de mi mejor amigo a lo lejos- ¡París!

- Malcom. -susurro para después parar mi acelerado paso-

Malcom, pelirrojo de ojos bastante grandes y verdosos, cuerpo que muestra ejercitación. Bastante atractivo y alto.

The escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora