Capítulo III

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Una semana había transcurrido desde aquel accidente que me privo de la vida de mi madre y de mi hermano.
El velorio había sido ya hace tres días, fue una ceremonia privada sin muchos lamentos, lloraban más por la vida del pequeño Tom que por la de Giselle, mi madre "Era tan joven" decían algunos "Con una vida por delante" complementaban otros. Todos los amigos y conocidos de mi madre se acercaban a mi para brindarme su apoyo, todos a excepción del único familiar que acudió, mi tía, Danielle quién al verme sus ojos se llenaron de ira y cólera "Todo es tu culpa" dijo mirándome cruelmente "Ella dio todo por ti" ¿Dar todo por mi? Por Dios, fue lo único que no hizo, yo fui más una madre para Tom que ella, desde que mi padre se marchó ella quedó devastada, al grado en que su único refugio era en sus antidepresivos, para tratar el estrés, la ansiedad o conciliar el sueño. En el corto plazo le generó aislamiento y un cansancio bastante notorio. Yo era quién hacia todo. Desde hace tiempo Tom y yo ya estábamos acostumbrados a verla sin ánimos y con jaquecas terribles. "Ojalá que quien estuviera en ese ataúd fueras tu y no Giselle" dijo firmemente para después dar media vuelta y marcharse del lugar. Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas, a decir verdad me sorprende que no me ardan, los llantos que e tenido esta última semana han sido más que los que hacia cuando apenas era una pequeña. Malcom la excuso diciendo que era porque estaba triste que decidió decirme eso, que luego volvería a disculparse por lo sucedido. Me gustaría verlo de igual manera, porque se muy bien que eso jamás pasará.

- Si, está bien. -escucho a mi amigo hablando por teléfono- Estaremos ahí. Sin falta. -dice para después colgar su celular y acercarse a mi-

- ¿Quién era? -pregunto-

- Aaron, mi jefe. -dice golpeando levemente su celular con la mano- Quiere conocerte.

- Bien. -digo levantándome del sofá-

- París, debes tener en claro que una vez que entras no hay vuelta atrás.

- Lo tengo claro.

- Lo que te digan lo tienes que hacer, si te piden que jales el gatillo lo haces sin preguntar, si te piden entregar cocaína, o lo que sea lo haces sin interrogar...

- Malcom, lo entiendo, en serio. -rió por lo bajo-

- No quiero que algo te pase, eso es todo. -dice tomando mi mano- Eres mi mejor amiga, casi mi hermana y si algo te llega a pasar jamás podría...

- Nada me pasará. -le interrumpo-

Malcom hace una sonrisa de lado y vuelve a mirarme.

- Arreglate y nos vamos.

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- Bien, según los informes siguen trabajando en el mismo lugar. -dice James entregándole un folder al chico, quién al abrirlo pudo notar que era un expediente en donde el era el protagonista-

- ¡Dios mío! -exclama Will sorprendido una vez que comenzó a ver las fotografías que yacen dentro de este folder color beige- Aún recuerdo cuando las tomaron.

- Tenías 15 años. -dice James tomando asiento delante del chico pelirrojo-

- Vaya. -continuó observándola hasta que una hoja con varios escritos logró llamar su atención- Axl Rose.

- Si. -ríe James- En verdad me sorprendió que aún tuvieras sentido común para usar un sobrenombre y cuidarte la espalda ahí dentro.

- No podía dejar que supieran mi nombre. -menciona con obviedad-

- Y es por eso que me sorprende tanto que Stendhal haya depositado su confianza en ti. -agrega James-

- Un poco de suerte supongo.

The escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora