Malcom cierra la puerta de su departamento, a decir verdad fue bastante honesto conmigo ya que su hogar es verdaderamente un asco.
Lleva ambos manos a su cabeza y tira fuertemente de su cabello para después dar un gran suspiro.
- ¿Quieres algo? -me pregunta-
Sin mirarlo niego con la cabeza y me dirijo al sillón más cercano para sentarme y cruzar mis piernas quedando así en posición de yoga.
- París, necesito que me digas que puedo hacer por ti, por favor. -pide mi amigo sentándose en el suelo frente a mi-
- Pude salvar a Tom. -respondo con dificultad, puesto que cada palabra es más que un nudo en mi garganta- Debía pasar por el, pero.... Yo no quise. -digo comenzando a llorar nuevamente- Todo por mi maldito enojo.
- París no es tu culpa.
- El estaría ahora conmigo. -finalmente hago contacto con esos ojos verdosos- Lo tendría aquí.
Malcom da un largo suspiro.
- No quiero créelo, tengo una pequeña esperanza de verlo cruzar por tu puerta y decirme "París juguemos Halo".
Los ojos de Malcom comienzan a cristalizarse, dejándome ver que la noticia también le es dolorosa.
- ¿Cómo puedo ayudarte? -me toma por el mentón-
- Déjame entrar. -digo con seriedad-
- ¿Qué? -pregunta confundido-
- Sabes a que me refiero. -digo respirando hondo-
- No. -dice rápidamente- Nunca.
- Malcom, puedo ser de gran ayuda.
- París ¡¿Te haz vuelto loca?! -dice poniéndose de pie- El mundo de las drogas es peligroso.
- Lo sé.
- Y si lo sabes ¿Por qué me pides eso?
- No tengo nada. -digo tallando mi nariz- No puedo perder nada. Lo he perdido todo.
- No es cierto. -me mira- Tienes una vida por delante.
- ¿Cómo pagas la universidad? Dime. -respondo retándolo- ¡Dime!
- Con lo que me pagan. -responde con compasión, como si ya supiera a dónde quiero llegar-
- Malcom, yo no tengo como pagarla, y tu sabes muy bien que quiero ser artista.
- ¿Y eso qué? Puedes conseguir otro trabajo.
- Pero ninguno con esa paga.
- París, eres como una hermana para mi. No podría soportar si algo te pasa.
- No me pasará nada. Sólo déjame entrar.
Lleva su mano a su mentón y tras analizar mi rostro por un par de segundos responde un "Está bien"
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- Gracias. En verdad apreció que hayan venido. -dice el chico pelirrojo a las personas que han llegado a lo que parece ser un velorio-
- Lo siento tanto William. -lo mira un chico alto y rubio- Se que se querían mucho.
- Gracias amigo. -exclama este para después abrazar a sus compañero-
- ¿Cómo estás? -pregunta-
- Mal. -responde sin pensarlo dos veces- Iba a ser padre. -agrega con la voz temblorosa- ¿Sabes la emoción que sentí cuando me dijo que esperaba un hijo? Jamás había sentido tanta felicidad.
- ¿Y sus padres?
- No lo saben.
- Will, ¡¿Estás demente?! Tienen que saberlo, Erin es su hija.
- Era. -corrige el chico-
- ¿Todo siguió igual con ellos? -pregunta su amigo-
- Si Chris, nunca le perdonaron que se hubiera casado conmigo.
- ¿A pesar de que saliste de las drogas? -pregunta Chris-
- Nunca pudieron aceptar que yo era el sublíder de "Zona roja" éramos los mejores traficantes.
- William. -se acerca un hombre bastante alto y corpulento de cabello negro y ojos azulados- Lamento tu pérdida.
- Gracias James. -lo mira aquel chico de mirada triste-
- Iré con los demás. -dice Chris, tras dirigir una última mirada de compasión se aleja dejando a William y a James solos-
- ¿Sigues en lo mismo? -pregunta el pelirrojo-
- ¿Narcóticos? Si, sigo ahí.
- Que bien. -responde William al mismo tiempo que recorre el lugar con la mirada notando que más gente a comenzando a llegar- Lamento haberte llamado.
- No hay problema, entiendo por lo que pasas.
- ¿Haz perdido al amor de tu vida al igual que a tu hijo el mismo día?
James simplemente niega con la cabeza mientras mira hacia abajo.
- Entonces es imposible que comprendas como me siento. -dice tomando aire- En fin, no puedo seguir así, Erin era la que trabajaba, ya sabes, nunca quiso que yo volviera a ese mundo y menos cuando te conocí.
- ¿A dónde quieres llegar con eso?
- Quiero volver a ser tu informante.
- Will, ahora no piensas lo que dices. Estas limpio. -dice haciendo un ademan con sus manos-
- Volver a trabajar contigo no significa que me volveré adicto otra vez. -menciona William levantando el tono de voz-
- Sabes que puede influenciarte.
- Te diré esto, te entregare la cabeza de Jim, nunca dejo de tener fé en mi.
- William...
- Vamos James, que mejor que entregarte al líder de Zona Roja.
James abre los ojos como plato, un trato que a decir verdad era bastante conveniente para la estación de policía, todos habían tratado de atrapar la cabeza de Jim Stendhal durante años y jamás lo habían logrado.
- ¿Seguro que quieres esto? -lo mira-
Tras una larga mirada el chico pelirrojo asiente.
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¿Ustedes que creen que pasará después?
Les a hablado Andrea, la que adora al chico zanahoria.
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The escape
Fiksi PenggemarLa genética carga el arma el medio ambiente apunta y la experiencia jala el gatillo. Nunca debemos tomar una decisión en un momento de depresión.