Ver a Williams tiritando por fiebre alta, y envuelto en sudor, era una agonía para Leslie, pero aún así, permaneció a su lado.
Margaret, Fedra, Mildred y Sandra se ocuparon de traer todo lo necesario para limpiar y cauterizar la herida, para que dejase de sangrar. Sandra preparó algunas hierbas, que eran buenas para la cicatrización y las infecciones. Margaret realizó varias cataplasmas, que colocaba sobre la herida, cada cierto tiempo. Además, Fedra hizo una sopa contundente, para que bebiese, pues tenía que reponer fuerzas.
— ¡Alex! quiero que esté aquí, y hablar con él, — grito Williams, con los ojos cerrados. — Qué venga ¡YA!
— ¡¡Por todos los santos!! no te muevas, o se te abrirá la herida — le suplicó Leslie.
— Alex está en la puerta, ahora mismo le hago pasar. — aclaro Mildred, mientras recogía la palangana con las vendas ensangrentadas.
Alex entro a los pocos segundos de haberse marchado todas las mujeres menos Leslie. Se acercó a su hermano con el alma en un puño y tomándole su mano con fuerza lo ánimo para que abriera los ojos.
— ¡Hermano aguanta! saldrás de está, ya lo verás.
— Alex, está muy débil, no debería hacer ningún esfuerzo.
— Leslie, sal de la habitación, tengo que hablar con mi hermano a solas. — Dijo con frialdad, ante el asombro de Álex.
Sus palabras fueron un duro golpe para Leslie, pero estaba tan asustada, e incluso en el fondo se sentía culpable, por haber salido a dar un paseo, que no dijo nada. Simplemente se dio la vuelta y salió de sus aposentos. Casi sin fuerzas, tiro de la manilla de la puerta, pero no llego a cerrarse, por lo que quedo una pequeña rendija. No pensaba quedarse detrás de la puerta, pero no pudo evitar escuchar la conversación.
— Alex si me sucede algo...
— Ni lo mientes hermano, a ti no te pasará nada. Saldrás de está.
— Alex escúchame, debo decirte dónde se guarda la bandera, no me encuentro bien, me siento muy débil. — Apenas se le podía escuchar la voz, susurraba más que hablaba.
— Williams ¡¡¡ BASTAAAA!!! no quiero escucharte así.
— No quiero morir, sin decirte dónde se encuentra, debí habértelo dicho antes pero...
Un fuerte dolor en el costado, interrumpió la conversación. Durante un instante, Leslie estuvo a punto de abrir la puerta y entrar, pero no pudo hacerlo. Comenzó a llorar desconsolada y sus piernas temblaban, apenas podía moverse. Pensar que lo iba a perder, sin haberle dicho que lo amaba y que jamás amaría otro hombre como a él, era demasiado para ella.
— Williams, no dejaré que te mueras, iré a buscarte al mismo infierno, si es preciso. No quiero perder a otro hermano, no lo pienso consentirlo. Eres fuerte ¡¡Lucha!!
— En el cabecero de la cama hay un cajón secreto. Aprieta el sello de nuestro clan y se abrirá. — Alex siguió sus órdenes al pie de la letra, y ante él había una caja de madera. — aprieta en los laterales, notarás cómo salta un resorte, y podrás abrirla, en su interior se encuentra nuestra esperanza, protégela con tu vida. Nuestros antepasados han dado su vida por ella, no vamos a ser menos. Todo lo que nuestro Clan ha conseguido, ha sido gracias a nuestra fe en este pedazo de tela. No dejes que caiga en manos de...
— Williams, ¡¡Se acabo!! no hables más. Se lo que significa para nuestro clan, te prometo y te juro que permanecerá con nosotros y que jamás nadie sabrá dónde se esconde.
— Gracias.
Alex volvió a guardarlo en aquella caja, detrás del cabecero. Permaneció al lado de su hermano, hasta que un soldado llamó su atención, para contarle algo importante.
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Amor Indomable
RomanceWilliams del clan de los McGregor odiaba a muerte a los MacDuggal. No podía perdonarles la humillación que su hermana sufrió por verse despreciada un año después de su matrimonio con Cedric el jefe del clan MacDuggal. Años de guerra terminaran con u...