La carta del Rey lo cambio todo, la angustia que vivió Williams después de su lectura, era indescriptible. Reunió a todos sus hombres los armó hasta los dientes, y los preparo para la guerra. Envío varios emisarios a los clanes cercanos que le habían ofrecido su apoyo los Mckennan y los Stuart. Ambos clanes estaban a unos 3 días de distancia. En cuanto al Ejército del Rey no sabían exactamente a qué distancia podría estar de subjetivo, si aquella carta había llegado hacía 24 horas, quizás no estarían lejos.
El viaje hacia Sherwood que no estaría exento de peligro, debían ser discretos pero cómo esconder un ejército para que los espías de Cedric no lo advirtieran. El factor sorpresa era fundamental, sobre todo peligrando la vida de Leslie.
La carta de desprecio que escribió en contra de Leslie, y que fue entregada, seguramente, a su destinatario, le carcomía las entrañas. Eran palabras muy duras y llenas de odio, ojalá no las hubiera escrito, pero lo hizo, y eso sequedaría en su conciencia, de por vida.
— ¿Si le sucede algo a Leslie? jamás me lo perdonaré. He sido un tonto, un estúpido obcecado en mí orgullo, y no la deje hablar.
— Hermano, no es hora de lamentaciones, es hora de actuar lo antes posible. — le dijo Alex, posando su mano sobre su hombro, mientras sus hombres montaban sus caballos de batalla. — Ya tendrás tiempo de pedir perdón y de enmendar tu error, más adelante.
A mitad de camino, se encontraron con Harold y las noticias que él les trajo, fueron más inquietantes, si cabe. La forma de tratar a Leslie, la imagen de los guerreros de Cedric Mac Duggal, armados, y esperando, al parecer, al jefe del clan McCall. El asesino de su hermano Adam y su sobrino. Le puso a Williams los pelos como escarpias y ardió por dentro, como si estuviera en el mismísimo infierno. La sed de venganza unido al deseo de volver a reencontrarse con Leslie, esa fue la fuerza que espoleó su alma, para llegar 3 días antes de lo previsto en las inmediaciones del Castillo.
Se resguardaron en un frondoso bosque cerca de las montañas, fuera de las rutas más habituales. Así podrían preparar la mejor estrategia, para abordar la fortaleza.
Un par de sombras entre la maleza les advirtieron que no estaban solos. Prepararon una pequeña emboscada, entre cuatro de sus soldados, rodearon aquellos dos hombres.
— Williams, no te parece extraño, que esos dos hombres estén por esta zona. — le comentó su hermano.
— Un poco sí, además, parece que están huyendo, más que rastreando la zona para los McCall.
— Sus kilt no tiene los colores de ese Clan. — remarcó Harold.
Una seña con la mirada, y Williams hizo que sus hombres los apresaran y los amordazaran, para no llamar la atención. Estaban demasiado cerca de Sherwood, y no querían alertas a la guardia de las almenas. Los llevaron al campamento donde Alex y Williams los interrogarian. Cuando les quitaron el saco de las cabezas, fue toda una sorpresa.
— ¿¡Derek!? ¿¡Dylan!? ¿Qué hacéis aquí? — preguntó Williams.
— Lo mismo podemos decir de Vos. — dijo Derek con cara de pocos amigos.
— Acaso no habéis insultado bastante a mi hermana. Qué venís a regodearos... — escupió Dylan indignado.
— Vosotros dos desconoceis muchas cosas, no habléis de lo que no sabéis. — les recrimino Álex. Mientras se acercaba con una daga en la mano.
— Acaso nos vas a matar, por decir la verdad. Mi hermana está sufriendo, y ahora mismo se ha sacrificado por nosotros. — desvelo Dylan para asombro de Williams.
Alex corto las ataduras de ambos hermanos y les ayudo a levantarse. Mientras Williams se abalanzó sobre Dylan tomándolo por los hombros.
— ¿ la habéis visto? ¿Se encuentra bien? ¿Por qué decís que sea sacrificado por vosotros?
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Amor Indomable
RomanceWilliams del clan de los McGregor odiaba a muerte a los MacDuggal. No podía perdonarles la humillación que su hermana sufrió por verse despreciada un año después de su matrimonio con Cedric el jefe del clan MacDuggal. Años de guerra terminaran con u...