4.

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Danielle atravesó la puerta y saludó a un numeroso grupo de colegas a los
que llevaba semanas sin ver. Dónde la rodeaban con el bullicioso sonido de sus palabras.

Mientras en una esquina se encontraba una morocha, ya con el pelo más corto que hace unos meses, aún recordaba como intentaba volver con ese Androide al que tanto amaba, pero ahora era una persona nueva, con una sonrisa que resplandecía, su mejor amiga era feliz. Veía como rechazaba a uno de sus colegas con un ligero rubor en sus mejillas.

Meneó la cabeza y se esforzó por no echarse a reír. Linda estaba atrapada
en un rincón con unos cuantos de sus colegas a su alrededor. La había convencido para que la acompañase, pero un ligero vacío en su interior le invadió.

- Mi quería Danielle - dijo uno de sus colegas, con el pelo color azabache y unos ojos castaños hermosos, el cual llamó la atención de Danielle.

- William... - respondió con una delicada sonrisa, mientras sostenía su copa de vino en la mano, y este le sonreía.

- No puedo permitir verte sola esta noche...

-Pues no lo estoy...

- ¿Algún pretendiente te tiene abandonada?

- Nada de eso... vine con mi guapa amiga- dijo señalandole a su querida amiga.

- Y dime mi querida Danielle, me permites estar a tu lado.

El asombro de Danielle fue tan grande que ni siquiera pudo formular alguna palabra, y eso sacó una sonrisa al hombre que estaba parada en frente de ella.

- Déjame estar a tu lado, no sólo lo que queda de este día, sino lo que resta de mi vida.

Una pequeña sonrisa se le formó en su rostro- Dime William, esta es la quinta, ¿sexta?... oh, - dijo finjiendo estar asombrada- es la décima vez que me lo pides...

- ¿Cuántas veces vas a burlarte de mi?

- ¿Cuántas veces vas a pedirmelo?

- Hasta cansarme...

Dichas esas palabras, la mujer se marchó del lugar, intentando volver a su establecido hogar, olvidando cualquier cosa en esa pequeña celebración.

- Me abandonaste... - replicó la morocha que estaba a su lado, con un hermoso vestido azul.

- Parecía que te divertías- respondió con una sonrisa en su rostro.

- A Michael no iba a gustarle nada que ellos me siguieran ligando.

-Cómo sea... - dijo sacando un vaso de agua.

- Estás devuelta...- aquella voz le llamó de inmediato la atención.

- Ulala... - la voz de su amiga resonaba por la habitación.

- ¿Qué sucede? ¿nunca habías visto un Androide de casa?

- Un... - Linda había abierto los ojos tan grandes como podía, mientras la expresión de Danielle era de burla- no lo creo.

Eso último lo había dicho con seriedad, tanto que la asustó, se acercó hacia él sigilosamente a observarlo.

- Se supone que los Androides tienen un pequeño brillo en sus ojos cada cinco segundos.

- Pues Rhyan no lo tiene...

De pronto se dibujó una pequeña sonrisa en su rostro, puso su oreja en su pecho, oyendo un pequeño bombeo, lo que disimulaba un corazón- Ya veo... es uno de los nuevos, no pensé que los sacarían tan rápido al mercado.

- Lo que sea...

Un pequeño suspiro se produjo en su amiga, y se separó de Rhyan - No... te encariñes...

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