2.

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Danielle se miró en el espejo de pie.

La tela azul marino resaltaba su piel pálida y su pelo oscuro. Un día nuevo para ir al trabajo, estaba con un nuevo caso, uno en el que habían asesinado a una familia entera, sobrevivió la hija de 17 años, la hacían sospechosa por eso. Sería un caso extraño, pero ganaría otra vez, sólo tenía que demostrar que ella no lo había hecho, y se le empezaban a ocurrir varias cosas.

La cara de RH apareció de repente, en el espejo, ella dejó el lápiz labial, y se dio la vuelta, ya era una semana con su nuevo amigo, el cual aprendía rápido, y simplemente él le regaló una sonrisa.

- El desayuno está listo- dijo con una voz suave pero masculina.

- Genial...- al dirigirse al comedor, en el camino vio como su apartamento relucía, todo estaba en su lugar, sonrió de placer.

- ¿Piensa llegar tarde hoy? - como siempre estaba recto, pero con esa elegancia que lo volvía atractivo, Danielle dejó ese pensamiento de lado, sabía que si pensaba eso, iba a romper las reglas.

- Sí... necesito trabajar en el último caso que se me encomendó.

- ¿Necesita que le lleve el almuerzo? - su pregunta le llamó la atención, si bien no almorzaba como se debía, no hacía falta, lo miró con curiosidad.

¿Acaso él se preocupaba por ella? Rió en su interior.

- Oh, no... no hace falta.

- Muy bien...

Una parte de ella tenía gran curiosidad sobre el tema, pero su otra parte sabía que no podía ser. Él era una especie de robot, no era humano. Podía imitar esos rasgos pero no era humano. Pero aún así preguntó.

- ¿Acaso te preocupas por mi?

- Lo hago... - la respuesta que le brindó el joven Androide le había dado un vuelco al corazón, ya que hace mucho tiempo nadie lo había hecho, a excepción de Linda, pero ella es otro caso.

- Eres mi dueña... mi deber es preocuparme por usted, digo por ti...

- Bien... - con algo de decepción, agarró la pequeña maleta que siempre llevaba al trabajo y salió de su apartamento.

El día había transcurrido lentamente, los problemas no faltaban, el caso de la adolescente la estaba consumiendo, ese día no habían llegado a nada. Nunca se había sentido de esa forma. Aún era joven así que le faltaba mucho por vivir.

-¿Estas cansada?

Sacándose los zapatos se recostó en su sofá, blanco cuanto podía.

- Tv. Canal 42- y como si tuviera vida el aparato se encendió, y empezó a hablar, mientras ella solo lo miraba, sin escuchar al joven Androide.

Cuando Danielle se despertó a la mañana siguiente, el malestar del día anterior había desaparecido. El sueño le había servido para descansar de la realidad, de no ser por las pesadillas que tuvo, habría sido un buen descanso. Había tenido varias pesadillas y en todas ellas aparecía su madre, subiendo al techo más alto, y cayendo. Soñaba que su padre chocaba con su coche en ese día lluvioso,  donde su pequeño hermano agonizaba.

Ya era casi mediodía cuando se levantó para comprobar si tenía algún mensaje, por parte de sus colegas, pero no había nada. Estaba en su cama, nada nuevo, desde que su nuevo amigo se encargaba de todo, también de ella obviamente, si se dormía en algún lugar indebido este la trasladaba a su habitación.

Se recostó de nuevo, con la mirada en el techo, estaba en un hogar que le había costado mantener, no por el dinero, por el ambiente, ese ambiente que le había dejado sus padres, un recuerdo muerto, pero aún vivo dentro de ella.

Salió de su habitación.

"¿Qué diablos?", Pensó, su casa no era la misma, había flores, en los jarrones que antes estaban vacíos, la radio de 1990 había desaparecido, los libros, sus preciosos libros, también ya no estaban, corrió hacia el estante, ni siquiera las fotos familiares.

La lámpara de 1958 tampoco estaba, el corazón le latía a mil, un pequeño escalofrío le recorría el cuerpo una y otra vez. ¿Acaso la habían robado?

Las cosas antiguas valian millones en esos días, no le asombraría, pero...¿quién querría llevarse sus fotografías? 

- ¿Te gusta?...- la voz a sus espaldas le causó una especie de escalofríos, pero supo reconocerlo- las fotos las volví digitales, los libros también, no tendrás que preocuparte más, y estas flores nunca se marchitarán por...

- Mis cosas...- la frialdad de sus palabras sonó con un gran eco en el lugar.

- Pues... Las cambie por cosas nuevas- dijo con una sonrisa, mas la mirada de Danielle demostraba furia, una furia que no podía dejar salir, sin embargo la sonrisa del Androide aún se mantenía.

- Tráelos devuelta...

- Pero...

-¡Ahora!- Gritó sin importar nada.

Danielle observaba con disimulo a su robot mayordomo, mientras que este lidiaba con abrir varias cajas, que estaban muy bien aseguradas. Aunque este siempre lucía una apariencia serena y controlada, en esos momentos lucía un rostro decaído y triste. Ella se sintió mal en esos momentos, quería abrazarlo, decirle que ya no importaba, pero lo vio desenvolver esos discos grandes y oscuros, los cuales hicieron un crujido, los había roto.

- Ahh...

El pequeño grito que había lanzado el Androide, la había sacado del trance.

- Yo... lo siento... - se disculpaba por lo bajo- en verdad lo siento...

Verlo tan débil y con la guardia baja, le tocó el corazón, le recordaba a su pequeño hermano cuando había dejado caer jugo de naranja en su ordenador. No pudo ver más esa expresión en su rostro, y lo abrazó por detrás.

- Ya Rhyan...- decía con una voz suave y maternal- Cálmate... ya no importa... Todo estará bien...

- Ama... digo... Danielle... Esto...- de repente se dió cuenta, había estado abrazando a su mayordomo, tan fuerte que ni ella misma se lo creía.

- Lo siento... yo...

Estaba en problemas, ella lo sabía muy bien, y decidió afrontar las consecuencias...  Se alejó cuidadosamente de él, dejándose caer de rodillas en el suelo.

- Anda... haz lo que tengas que hacer...- él tomó su mano cuidadosamente, era frío pero cálido a la vez, sonrió, sonrió como si fuese un humano.

Se puso el dedo índice en la boca y con una sonrisa la miró cálidamente, susurrando - Shhh.... que sea nuestro secreto...

Esas palabras le sorprendieron, pero no dijo nada solo asintió, él se levantó tratando de poner las cosas en su lugar. Danielle se dio cuenta de eso, y sonrió para si misma, era hora de dejar que las cosas avancen.

- Déjalo... - él la miró con curiosidad- Déjalo,  ya no es tan importante, me di cuenta que cada uno de esos recuerdos los tengo en mi mente y corazón, y no hace falta que me aferre a algo material.

- Me gusta... - Ella levanto la mirada- me gusta ese nombre... Rhyan...¿Puedo quedarmelo?

Danielle sonrió, el recuerdo de su hermano pequeño vino a su mente - Puedes...

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