5. Lealtad.

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Albus Jasón Potter se sentía afortunado y radiante por una vez en la vida. Había quedado maravillado totalmente al conocer su sala común y ver el comportamiento de sus compañeros más grandes.

La sala común era un lugar lleno de paz y armonía con sus colores claros, exceptuando la alfombra azul rey que cubría cada esquina del piso. Las cúpulas de mármol blanco que servían como librería.

La biblioteca privada de las águilas era casi tan genial como la de Hogwarts en general, según los cursos mayores quienes se habían mostrado abiertos, cooperativos y amables ante los más pequeños, respondiendo sus preguntas de inmediato.

El pequeño de ojos ámbar se había sentido tan emocionado al notarlo, esperando con ansias comenzar sus estudios. ¡Las clases debían ser tan emocionantes!

La sala común tenía unos cómodos sillones puff para que los estudiantes estuvieran reconfortados, mientras estudiaban y grandes escritorios al final de la habitación, justo al lado de la chimenea, para los trabajos grupales o los equipos de estudio. Mientras que el fuego cálido no era del típico color rojo sino de un azul eléctrico.

Su habitación también era grandiosa, magnifica, aunque la compartía con otros tres estudiantes: Michael Corner, Terry Boot, Anthony Goldstein. Aunque no había tenido que compartir su espacio personal pues la habitación era amplia y delicada.

El pequeño Potter se sentía sencillamente afortunado. Pues a pesar del esfuerzo de su hermano mayor nunca había tenido algo así; una gran cama solo para él, con buena compañía de ser necesario y posibles futuras amistades. Cho y Hermione eran la muestra perfecta al estarle esperando en la puerta para ir a desayunar.

- Buenos días, Rey. - Saludo Cho con una sonrisa tranquila, consiguiendo un sonrojo del tierno Albus.

- Cho, Hermi. - Saludo sin tanta galanura. Él no podía hacer eso, le parecía muy vergonzoso y por ello no lograba entender el encanto de Harry. El jamás se avergonzaba por ser tan amable.

- ¿Listo para nuestro primer desayuno en Hogwarts? Unos chicos de segundo año se han ofrecido a acompañarnos hoy para evitar perdernos. Han sido geniales. - Dijo la castaña en ese modo mecánico y sabiondo que usaba cuando sabía algo que tú no, aunque claro, estando entre Ravenclaw este no resaltaba.

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El mediano de los hermanos Potter se sentía más feliz que nunca antes en su vida. Todo era tan asombroso en Gryffindor. ¡Tan asombroso! que lograba entender porque sus padres habían sido tan felices y radiantes como McGonagall los describía.

Sus compañeros de habitación eran todos unos personajes.

Ron Weasley era divertido y ocurrente.

Seamus Finnigan era explosivo y tan fanático del Quidditch como Ron.

Dean Tomas era un poco más tranquilo y observador pero cada vez que se atrevía a hablar tan solo conseguía hacerlos morir de risa.

Y por último estaba Neville Longbottom quien era tímido y reservado pero tan distraído que era gracioso observarle.

El resto de sus compañeros de casa se habían mostrado carismáticos y amables. ¡Todos sonreían siempre al verle! ¡ERA GENIAL!

Inclusive, en su primera noche, había logrado aprender un par de juegos de mesa mágico, por mano de Ron, los gemelos, Dean y Seamus, aunque Neville se había mantenido a raya para molestia del ojiazul.

Tres Potter, un Elegido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora