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Harry Potter, nuestro Potter favorito había sido citado a la oficina del director después de la cena, sin tener idea de lo que el anciano quería con él. Según la serie de sueños que había estado teniendo los últimos días el de verdad debía mantenerse lo más lejos posible del director, pues este solo buscaba el bien egoísta de unos cuantos.
Se había cumplido la semana exigida por el Potter menor, acompañado por uno de los prefectos de su casa y además el jefe de la misma.
- Buenas noches, mi muchacho, pasa adelante. Siéntete como en tu casa. - Le había saludado el "bonachón" anciano con una radiante sonrisa en los labios y sus brillantes ojos azules, resplandeciendo bajo los lentes de media luna pero el chico no se había tragado el cuento pues sabía que el culpable de todo el sufrimiento en Privet Drive y su mugrosa alacena era el hombre que ahora le sonreía como el más venerable de los abuelos.
- Buenas noches, profesor Dumbledore. El profesor Snape me ha dicho que necesitaba verme en su oficina. ¿Ha sucedido algo con mis hermanos? ¿E hecho yo algo malo? Supongo que debe ser una situación en específico. Le aseguro que si alguno de nosotros hizo algo malo no teníamos idea de que lo era. - Menciono tan políticamente correcto, justo como el protocolo indicaba, ignorando la puerta que se había abierto tras el dándole paso a Marcus Flint y Severus Snape.
El primero, capitán del equipo de Quidditch, prefecto de Slytherin y el más alto en la jerarquía actual de su casa, además claro de ser el culpable del estado del Potter. Él se encontraba impresionado por la perfecta actuación inocente pero racional del ojiverde.
El segundo, con su mirada analítica observaba la interacción del chico y de su jefe sin tener muy en claro cuál de los dos llevaba la ventaja. Dumbledore era la persona más inteligente y manipuladora que el había conocido en la vida pero lamentablemente para el Harry Potter fácilmente era un genio y estaba seguro que con un poco de esfuerzo, tal vez, estaría a su nivel en un par de años.
- Así es mi muchacho... ¿No preferirías hablar a solas conmigo? Entiendo que has estado implicado en una serie de incidentes, esta semana y tanto tu prefecto como tu jefe de casa han llegado a socorrerte en tus explicaciones. - Le tendió una simbólica bandera blanca que Marcus creyó que tomaría pues al final de la frase el tono de Dumbledore había cambiado. Los había señalado a él y a Snape como la amenaza.
Harry por su parte bien podría lavarse las manos en ese momento. Decir que Marcus era el culpable de su fortuna en Slytherin. El Potter tenía el poder de hacer que le expulsaran, confirmo el prefecto mentalmente, tragando seco.
Y entonces Snape lo supo.
Flint era el culpable. ¡Y lo pagaría! Vaya que lo pagaría.
¿Por qué Severus quería vengar el daño hecho a Potter mayor? Ni él lo sabía.
Tal vez se debía a que su preocupación aquella semana había sobrepasado los límites.
O si era el cariño que le había tomado al endemoniado y lindo mocoso al compartir el verano con él.
Y solo Dios sabía si se trataba tan solo de su firme creencia de ser el, la única persona con el derecho hacerle daño al niño.
Pero en ese momento poco le importaba cual era la razón para vengarse, cualquiera de las razones anteriores eran más que suficientes para él. Flint lo pagaría con sangre.
- ¿Implicado? Señor. Yo diría, arrastrado. Si le soy sincero, a pesar de la vergüenza que me carcome, soy demasiado torpe en el aspecto psicomotriz, más aun cuando me acabo de despertar y encontré con extrema facilidad que las mazmorras son tan resbalosas y húmedas que mi cara no puede evitar terminar en el suelo o algo igual de agresivo hacia mi persona. La primera vez Draco me encontró una hora después del impacto... para mi desgracia ha tenido que molestar a Marcus por mi torpeza. - Señalo a su agresor de manera tan natural que el prefecto de Slytherin podría haberse creído la historia. Tal vez se habían equivocado con él. Tal vez le daría una oportunidad. - Al final él tampoco pudo hacer mucho por mí así que han terminado yendo por el Profesor Snape. Se ha armado todo este revuelo por nada, tan solo porque entre mi ceguera y mi torpeza no soy capaz de poner un pie delante del otro sin encontrarme con un obstáculo en el medio. - Se encogió restándole importancia y los ojos azules del anciano frente a él se volvieron más fríos. Era como si Dumbledore quisiera obligarle a decir la verdad aunque no tenía idea de que su persuasión no funcionaria. Nadie tenía más voluntad que Harry, Nadie tenía más carácter que la magia del chico y esta rechazaría siempre los hechizos compulsivos que según veía el anciano comenzaría a lanzarle.

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Tres Potter, un Elegido.
FanfictionHarry Cepheus Potter James Ignotus Potter Albus Jason Potter. 3 pequeños niños nacidos a la mitad de la guerra, sus padres: James y Lily Potter, muertos a manos de Lord Voldemort, un asesino despiadado, debido a una profecía. Uno de los tres es el e...