7
- ¿Cómo está? - oyó una voz grave.
- Débil. Muy débil. Pero sobrevivirá. - dijo una voz masculina.
- ¡Por Nugh! ¡Está irreconocible! Parece una transformación a medias. Mírale las orejas...y el pelo. Plateado. Tenía el pelo más negro que ala de cuervo y ahora... Que herida más horrible en el cuello... ya me encargo yo de curarla pero quedara cicatriz.
- La vendamos lo mejor que pudimos. Era necesario para parar la hemorragia. - una tercera voz, esta vez de mujer.
- No lo dudo e hicisteis bien. ¿Cuánto ha pasado desde el Cambio? ¿Ha tomado sangre?
- No llegó a realizar el Cambio, Howell. No creemos que sea necesario... ni siquiera le han crecido los colmillos.
- Necios. Más vale prevenir. Ya le daré algo de mi sangre. ¿De qué color tiene los ojos?
- No se los hemos podido ver aún...
- Parece consciente... creo que abre los ojos... ¡Cielos santos! Está ardiendo de fiebre.Damyck entornó los ojos. ¿Estaba muerto? No estaba muy seguro. No sentía nada. Ni frío ni calor. Ni siquiera dolor. Lo agradecía. No veía muy bien...todo era borroso pero alcanzó a ver la figura de quienes hablaban. Largo...un hombre grande con una poderosa barba canosa y una chica...Kyra... ¿Ese era su nombre?
- No te fuerces. - dijo el hombre corpulento - has perdido mucha sangre. Déjame ver tus ojos...grises...cómo temía...es buena señal al menos...Volvió la cabeza hacia el lago. Había un gran ciprés en medio que parecía saludarle...
8
Notó la cálida luz del Sol acariciándole el rostro. Y era estupendo. Notó el aire que entraba por la ventana revolverle el pelo. Olió el cordero que en algún lugar no muy lejano alguien estaba asando. Y se sintió vivo. Y eso le gustaba. Había pasado mucho tiempo. No sabía cuánto. Había estado no sabía cuánto tiempo en un estado de seminconsciencia, entre la vida y la muerte. Todas las fuerzas le habían abandonado. Y casi todos los sentidos también. De las cosas que podía captar con los sentidos que le quedaban nada le importaba. Todo le daba igual. Pero ya no.
Tenía una toalla húmeda en la cara. Era agradable pero le impedía ver dónde estaba. Con cuidado se movió un poco y se llevó la mano a la cara. Poder moverse con libertad era todo un lujo. Se quitó la toalla con cuidado, entrecerrando los ojos para no quemarse con el Sol.- Me alegra verte de vuelta
Sus ojos se acostumbraban a la claridad. Estaba en una modesta habitación más bien pequeña. Solo había una cama una silla con escritorio y un arcón. La cama no era la más cómoda en la que se había tumbado pero en esos momentos le parecía una nube. La luz anaranjada de la tarde se filtraba tenue por la ventana y por ella llegaba también el aroma a cordero.
En la silla, en un rincón donde los rayos del Sol no alcanzaban, estaba sentado Largo, con un ejemplar de "Momentum" en la mano. Le sonrió sinceramente y dejó el libro en la mesa para colocarse a su lado, evitando siempre el Sol.- ¿Qué...? ¿Cuánto...? ¿Dónde...? - alcanzó a decir. La mandíbula le dolía al articular las palabras y la boca la tenía excesivamente seca.
- Un par de semanas. Ahora estamos en la granja de un viejo amigo mío. Hasta que se calmen las cosas. Se armó una buena en Merragh...
- Agua...
- Por supuesto, perdona - lleno un vaso con agua de una jarra que había en el escritorio y se lo acercó
- Gracias... En el castillo... ¿Qué pasó?
- Eso puedo explicarlo yo - la puerta se abrió y por ella apareció una muchacha rubia cubierta con una capucha
- ¡Tú! ¡Existes!
- Claro que existo, pero te debo una explicación.
- Te recuerdo, eres Kyra. La hija del molinero. Solíamos jugar juntos de pequeños. Luego nos separamos y años más tarde me entere... me enteré de tu muerte...
- No llegué a morir. Yo salía con Largo cuando el Doctor Morruggel le obligó a hacer el Cambio. Largo fue uno de los primeros "voluntarios" de aquel psicópata. Él nunca hubiera accedido de no ser porque me capturaron como rehén. Largo aceptó a realizar el proceso a cambio de mi liberación, pero Morruggel no es alguien en quién puedas confiar. Me abandonó a mi suerte en el bosque, malherida y medio muerta y le contó a Largo que uno de los carceleros me había matado por error, haciendo así que saciase su sed de sangre con él.
- Pero no llegué a creérmelo. Después de días buscándola la acabé encontrando, agazapada en una cueva casi sin aliento. E hice lo único que se me ocurrió en aquel momento para salvarla.
- Me mordió. Me dio la inmortalidad.
- Yo no quería... no quería maldecirla tal y como yo estaba pero no encontré otra solución.
- Y así fue como descubrimos la gran mentira de Morruggel, cuando realicé el Cambio sin dolor alguno y de manera rápida.
- Cuando un Chupasangres muerde a un humano y lo deja con vida, esté se convierte sí o sí. No hay margen de error. Los dolores, el sufrimiento y el riesgo de muerte venían cuando el buen Doctor te suministraba ese brebaje para "protegerte".
- Morruggel lo único que buscaba era aumentar la fuerza de los que se transformaban. Buscaba un brebaje capaz de hacerlos más fuertes pero con unos efectos secundarios irremediables. No podíamos permitirlo, así que trazamos un plan.
"Los vampiros son más susceptibles a la magia más oscura y a la vez muy resistentes a ella. Me entrené mucho para esto, se me daba bien. La gente me daba por muerta así que podía dedicar todo mi tiempo a aprender. Me infiltraría y acabaría con Morruggel y sus experimentos, si yo no existo, yo no soy responsable y nadie lo es.
- Esa noche... el frío en la espalda... la hoguera, la voz... Eras tú... - murmuró Damyck
- Elegimos ese día. Consideraba que ya estaba preparada, sólo necesitaba un huésped y fuiste tú. Te pido perdón por no habértelo contado, pero no sabíamos cómo habrías reaccionado y acabar con Morruggel era vital.
- Te metiste... te metiste dentro de mí.
- Dentro de un humano el Doctor sería incapaz de detectarme. Te elegí a ti, para poder salvarte.
- ¡Me cortaste el cuello! - gritó Damyck tocándose la venda de la yugular. Aún notaba como palpitaba.
- Entraste en shock. - intervino Largo. - Ibas a morir. La herida coaguló y el veneno fluía por tus venas. Al cortarte causó una hemorragia y ayudo a extraer el veneno. Te salvó la vida.Damyck se quedó un momento en silencio mirándose las palmas de las manos. Estaban más pálidas de lo normal, nada raro había perdido mucha sangre. Pero entonces cayó en la cuenta. Se agarró un mechón de pelo y lo miró. Plateado. Sintió el sol en su cuerpo, no quemaba, era agradable. ¿Que era él ahora?
- ¿Que... que soy? ¿En qué me he convertido?
- No lo sabemos exactamente. - Kyra le acarició la frente - creemos que eres un híbrido. Tu corazón palpita, muy lentamente pero palpita y no te quemas en exposición directa con el Sol. Pero tus rasgos...estas cambiado, sin duda. Es posible que hayas adquirido alguna cualidad de nuestra especie.
- ¿Qué pasó con el resto? - Damyck seguía mirándose las palmas.
- Come-hierba murió durante el Cambio. Morruggel y sus ayudantes ardieron con el laboratorio. Trevon...- Largo se detuvo - murió también. Quisimos sacarlo de ahí pero decidió morir junto con el Doctor. De Berry no sabemos nada, quizá consiguiera escapar.
- Había un hombre - recordó - frente al ciprés, en Bar'Sahaad. Howun... Howil... creo que le llamasteis.Kyra y Largo se miraron entre ellos un momento. Interrogativamente.
- No había nadie ahí - dijo Kyra al cabo
- Has sufrido unas fiebres muy altas. Debiste soñarlo.Damyck no acababa de creérselo pero no insistió. Estaba agotado. Agotado y cansado de oírles. Kyra, su amiga a quién consideraba muerta y Largo, su mejor amigo en el cuerpo le habían engañado. Se sentía utilizado. Necesitaba descansar y olvidarse de todo por un tiempo. Adaptarse a su nuevo yo. Disfrutar del Sol y el viento. Alejarse del mundo.
Entendía por qué lo habían hecho, y una parte de sí mismo se alegraba que el Cambio obligatorio fuese a cesar pero no podía obviar que había sido no más que una marioneta en todo eso. Y que casi lo perdía todo. Pero a su vez, le habían salvado la vida. De no ser por ellos, el Cambio le habría matado. Quería perdonarles, estar con ellos y celebrar el regreso de su amiga entre los vivos. Pero no podía. No estaba preparado. Aún.
Se tumbó de nuevo y se colocó la toalla, casi seca en la frente de nuevo, tapándole los ojos.
- Largaos - dijo secamente mientras su mente se proyectaba hacía otro lado. Hacía un ciprés que bailaba al son del viento.*****************************************************
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Historias de otra Era
Fantasy"En un mundo tan grande como el nuestro, parece imposible llegar a conocer a quienes te rodean, aún así, un día te darás cuenta de lo cerca que estuviste de todos ellos. Y lo poco que los conoces." H. Historias de otra Era es un conjunto de relat...