Cocoon -Paraíso Unipersonal- (Saint Seiya)

Capítulo 5

Cocoon

~Paraíso Unipersonal~

-Capítulo 5-

Disclaimer: Los personajes son propiedad de sus respectivos autores. No busco un fin comercial al usarlos, si no satisfacer un fin meramente ocioso.

Mientras barría los pedacitos de porcelana que habían quedado esparcidos en su alfombra, Mu no podía evitar sentirse alarmado por la situación que había presenciado en su casa. ¿Realmente Nanako había tirado aquel adorno? Él bien sabía que ella no era alguien torpe y menos que menos alguien sacrificado por los demás al punto de defender a otra persona, por lo que le costaba trabajo creerle... ¿Qué había pasado en su casa? El Caballero de Aries solamente había salido por unos pocos minutos pues tenía que hablar algunas cuestiones con su amigo Aldebarán, pero no lo había encontrado en su casa por lo que volvió rápido al primer Templo. En aquel lapso, que a su criterio fue lo suficientemente corto, Aioros había aparecido de la nada en su casa, ¿por qué estaba tan compungido? Mu lo había notado realmente angustiado y estresado... Claramente ella algo tenía que ver con eso, si es que no era la razón en sí misma.

A pesar de que él no solía hablar con el Caballero de Capricornio creía que en ese momento podría ser el único que despeje sus dudas, era el mejor amigo de Aioros y algo debería saber. Una vez que terminó de limpiar todo guardó la escoba y la palita, y procedió a sentarse en el sillón, relajándose, dejando su mente en blanco. Su cosmos se encendió, aumentando de tamaño considerablemente: debía comunicarse con el capricorniano.

—Shura...

En el templo de Capricornio, Shura se encontraba sentado en el baño, leyendo el diario concentrado. Sintió que Mu lo llamaba pero decidió ignorarlo ya que estaba lo suficientemente ocupado con sus necesidades fisiológicas.

—Shura...— insistió Aries. —Sé que me escuchas.

El español frunció el ceño considerablemente, todavía con los ojos en el diario.

—Sí, te escucho Mu. — le respondió con un dejo de odio, arrastrando las palabras. —Estoy ocupado ahora, después hablamos.

—Ah, qué alegría saber que te encuentras de buen ánimo. — habló Mu antes de que Shura apagase su cosmos para cortar la comunicación.

—Mu... te dije que luego hablamos. — el sarcasmo del ariano lo había irritado aún más.

—Será rápido Shura, un minuto y no te molesto más.

—Estoy en el baño...— le dijo molesto Shura, girando los ojos hacia arriba aunque el ariano no podía verlo. — ¿Es necesario que sea más específico?

—Necesito hablar contigo, ¿será que podré ir a visitarte hoy? — le pregunto Mu, aguantando una risita.

—Sí, sí, ven cuando tú quieras, ¿ahora podemos cortar? — Shura se estaba conteniendo y se notaba en su voz.

—Gracias Shura, a la noche iré para que podamos ha-...

El capricorniano había terminado la conversación repentinamente, sin dejarlo terminar la frase. Mu sabía que él y Shura no eran tan cercanos por lo que apreciaba la buena predisposición que había tenido al tolerar su llamado en aquel momento tan particular.

Aquella noche un Mu agradecido se encontraba entrando a la casa de Capricornio con una botella de vino, sorprendido por el agradable aroma que emanaba de la cocina.