Cap. 3

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FRAN


Jueves, 11 de marzo de 2004.

Piso de estudiantes (Alcalá de Henares) 07:45h.

El teléfono no para de sonar. No paran de llegar mensajes, todos ellos preguntando por David. Pero no soy capaz de responder a ninguno de ellos. En las noticias apenas ofrecen información, todo es demasiado reciente, confuso.

Me tiemblan las manos, y mi voz parece haber desaparecido.

«Si lo hubiese entretenido un poco más...».

Parece que se trata de un atentado terrorista, cuya autoría aún se basa en conjeturas y suposiciones.

Intento convencerme de que quizás David no llegara a tiempo, o de que, con suerte, su tren aún no había llegado a la estación. Consigo calmarme y llamar a un taxi, el servicio de cercanías ha quedado suspendido.


Alrededores de Madrid, interior del taxi 027 (Madrid) 08:35h.

El atasco generado es kilométrico, aunque no me encuentro a más de 30 minutos a pie de la estación, quizás 15 si voy corriendo. De todas formas, el taxi no podrá acercarme mucho más a la estación. Las inmediaciones se encuentran cortadas al tráfico y, probablemente, también al acceso los viandantes.


Inmediaciones de la Estación de Atocha (Madrid) 08:55h.

El cordón policial se extiende a lo largo de un kilómetro a la redonda de la estación. Consigo abrirme paso entre el centenar de personas que se aglomeran ante los policías, y distingo, muy a lo lejos, las ambulancias, los militares, el humo, las camillas, las lonas doradas –que no presagian nada bueno–, e incluso la expresión de horror de los que se encuentran más cerca del desastre.


Inmediaciones de la Estación de Atocha (Madrid) 09:45h.

El cordón policial se mantiene. El tapón comienza a descongestionarse, los familiares siguen las indicaciones de las fuerzas de seguridad, que los dirijen al polideportivo de Daoíz, donde podrán consultar la lista de heridos y fallecidos que ya han sido identificados.


Polideportivo Daoíz (Madrid) 10:25h.

La cola de familiares y amigos que se encuentran a la espera de conocer la lista de heridos y fallecidos se extiende a lo largo de varias calles. La cifra de muertos se ha estimado en torno a 120, mientras que se calculan unos 2000 heridos. No puedo evitar pensar que, quizás, David o Sofía se encuentran entre esas 120 personas.

No muy lejos del polideportivo, así como en otros puntos de la ciudad, que se encuentra consternada ante lo acahecído, se han instalado varios puntos de donación de sangre, tras el llamamiento de la Consejera de Sanidad.


Viernes, 12 de marzo de 2004.

Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid) 17:00h.

David sigue inconsciente, ajeno a las explosiones simultáneas y posteriores que se produjeron en otros puntos de la ciudad. Ajeno a las fatales consecuencias de estos ataques.

«Inconsciente, pero vivo», me recuerdo.

–Tu amigo no podrá volver a caminar, tiene paralizado el cuerpo de cintura para abajo –dice el doctor–. Así mismo, es muy probable que le haga falta terapia para superar lo acontecido.

–Pobre chico –murmura la enfermera, a su lado.    

Jueves. (Javier Becerril)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora