Capitulo 32

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La operación duraba dos a tres horas, la enfermera salia cada 20 minutos maso menos y nos daba un diagnostico de como iba todo adentro. Comenzaron a las 12.30. Seguramente vamos a salir a la tarde. 

-Que raro

-¿Que pasa? -Dije

-Hay policía en la puerta -Dijo Alejandro

Mire hacia la puerta y dos policías entraron y fueron directamente a la recepción. Deje de prestarles atención. La puerta principal se abrió dejándome ver a un hombre vestido de naranja, con esposas, custodiado por otros dos policías. Me puse de pie lentamente sin dejar de mirar al hombre de la entrada. El me reconoció enseguida. Me quedo mirando fijamente.

-¿Usted es pariente de el señor Claudio Damers? 

-Ale se puso de pie- ¿Que pasa? 

-Papa... -Dije entre lagrimas

Me acerque rápidamente a el y me quedo mirando fijamente a los ojos. El no decía nada. Uno de los oficiales le quito las esposas y el se masaje un poco las muñecas. 

-¿que haces aquí?

-Lissa me llamo ayer a la noche. Me dijo que iban a operarla y me dejaron venir

-Llorando- Papa..

-Hola nena 

Me lance en sus brazos y terminamos en un enorme y emotivo abrazo. No veía a mi papa hacia semanas y menos con lo que le habia pasado a Lissa la semana pasada. Nos acercamos a Alejandro y a la familia de Diamela, la chica donante. Los cuatro oficiales no se despegaban de el. Mi papa se sentó a mi lado y comenzamos hablar de muchas cosas

-Me acaricio el rostro- 

-Es lindo que estés aquí, papa

-Se que hice las cosas mal, Adelia, juro que si pudiera volver atrás lo haría, para poder arreglar las cosas que hice mal

-Deja de decir esas cosas -Dije llorando de nuevo- 

-Solo quiero que ustedes estén bien -Dijo y me acaricio de nuevo-

-Sonriendo- Gracias por venir

-Sabes.. me haces acordar mucho a tu madre cuando era joven

-A veces.. me gustaría que ella este aquí también

Me apoye en su hombro y con la otra mano tomaba fuerte la mano de Alejandro. Las horas iban a pasar lento, pero era cuestion de seguir esperando. Me quede dormida sobre el hombro de papa cuando la puerta de donde Lissa estaba, se abrio, dejandome ver al doctor. Nos pusimos de pie todos 

-¿Y? -Dijo Alejandro-

-¿Como esta mi hija, doctor?

-La operacion fue muy dificil. El corazon de Lissa era casi nada

-Asustada-

-¿Y como esta? 

Mi nombre es VùXta TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora