PRÓLOGO

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El chico se agarró la cabeza con fuerza tirándose de los pelos mientras todo lo sucedido volvía a su mente. Gritó con agonía arrancándose mechones de pelo hasta que sintió como alguien lo agarraba de los brazos para inmovilizarlo.

-- ¡Tranquilo! ¡Tranquilizate! ¡Susan dame más anestesia!

El chico seguía gritando a todo pulmón intentando zafarse del agarre. Quería huir, huir de todo. Los recuerdos lo acribillaban hundiéndolo en un pozo negro que no lo dejaba ver la realidad.

Seguía en aquella pequeña habitación rodeado de cadáveres y con aquel hombre de macabra sonrisa y navaja punzante en la mano. Su hermano, sus amigos, los chicos que lo habían acompañado durante esos largos años... ¿Donde estaban?

Y poco a poco empezó a perder la conciencia, empezó a perderse a si mismo, con sus amigos, con su hermano, con ese hombre que no dejaba de atormentarlo... Y con todo ello también se fue su voz. Todo desapareció al instante.

Dejó de gritar para no emitir más sonido. De su mente desapareció todo rastro de memoria, pero consigo se llevó el sonido de sus palabras.

Palabras sin sonido (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora