El Silencio visual

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El Silencio visual

Besé el cielo

con mis desnudos sueños

y sonreí.

Uno, dos, tres,

habían pasado los años

y aún era primavera

en mi estación del norte.

El sol seguía abrazando

aquellos ojos verdes,

desgastados ya,

marchitos, sin  luz,

que se colaban por las vías silenciosas

y jugaban con las locomotoras viejas

vestidas aún con vistosos colores.

Uno, dos, tres,

había comenzado mi viaje sin retorno,

una ida sin vuelta

hacia el silencio visual y las sombras.

Mi cuerpo subió al tren

y se fue

sin poder mirar atrás…

Mis ojos se quedaron allí,

en aquella estación del norte

jugando una y otra vez

al juego del arco iris:

amarillo, naranja, rojo, verde,

azul, añil y violeta…

Uno, dos, tres,

la luz desapareció en la lejanía

y se llevó consigo todos mis colores.

Uno, dos tres,

besé el sueño

con mi desnuda realidad

y sonreí,

Uno, dos, tres,

aún me quedaban los cuatro sentidos...

Uno, dos, tres,

cuatro...

Y la vida.

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