Capitulo 5

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Por fin se llegó el gran día, era todo un acontecimiento, desde que el narcotráfico existe, las fiestas son todo un símbolo de estatus, lujo, derroche y poder. Por supuesto que la emperatriz no iba a escatimar en gastos, quería lo mejor para su retoño. Este tipo de fiestas ya era todo un fenómeno formando parte de la cultura popular mexicana. Un cumpleaños, un bautizo o simplemente la llegada de algún cargamento era un buen pretexto para festejar por varios días. Los lugares elegidos eran hoteles de los más lujosos de la zona los cuales mandaban cerrar solo para ellos, o también haciendas que alguna vez pertenecieron a la alcurnia local, o simplemente algún rancho propiedad del narcotraficante, en esas fiestas hay armas, botellas del whisky más fino y la compañía de personajes de la política, el cine, la televisión, y la música de moda, todos ellos comprados por el narco.

Todos estaban presentes desde los Wong-Chang, como también los brazos fuertes armados junto con el licenciado Blaine Anderson, y sus más cercanos colaboradores, Brittany como toda madre orgullosa no perdía oportunidad de exhibir a su retoño, el cual se miraba feliz como cualquier niño de su edad que festeja su cumpleaños.

Quinn desde cierta distancia observaba con orgullo como Brittany se desvivía por su pequeño, que más le podía pedir a la vida, tenía con ella a sus dos más grandes amores, a estas alturas nada ni nadie empeñaría su felicidad.

Parejas en la pista, bailaban a ritmo de los corridos de movimiento alterado, mientras otros charlaban amenamente con copas del mejor vino de la región, y los más típicos se encontraban en la barra tomando un tarro de cerveza. Gabriel a todo momento trato de estar lo más cerca posible de la emperatriz y su familia, pero por más que lo intento, los más allegados a ella se lo impedían.

Las horas pasaban rápido y el alcohol comenzaba hacer efecto en todos los invitados. De pronto Salvador hiso señas a dos pistoleros para que tomaran del brazo a Gabriel y lo llevaran a un lugar más privado.

Cuando él los vio acercarse no pudo dejar de sentir un poco de miedo, pensó que tal vez ya lo habían descubierto. Esa acción a su pareja la desconcertó un poco que no dudo en preguntar hacia donde se lo llevaban.

Lejos de la fiesta Salvador y sus hombres esperaban impacientes. Gabriel trato de disimular el temor que sintió al verlos ahí con armas en manos dispuestos a todo.

Dagoberto: ¡Valla hasta que traen al güey este! ¡Quiero que esto acabe rápido porque quiero estar presente cuando el principito parta el pastel cabrones!

Salvador: ¡Bueno vamos a darle con todo, que empiece esto pues!

Gabriel ve como dos hombres encapuchados traían consigo a una mujer tapada de la boca, ojos y con las manos atadas, la cual se miraba algo asustada, no podía ocultar su nerviosismo.

La mujer era de aspecto robusto, morena y de baja estatura no muy joven, si acaso tenía unos 30 años. La colocaron de frente a ellos parada a una pared. Salvador se acercó a una mesita de centro y saco su cartera donde traía un globito de cocaína, la esparció por la mesa y se preparó dos líneas.

Dagoberto: ¿¡Ya vas a empezar con tus chingaderas!?-al parecer no le gustaba que su compañero utilizara drogas.

Salvador: ¡Es para aguantar cabron, que no vez que vamos a durar un buen rato con esta vieja!! ¡Me caga que tengamos que trabajar cuando hay fiesta!

Dagoberto: ¡Ni modo pariente, son ordenes de arriba! ¡Y tu pendejo acércate no te quedes nomas viendo!!-refiriéndose a Gabriel.

Gabriel: ¿¡De que se trata esto!?

Salvador: ¡Pues que te vamos a dar el privilegio de que veas lo que hacemos con las ratas como esta!

Dagoberto: ¡Que empiece pues el desmadre! -Tomando una cámara de grabar.

La Emperatriz del Virus .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora