Michael Scofield es un hombre desesperado en un situación desesperada. Su hermano Lincoln Burrows, condenado a la pena capital está a la espera de ser ejecutado. A pesar de todas las evidencias, Michael cree en su inocencia, por lo que decide robar...
Por fín dejé de notar la aguja penetrar el último rincón de mi brazo sin tatuar, sentí un alivio al pensar que por fin ya estaba acabado. Miré a Sid quien sonreía fijándose en el duro trabajo que tan bien parecía haber quedado.
-Deja que se vea bien. -Me dijo incorporándose
-Eres una artista Sid. -Le sonreí
-No me digas que te vas a largar - Hizo una breve pausa en la que suspiro y continuó hablando - y no voy a verlo nunca más.
-Es lo más seguro, sí.
-La primera vez la gente suele hacerse algo mas... pequeño "Amor" Las letras iniciales de su chica... pero... tú no, te has echo el torso entero en un par de meses -Dijo mirándome de arriba a bajo. - Se tarda años en pintar todo eso.
-No tengo tanto tiempo, ojalá lo tuviera.
Cuando acabamos aquella charla, me fui directamente a mi apartamento, tenía que deshacerme de todas las pruebas e investigaciones que he estado haciendo e iniciar el plan de una vez por todas.
Cogí todos los folios, periódicos, papeles de juicios de Lincoln y un montón de fotos y mapas los metí a una trituradora de papel, donde los folios quedaban en tiras muy finitas casi imposible de volver a reconstruir todas las piezas.
Me dirigí a mi ordenador y arranqué, cortando los cables, el disco duro, me acerqué al balcón y bajo había un lago, lo cogí y lo lancé con mucha fuera para que llegara todo lo lejos posible. Entré de nuevo y lo ví todo limpio, sin papeles y sin nada, s i implemente un escritorio y lo que quedaba del ordenador.
Abrí un cajón y saque dos pistolas, me aseguré que tuvieran balas y me fui directo al banco, a dar el siguiente paso.
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Apunté al techo y disparé, como era de esperar, todas las personas empezaron a gritar y a tirarse al suelo. Realmente, no les iba ha hacer daño, yo venia a lo que quería, nada mas y nada menos, sin causar daño alguno.
-La caja -Le dije a la pobre mujer que había delante de mi - Ábrala.
-No puedo, el director no está aquí. -Se exculpó con cautela.
-¿Dónde está?
-Comiendo en el Castillo Blanco...
-¿En el castillo blanco? -Sonreí
-Si, es su sitio de comida rápida, venden esas hamburguesas cuadradas. -Intentó explicarme la mujer
-Ya sé lo que és. -Levanté el arma y volví a disparar, una y dos veces. - No estoy para bromas -Volví a apuntarle- Abrala.
-Señor, ya tiene medio millón en efectivo no cree que sería mejor... -No puedo acabar su frase ya que las sirenas de Policía empezaron a sonar por todas partes. Y yo, por supuesto, sonreí, todo estaba saliendo bien.
-Le habla la policía, está rodeado.
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