Allen

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En este patio decidí acercarme mas a Charles, y le propuse jugar conmigo a las damas en una mesa de piedra.

-Siempre te anticipas a todos mis movimientos , eres un buen estratega chico... -Dijo mirando las piezas sin saber hacia donde moverse.

-¿Alguna vez piensas en Boston?

-Claro -Me respondió acariciando al pequeño acompañantes que llevaba siempre con el.

-¿Volverás algún día? 

-Tengo 60 años -Movió una pieza -Y 60 más de condena. ¿Tu que crees?

-Yo voy a ir pronto. -Le dije seguro de mi mismo.

-Pronto aquí es relativo...¿Que quieres decir? -No se si se dió cuenta de que me refería a la fuga o no, pero de todos modos, le mire a los ojos fijamente y sin rodeos hablé.

-Lo que estás pensando. -Se quedó callado y rió para comenzar a hablar esta vez el.

-Llevas tres días dentro y ya estás planeando fugarte. -Reí - Se te pasará, siempre se pasa. -Refiriéndose a la ilusión de salir mediante una fuga. - Es más jodido lo que se planea en éste momento. -Dirigió su mirada a un grupo de presos que habían a metros de nosotros que estaban metiendo bulla entre blancos y negro. -Llevo tiempo aquí y veo venir estas cosas, la calma antes de la tempestad, habrá pelea entre negros y blancos, todo el mundo elegirá un bando, y muchos acabarán en la enfermería.

Todas esas peleas de blancos y negros me parecían una absurda idiotez, a mi no me preocupaba el color de una persona, y realmente no entendía bien el por que del racismo, cada uno era como era, y el color de piel no se puede cambiar. -Y ¿Hay algún motivo? -Le pregunté

-El mismo del por que los perros no pueden vivir con los gatos.- Asentí con la cabeza. -Se llevan mal.

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Podía notar el ambiente que había en el pabellón, los presos estaban haciendo ejercicio en sus celdas seguramente preparándose para la pelea que me dijo Charles que iba a haber. Aproveché que mi compañero de celda y el resto de presos estaban distraídos para intentar avanzar con el plan.  Sentado en mi cama, cogí un cristal roto de lo que supuse que era un espejo y me lo puse debajo de mi antebrazo, dejándome ver parte del tatuaje en la que habían tres cosas escritas. "11121147", justo debajo de este ponía "ALLEN" y justo debajo de éste "SCHWEITZER" 

 "11121147", justo debajo de este ponía "ALLEN" y justo debajo de éste "SCHWEITZER" 

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Intentaba pensar, pero la voz de Sucre cantando me distraía.

-Hay mamita, cuanto te quiero, cuanto te adoro, hay mamita. -Tatareaba.¿Por que estába tan contento? Traté de ignorarlo y cogí una libreta y un bolígrafo para escribir las respuestas ahí, y así poder trabajar mejor en ello. Apunté 'Schuweitzer, Allen y 1121147' lo mismo que ponía en el tatuaje. Sucre de repente se calló e hizo un mohin.

-¿Que pasa? -Pregunté cortante, ya que no me estaba dejando concentrarme. 

-No funsiona la sisterna. -Dijo el puertoriqueño.

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