¡Corramos!
Lejos de los diamantes,
De las ciudades
(Eternas conservadoras de ruinas), De las dentaduras cochebombas.
¡Corramos!
Dejémonos acariciar suavemente.
El Sol
Infla sus cachetes Cuando alumbra
A los desconocidos.
¡Corramos!
Antes que el Hada-madrina Busque atardeceres
En la cabeza del ajo,
Donde ser cenicienta se hace Cada vez más costoso.
¡Corramos!
Burlémonos de los bufones, Dibujemos en sus caras
Garabatos monocromáticos. Aún así, los reyezuelos Imbéciles, desfilan
Ante su séquito harapiento.