"Paseata por Limbo (Parte IV)"

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El anciano, en su locura,

Entendió que me encontraba perdido.

«Regresarás cuando yo lo quiera» 

Pronunció, y dejó caer al Sol

Por una ventana que daba hacia ningún lugar.


16

Esa noche (o ese día), resignado 

A quedarme en tan extraño lugar, 

Me acosté sobre el valle donde 

Habitan los dioses que crecen

En la copa de los árboles.


y 17

De pronto desperté y cuando abrí los ojos 

Todo me era extraño, hasta el alma 

Encerrada en ese raro y maravilloso lugar. 

Comprendí así el regalo de los espejos: 

Ahora ya no somos varios, sino muchos.

Enrique ExtravaganciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora