Capítulo 34

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Abrí despacio la puerta de la habitación. No sabía con qué iba a encontrarme allí. Con ella, obviamente, pero no estaba segura de cómo estaban las cosas entre nosotras. Me puse nerviosa al punto de sentir los latidos de mi corazón retumbando en los oídos.

-¡Hola! - chilló con un hilo de voz al verme.

-Hola rubiecita, ¿te parece que esta es manera de llamar la atención? Podrías haberme escrito si tanto me extrañabas.- bromeé para romper mi tensión, logrando que riera.

Me acerqué a la cama y pasé un dedo por su mejilla. Ella cerró los ojos al sentir el tacto. Verla así, tan vulnerable, con golpes y raspones por todos lados, me partió el corazón. El lado derecho de su rostro estaba bastante lastimado, con un corte en la ceja y el labio partido. Imaginé que en ese lugar habría impactado contra el pavimento. Sentí dolor por ella. Pero al menos podía estar tranquila de que la tendría conmigo por mucho tiempo más.

-A que estoy hermosa así, ¿eh? - pregunto con la voz algo ronca. Era increíble cómo podía conservar su sentido del humor incluso en esa situación de mierda.

-La verdad, te ves horrible. - seguí la broma. Ambas reímos bajito.

Se puso seria después de unos segundos. Hizo señas de que me sentara en el borde de la cama y lo hice. Entonces tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos. Por Dios, no me esperaba eso. La sensación fue magnífica, aunque en realidad lo que yo quería era abrazarla.

-Estoy muy asustada Alex...- susurró mientras se le llenaban los ojos de lágrimas de golpe.- Y confundida. No entiendo bien qué sucedió.

-Calma Piper, no te esfuerces ahora. Debes descansar y dejar que los analgésicos te alivien todos esos magullones, ¿sí?

Ella solo asintió, con la vista fija en nuestros dedos entrelazados. Acaricié el dorso de su mano con mi pulgar, disfrutando de la suavidad de su piel, intentando darle ánimo.

-Gracias por estar aquí conmigo.- dijo mirándome otra vez a los ojos.

-No podría estar en ningún otro sitio ahora, Pipes.

Nos quedamos viendo a la cara, en silencio, un largo rato. Las dos teníamos los ojos inundados. Parecía que cada una evaluaba a la otra, intentando adivinarnos las emociones, los pensamientos, hasta que ella dio un tironcito suave de mi mano y al fin me incliné para abrazarla, haciendo mi mayor esfuerzo por no causarle más dolor con mi peso. Eso era lo primero que yo hubiera querido hacer, echarme encima de ella y abrazarla con fuerza. Todo lo sucedido en los últimos días era lo que me había hecho dudar. No sabía cómo estaba Piper con eso. Pero sentir sus brazos alrededor de mi cuello me daba la certeza de que ella también me había extrañado.

-Quiero que te quedes conmigo esta noche.- susurró sin soltarme.

-Creo que tu hermana tiene más derecho que yo a quedarse Pipes... O tu madre, que está en camino.

-Shhh, yo soy la afectada, yo puedo elegir a quién quiero conmigo. Además estoy bien, Roxanne puede irse. Y para ser sincera, no sé qué tantas ganas tenga de ver a mi madre.

-De acuerdo.- dije soltándola para volver a nuestra posición anterior- Cuando ella llegue vemos qué hacemos.

Volvió a tomarme de la mano y puso cara de perrito mojado. Me dio risa, pero a la vez me produjo unas terribles ganas de atrapar esos labios trompudos entre los míos y besarla hasta dejarla sin aliento. Aun así, golpeada y lastimada, con el cabello algo enmarañado, era preciosa. Obviamente no iba a besarla. No después de lo que había sucedido la última vez. Pero creo que hasta ella se percató de mi deseo contenido.

El resto de mi vida [Vauseman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora