Capítulo 38

2.5K 176 30
                                    

                Hubiera podido pasar el resto de mi vida prendida de sus labios, pero nuestros pulmones reclamaron oxígeno y tuvimos que apartarnos un poco. Abrí los ojos despacio, para volver a encontrarme con esa mirada que me enloquecía. Nuestras enormes sonrisas fueron inmediatas. No sé a quién se le ocurrió decir que cuando uno está enamorado siente mariposas en el estómago, pero seguro fue alguien que nunca experimentó lo que yo con Piper. Así, con mi frente contra la suya y nuestras narices rozándose, hablar de mariposas era quedarme corta. Sentía que tenía un zoológico completo saltando en mi interior. Acaricié su mejilla con ternura, y al volver la vista a sus labios no pude evitar atacarlos con otro beso.

-No tienes idea de cuánto deseaba volver a besarte, Al.- susurró cuando nos separamos.

-Y yo a ti. Te quiero, bonita.

                Piper abrió los ojos con sorpresa, mientras su sonrisa parecía querer escapársele del rostro. Acto seguido se levantó de la cama y comenzó a reírse con ganas, dando saltitos y chillando mientras movía los brazos en señal de victoria.

-¿Qué te sucede?- pregunté riendo también, pero con el ceño fruncido y siguiendo sus movimientos con la vista.

-¿Que qué me sucede? Sucede que quiero a la mujer más hermosa, inteligente y sexy del planeta y ella también me quiere a mí, ¿no te parece razón suficiente para reaccionar así? ¡No sabes el miedo que tenía de decírtelo!

-¿Por qué te daba miedo?- dije acercándome a ella, que había frenado su eufórica celebración en medio del cuarto.

-¿Cómo no iba a darme miedo? No sé qué hubiera hecho si me rechazabas, en serio. Creo que me hubiera muerto de la pena.

-¿En verdad creías que existía la posibilidad de que no te correspondiera? ¡No tienes idea de todo lo que provocas en mí!

                Me aproximé aún más, y la tomé por las caderas, para pegarla contra mí de forma delicada.

-¿Ah sí? ¿Y que provoco?- preguntó, cambiando su tono a uno casi sensual.

-Me provocas ganas de besarte a cada segundo.

-¿Y qué esperas para hacerlo?

                Con una mano tomé su rostro, mientras con el brazo contrario rodeé completamente su cintura, y uní nuestros labios una vez más. Algo estalló dentro de mí. Como fuegos artificiales en Año Nuevo. Sentí chispas por todo mi ser. Ella colocó sus brazos alrededor de mi cuello, y profundizó el beso demostrándome cuánto había deseado que estuviéramos así. Perdí totalmente la noción del tiempo y el espacio teniéndola entre mis brazos, al punto de que casi me da un infarto cuando oí el pomo de la puerta girando. No separamos instintivamente, el terror era evidente en el rostro de Piper. Pero para nuestra fortuna, sólo era el médico. Ambas suspiramos aliviadas. Debimos haber sido más cuidadosas, quién sabe qué hubiera pasado si en lugar del doctor, hubiera sido Carol o alguien más quién entraba.

-Señoritas…- comenzó a hablar el tipo algo incómodo, pero sonriendo, al notar la situación que acababa de interrumpir.- Vengo con buenas noticias. Pero veo que por acá los ánimos ya están mejor, ¿no?

                Nos dirigió una mirada cómplice y ambas reímos con alivio.

-Demasiado.- respondió Pipes.

-Bien, en ese caso, lo que vengo a decirles les va a completar el día. Señorita Chapman, los últimos estudios han salido bien, así que no veo motivos para que siga internada. En un rato firmo el alta y usted ya va a poder retirarse.

El resto de mi vida [Vauseman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora