Suficiente.

198 10 0
                                    

Yo era una chica, una chica que se mantenía en su asiento intentando recrear ese hábito de una poesía automática.

Ahora somos unos chicos acabados, sin sentimientos. Sin un tipo de resentimiento. 

Todo ha acabado bien, ¿no es así? 

Entonces no tiene porqué doler, porqué no hay sentimiento alguno que me haga presentir y resolver lo que está pasando ahora mismo por todo mi cuerpo, por todas estas cicatrices que se hayan dentro. 

No existen, se fueron, se fueron hace tiempo. Una batalla sin más ha yacido en mi cuerpo.

Debí haber aprendido de ti, estoy haciéndolo ahora mismo pues, estoy siguiendo las palabras que habías mencionado hacer en mí, un pequeño cambio permitió tener esta seguridad que ahora todo el mundo está viendo y es en mí.

La poesía, mucho menos la filosofía fueron creadas en momentos de guerra.

Sólo estoy expresando mi perspectiva y la forma en la qué todo el mundo está haciéndome volver mis ánimos de vivir.

Escribo por mí. 

Escribo porqué me gusta. 

Escribo porqué yo vivo de ello. 

Ahora mismo somos flores muertas, no puedo esperar para qué el dueño del jardín un día tenga piedad sobre nosotros y nos vuelva a hacer sentir infinitos, infinitos cómo ese río que todo el mundo guardaba en sus pequeños recuerdos, recuerdos que ahora pierdo, de acuerdo, no hay rencor, ni mucho menos resentimiento. 

Estamos acabados, no tenemos sentimientos, no hay resentimiento. 

Ellos juntaron su valentía, su valentía que era una manía, pero no iban a necesitar después de que me sintiera vacía.

Entonces, todos comenzaron a contar. 

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9... 

10.

Mi muerte ahora mismo es un recuerdo, un recuerdo sin sentimiento. 

Viene tan cerca, no sé sí debería dejarme ir o sostenerme aquí.

No hay melodía en mí.

Hice una diferencia a todas las personas que me dejaron entrar en su vida, cómo si de un legado de alto grado me llamaran.

Todos los qué me dijeron qué debía levantarme están en otro lado, están todos muertos.

Por favor, enséñame a decir a esto adiós.


Brindemos por otro asqueroso año.

La muerte no discrimina, entre los pecadores y los santos, ella arrebata, arrebata, arrebata. 

El mundo fue demasiado grande para mí.





PoesíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora